Las siguientes tardes se convirtieron en el momento favorito de Simone. No quería aceptarlo, no quería que esa sensación se volviera necesaria, pero cada vez que veía a Novak apoyado en aquel portal de la esquina del jardín, sus labios se curvaban involuntarios hacia arriba.Le causaba gracia la forma en que había intentado cambiar su vestuario, si bien los jeans que usaba parecían de un corte más moderno, sus remeras bordeaban lo hilarante. Había comenzado a escoger remeras de superhéroes y animé que lejos de quitarle años, lo hacían ver absurdo. Pero sin querer herir sus sentimientos, cada día le quitaba un año a los cuarenta para intentar insinuarle que se veía más joven.
No se había animado a preguntar por su familia, ni a él ni a Mila, no quería saber su realidad, no podía pensar que regresaba cada noche a una mesa con platos costos y ambiente familiar, no podía creer que ella era solo una distracción, una obra de caridad o algo parecido. Él parecía sincero, parecía hablarle con genuino interés y si bien aquel primer día la había abrazado, ningún contacto físico se había repetido. Y eso no hubiera sido un problema, si no fuera por el hecho de que ella comenzaba a extrañarlo.
-No sé de dónde sacaste la idea de que usar remeras infantiles te quitarían más años.- le dijo divertida al verlo y sin pensarlo se acercó para depositar un beso espontáneo en su mejilla, pero lejos de sentirse espontáneo los dejo a los dos desestabilizados.
Novak quiso disimular su sorpresa, pero aquel contacto lo había llevado a recordar su cuerpo, ese que ella le había enseñado sin vergüenza la primera vez que la había visto, sus pechos se dibujaron en su mente y sus movimientos en aquella estructura metálica le confirmaron lo que sería capaz de hacer Pero no podía, él no estaba con ella por eso, aún no sabía muy bien porque estaba con ella a decir verdad, y sin embargo estaba seguro de que no quería dejar de hacerlo.
-¿Cuántos años crees que tengo hoy?- le preguntó para subsanar su reacción a un simple beso.
Entonces fue ella la que buscó un respiro. Ella podía manejar su cuerpo sin problema, era capaz de dar placer sin sentirlo, de exponerse, de besar dejando su alma de lado, de rozar y entregarse y sin embargo, ese beso, esa mirada sobre sus labios al alejarse y ese contacto de su piel la había llevado a sentir de nuevo, a sentir ese remolino en su estómago, esa sensación de anticipación que ya su mente se había encargado de avivar con imágenes de él tomando su mano, o pasando su brazo por sus hombros o incluso riendo con esa carcajada que podría reproducir sin necesidad de volver a oír.
-mmm.. Podría decir que 38, pero también podría decir que le robaste la ropa a tu hijo de 13.- dijo divertida y él imitó su sonrisa mientras negaba con su cabeza.
-Estoy muy perdido con esto de los looks, ¿qué es lo que me hace ver tan mayor?- le preguntó con sinceridad mientras comenzaba a caminar y él buscaba algo en su mochila.
Simone sonrió y continuó en silencio, no sabía qué decirle, si por ella fuera no cambiaría nada, pero no podía confesarlo.
Llegaron a la barranca y Novak le entregó un nuevo libro. Estaba sorprendido por la velocidad con la que leía, se había mostrado más a gusto con las novelas policiales que con las históricas y por eso se había decidido por Conan Doyle y Hawkins, para luego adentrarse en algo más local. Las novelas de Etcheves habían despertado especial interés en ella, por lo que se había aventurado en buscar algo más.
-Creo que esta puede gustarte.- le dijo entregándole la novela de Julia Navarro "Dispara, yo ya estoy muerto" y ella abrió grande sus ojos.
-Es un poco larga ¿no?- le dijo con inocencia y él sonrió también.
-Pero vale la pena, ya vas a ver al final.- le dijo con la suficiencia de quien sabe que algo es bueno de verdad.
-Además lees muy rápido, no llego a buscar tantos libros.- le dijo con sinceridad y ella alzó su hombros con ternura.
