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La lluvia caía sin descanso, convirtiendo las calles en ríos de agua grisácea. El eco del sonido que generaba una nube al romperse retumbaba en la distancia, y el callejón en el que yacía Jaekyung estaba cubierto por un manto oscuro y sombrío. El dolor punzante en su hombro parecía interminable, una mezcla de ardor y presión que lo atravesaba desde el centro de su espalda hasta el extremo de su brazo.

— ¡Argh...! ¡Carajo! — gruñó Jaekyung del dolor.

El mundo estaba envuelto en una niebla espesa y distorsionada, mientre arrastraba por el suelo frío y húmedo, sus movimientos torpes y doloridos. La herida en su hombro izquierdo sangraba profusamente, el color rojo mezclándose con el agua de lluvia que corría a su alrededor. Su visión era borrosa, y la lluvia caía en cortinas interminables, apenas dejando pasar la luz de las luces distantes.

Su respiración se volvía cada vez más errática, el dolor iba intensificándose con cada inhalación.  Jaekyung luchaba por mantener los ojos abiertos. 

En medio de su sufrimiento, un sonido familiar se hacía cada vez más cercano: el sonido de una ambulancia, sus sirenas lorgraban ensordecer un poco el potente sonido de la lluvia con una desesperada urgencia. A medida que la oscuridad lo envolvía, el rostro de Dan apareció en su mente, una imagen de preocupación y cuidado en medio del caos.

— K-K-Kim... Kim Dan...

El nombre salía de sus labios en un susurro desesperado, un último anhelo de salvación antes de que el mundo se volviera completamente negro. Lo último que logró visualizar antes de que todo se pusiese oscuro fue la imagen de Dan, las luces de emergencia de la ambulancia, mezclado con el resplandor, el frío de la lluvia y el tumulto de su propio dolor.

Finalmente, el sueño se desvaneció en una maraña de luz y sonido, y Jaekyung despertó de golpe.

Sus ojos se abrieron de par en par, y se encontró en su habitación, donde la luz del día apenas comenzaba a filtrarse a través de las cortinas. Su respiración estaba agitada.

Miró a su alrededor, todavía se encontraba parcialmente desorientado por el sueño. El cielo afuera estaba nublado, pero parecía que la lluvia intensa de su sueño no se materializaría, solo pronosticaban una llovizna ligera para el día. Un suspiro de alivio escapó de sus labios mientras trataba de despejar los restos de la pesadilla.

— Dios... Se sintió demasiado real

Jaekyung giró la cabeza hacia el reloj de la mesita de noche, dándose cuenta de lo tarde que era. Un sentimiento de urgencia se apoderó de él. se estaba quedando sin tiempo para poder llegar puntual a la sesión con Dan, la primera de la última semana del cuarto mes de la primera fase de su plan de recuperación. Se levantó rápidamente de la cama, sus movimientos llenos de prisa y determinación. Tenía media hora para tomar el tren a Richmond y llegar al centro.

Jaekyung se movía de un lado a otro en su casa, buscando entre sus ropas para encontrar algo apropiado para su sesión con Dan. Había recuperado gran parte de la movilidad en su hombro gracias a las sesiones de fisioterapia, y, sin embargo, la intensidad del dolor que había sentido en su sueño parecía tan vívida que no podía ignorarla.

Mientras rebuscaba entre toda su ropa deportiva, ya teniendo el traje de baño puesto, sus ojos se encontraron con el espejo del vestidor. Decidió detenerse un momento, el cansancio de la noche y la ansiedad del día se mezclaban en su mente. Se acercó al espejo, mirándose de cerca. Su figura reflejada era un testimonio de la recuperación que había logrado, su torso musculoso y la firmeza en su postura evidenciaban el progreso.

Jaekyung levantó el brazo izquierdo lentamente, evaluando cómo se movía. Aunque había un pequeño tirón ocasional, el dolor era apenas perceptible. Sin embargo, la sensación de dolor agudo y punzante del sueño parecía seguir presente en su mente. Sin pensarlo mucho, deslizó su mano sobre el hombro afectado, tocándolo suavemente.

