Aquel baño de recepción era pequeño pero lujoso. El cuerpo de Novak había quedado inmovilizado entre la pared y el cuerpo de Simone incapaz de responder, no solo por la sorpresa de aquel gesto, si no y principalmente porque tenerla tan cerca comenzó a despertar esa respuesta traicionera que tenía su cuerpo cuando la veía, cuando recordaba lo que había imaginado.-Así que por eso tenías tanta culpa.- Simone fue la primera en hablar, no quería perder el tiempo, necesitaba ser clara y obtener su silencio.
Pero Novak no respondió, parecía concentrado en otra cosa, ni siquiera se animaba a mirarla a los ojos.
-No te preocupes, no tengo nada que decir de todos modos, ¿supongo que vos tampoco?- le preguntó llevando su mano con pausa hasta la hebilla de ese cinturón ancho y anticuado que él había escogido utilizar, logrando que él por fin se moviera.
-No, no ,esperá, ¿Qué estás haciendo?- le preguntó tomando las pequeñas manos de Simone entre las suyas para alzarlas hasta colocarlas entre sus rostros.
-No pueden saber que tengo otro trabajo.- le confesó ella alzando un poco su mentón como si necesitara de esa fingida arrogancia que siempre intentaba camuflar lo que en verdad pensaba.
Entonces Novak entrecerró un poco sus ojos y arrugó sus labios. Él no iba a decirle a nadie que tenía otro trabajo, le ofendía que así lo creyera.
-¿Y querías hacerme el amor en este diminuto baño para que no hable?- le preguntó anonadado.
Pero lejos de ofenderse Simone emitió una carcajada y Novak la liberó confundido.
-En primer lugar, yo no le hago el amor a nadie.- le dijo relajando sus hombros como si el hecho de explicarlo ya fuera absurdo.
-Segundo, el único que me miraba como si quisiera desnudarme eras vos.- le dijo con tono de reproche deslizando su mano sobre la tela del vestido donde su pechos se dibujan de manera sugerente.
-Y tercero...- dijo haciendo una pausa en la que intentó estudiar su reacción.
Era algo nuevo lo que le pasaba, lo había arrastrado para convencerlo, lo había intentado buscar para hacer lo único que creía que sabía hacer y ahora necesitaba que aceptara. Necesitaba confirmar que era como todos los hombres que conocía, porque esa era la única manera de continuar con su vida.
-¿Si no haces el amor que es lo que haces en ese club?- le preguntó él sin quitar sus ojos de los de ella.
-Creí que eras un hombre grande, no tengo que explicarte lo que hago. Ahora ¿Vas a delatarme o no? Puedo compensarte por tu silencio, al fin y al cabo ya me pagaste.- le dijo altanera y provocadora, volviendo a bajar sus manos hasta aquel pantalón que ya no podía disimular la reacción que Novak había tenido.
-Espera, esperá.- volvió a decirle, apelando a todo su autocontrol para no dejar que su cuerpo gobierne sus acciones y nuevamente tomó sus manos para colocarlas justo delante de su labios.
-No necesitas hacer esto.- le dijo cerrando sus ojos para que su cuerpo recuperara la compostura.
-No voy a delatarte.- agregó y eso iba a ser todo, pensaba irse, salir de aquel baño en el que el espejo se había comenzado a empañar y regresar a su solitaria vida. Pero ella habló.
-¿Y por qué no lo harías?- le preguntó incrédula, no conocía a nadie que no hiciera las cosas para obtener un beneficio personal y necesitaba que él no fuera la excepción.
Novak suspiró y su aliento acarició las manos de los dos unidas
-Porque, aunque las circunstancias que nos llevaron a conocernos indiquen lo contrario, soy un buen hombre. Y te juró que lo de esa noche tiene una explicación. - le dijo justo cuando una mueca parecida a una sonrisa asomaba a sus labios.
SImone no quería verlo, no quería que esa sonrisa luciera bien, no quería que sus dedos alrededor de sus manos no se sintieran como una opresión. No quería que fuera dulce ni compasivo.
-No necesito ninguna explicación.- le dijo con sus labios apretados, estaba enojada, estaba enojada porque no había logrado controlarlo, ella sabía lo que los hombres buscaban ¿por qué con él no funcionaba?
-Dejame demostrarte que no soy como todos los hombres que conoces.- le propuso con una valentía que incluso lo sorprendió.
Entonces ella lo miró confundida, ¿qué era lo que quería en realidad?
La conexión de sus ojos era electrizante, se estudiaban, se desafiaban, se provocaban sin moverse y ella sintió que él aflojaba sus manos y comenzaba a acariciarla. Entonces cerró sus ojos y acercó sus labios, lo había logrado, lo había llevado a ese lugar en el que se movía segura, había conseguido seducirlo para terminar con el asunto.
Separó sus labios con sensualidad esperando su lengua, de seguró la devoraría con esa desesperación que mostraban los hombres que llevaban mucho tiempo sin sexo, estaba dispuesta a recibirlo, y incluso creyó que lo llevaría al final en pocos minutos con tan solo tocarlo.
Pero la pausa se volvió extensa y esos labios no llegaron a ser tocados.
-Ya te dije que así no.- oyó, otra vez su voz se había vuelto firme y grave, atravesándola sin condiciones.
Novak la miraba con decisión, tenía los labios unidos e incluso sintió el momento exacto en el que tragaba saliva, como si necesitara contener un deseo poderoso.
-No voy a hablar. Pero me gustaría verte en otro lugar.- le dijo liberando todo el aire de sus pulmones.
SImone no sabía que decir, no entendía lo que estaba ocurriendo y eso la estaba volviendo loca.
El feliz cumpleaños se oyó ruidoso afuera y Novak decidió que era el momento de dar por finalizada la conversación, no porque quisiera irse de su lado, sino porque no se creía capaz de sostener su papel mucho tiempo más.
-Yo te busco.- fueron sus últimas palabras para luego destrabar la puerta y salir de aquel baño con prisa.
SImone demoró un poco más en salir, se lavó la cara e incluso golpeó un poco sus mejillas, no le gustaba perder el control, no le gustaba lo inesperado. En su vida todo era oscuridad, pero la oscuridad que conocía. No entendía lo que buscaba Novak, no quería creer que era distinto, no quería creer que existía algo más.
Entonces por fin salió y se aferró a su papel de maestra educada y silenciosa. Y cuando vio a aquella mujer tocando el brazo de Novak con posesión, mientras él alzaba a su hija Mila, supo que no se había equivocado, podía intentar mostrarse diferente, pero al final, eran todos iguales
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Arráncame el amor
RomanceSimone es una víctima de un pasado demasiado injusto. Cuando su madre la abandonó en manos del dueño de un club nocturno, no tuvo más opción que crecer en ese mundo y adaptarse. Sus días son casi calcados, con algunos más oscuros que otros, hasta qu...