-Creo que descubrí que también me gusta.- respondió y ese silencio intrusivo los envolvió una vez más. Uno en el que él deseaba decirle que lo que le gustaba a él era ella, pero no podía y ella quería lanzarse a sus brazos para que no la soltara durante todo el trayecto pero no lo hacía.
-Gracias por los libros, no se como puedo pagarlos, la verdad es que no dispongo de efectivo en realidad.- le dijo arrugando su nariz, como hacía cada vez que algo no le gustaba.
-Eso no está bien.- le dijo él intentando no demostrar la impotencia que aquello le generaba. Encima de trabajar en un club nocturno, de entregar su cuerpo y soportar malos modos, no era dueña de lo que ganaba.
-Tantas cosas no están bien en este mundo. - le dijo ella con esa resignación que llevaba incorporada.
-Dejame ayudarte.- respondió Novak en un arrebato en el que tomó sus brazos con insistencia.
-Dejame sacarte de ahí, darte una oportunidad, no hace falta que me sigas viendo, sólo quiero buscarte un lugar donde vivir y darte algo de dinero para comenzar una nueva vida.- lo decía de verdad, lo decía con sentimiento y así y todo ella no pudo creerle.
Disfrutando de aquel nuevo contacto, colocó una de sus manos sobre la de él y suspiró con mansedumbre.
-Aunque quiera, no puedo.- le dijo y cuando él iba a intentar convencerla de que eso no era cierto se apresuró para separar sus cuerpos y mirarlo con una sonrisa.
-Pero hay algo que sí puedo. -le dijo con suspicacia.
-Veamos...- agregó frunciendo los labios y caminando alrededor de su cuerpo como si fuera una diseñadora y él su modelo.
Novak no quería abandonar la conversación, no quería darse por vencido, pero de inmediato supo que si no le seguía el juego la perdería. Por eso se dejó observar, se quedó quieto y alzó su mentón con histrionismo mientras ella disfrutaba de encontrar nuevos ángulos de esa sonrisa.
-Los pantalones están mejor. - sentenció luego de una pausa.
-Al menos has quitado esas botamangas de abuelo.- agregó y él se mostró fingidamente ofendido.
-Pero estas remeras... necesitas un punto medio entre la chomba de anciano y las remeras de adolescente. No se algo, liso o con poco dibujo y ...- dijo parándose justo frente a él para alzar sus manos y tocar su cabello con un movimiento que intentaba ser inofensivo pero se volvió demasiado personal, ya que Novak no pudo evitar imaginar que enterraba sus dedos en su cabello en otras circunstancias.
-Definitivamente tenemos que hacer algo con el pelo y la barba.- le dijo clavando sus enormes ojos en los suyos.
Novak disfrutó de aquel contacto, estaban más cerca de lo que alguna vez habían estado, podía oír su respiración y al bajar la vista sus pechos subían y bajan al compás. Sin pensarlo estiró su mano y le quitó la colita que sujetaba su cabello dejándolo libre y salvaje. Ella no se movió. Era toda una novedad que el contacto de un hombre no la alertara. No quería moverse, quería dejarlo hacer, pero no porque fuera sumisa, sino porque anhelaba descubrir lo que era capaz de provocarle.
Novak alzó su mano y colocó un mechón rebelde detrás de su oreja y entonces ella cerró sus ojos. Deseaba que la besara, deseaba que siguiera sus instintos y se apodera de sus labios, pero no quería ser ella quien tuviera la iniciativa. Necesitaba saber que era él quien la deseaba.
Y él había estado a punto de hacerlo... hasta que...
-¡Monita, vamos! ¡Ya viste la hora que es!-
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Arráncame el amor
RomanceSimone es una víctima de un pasado demasiado injusto. Cuando su madre la abandonó en manos del dueño de un club nocturno, no tuvo más opción que crecer en ese mundo y adaptarse. Sus días son casi calcados, con algunos más oscuros que otros, hasta qu...