El contacto con su piel era tibio y calmante. No había el dolor punzante que había sentido en su sueño. El hombro, al ser tocado, no mostraba señales del dolor que lo había atormentado en la pesadilla. Solo sentía la textura de los músculos y la piel que se había recuperado, sintiendo la diferencia significativa con las noches de angustia y sufrimiento. Podía sentir la cicatriz de las dos cirugías sobre su piel y la tinta del tatuaje de dragón en su hombro.

Jaekyung dejó escapar un suspiro de alivio. Las sesiones con Dan habían sido efectivas, y la realidad ahora le ofrecía un alivio tangible. Las sesiones no solo habían mejorado su movilidad, sino que también habían brindado un consuelo emocional que parecía ir más allá de lo físico.

Se alejó del espejo, notando gratitud hacia Dan y el progreso logrado siguiendo su guía. Después de aquello, continuó buscando su ropa, listo para enfrentar el día y la sesión que le esperaba, sabiendo que cada paso hacia adelante era una victoria en su camino hacia la completa recuperación.

Se vistió con rapidez, el roce de las telas en su piel recordándole la transición abrupta de su sueño a la realidad. Cada prenda se colocaba con un sentido de urgencia, sus movimientos tan precisos como frenéticos. Una vez vestido, salió de su habitación con un propósito claro, bajando de su habitación, tomando algo para comer en el camino.

La estación estaba a una distancia corta de su casa, y Jaekyung se apresuró por las calles, el aire fresco de la mañana despertándolo del todo. A medida que avanzaba, se enfocó en el objetivo de la jornada: su sesión con Dan, un momento que esperaba con ansias para continuar con su rehabilitación y avanzar en su proceso de recuperación.

Jaekyung llegó al andén de la estación justo cuando se anunciaba que el tren estaba a nada de salir. Corrió esquivando ágilmente a otros transeúntes, logrando subir justo a tiempo, la puerta se cerró detrás de él con un leve chirrido.

Se dejó caer en un asiento junto a la ventana, recuperando el aliento mientras el tren comenzaba su trayecto.

La vista de Liverpool se desvaneció lentamente, dando paso a los campos verdes y a los pueblos pintorescos del campo inglés. El tren se movía con un ritmo constante, y Jaekyung sintió una mezcla de tranquilidad y nostalgia mientras observaba cómo el paisaje cambiaba de una ciudad vibrante a una escena más tranquila y pastoral.

Jaekyung sacó su teléfono y comenzó a revisar sus listas de reproducción, dejando reproducir la musica por sus audífonos, y sacando algo de su comida para el camino, no le gustaba comer mucho antes de meterse al agua...

Mientras el tren se iba acercando más a Richmond, una canción que había escuchado con Dan en el viaje de ida a Portsmouth empezó a sonar: Yesterday. La melodía suave y melancólica comenzó a sonar en sus auriculares, llenando el espacio alrededor de Jaekyung con una sensación de familiaridad y paz.

El peleador se dejó llevar por la música. Miró el campo que se extendía más allá de la ventana, los colores cambiantes del atardecer reflejándose en los campos y los árboles, el cielo tornándose de un naranja cálido.

Se sintió en paz, sabiendo que la distancia que recorría para llegar a Richmond no solo era física, sino también simbólica. Era un viaje hacia una nueva etapa, hacia un futuro incierto pero lleno de esperanza. La canción seguía sonando, sus letras resonando en su mente mientras pensaba en Dan, en el progreso que habían hecho juntos y en el futuro que les esperaba.

El viaje en tren se convirtió en una oportunidad para reflexionar, para recordar el pasado y para mirar hacia adelante. Jaekyung se permitió una sonrisa leve, disfrutando del momento de calma mientras el tren continuaba su ruta, llevándolo de Liverpool a Richmond y a un nuevo capítulo en su vida.

[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO II (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora