Si Romeo y Julieta lo hubieran planeado con tanta precisión, hoy la obra de Shakespeare tendría otro significado. Y aunque muchas cosas hubieran podido salir mal, por primera vez en la vida de Simone, no lo habían hecho..
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1 semana antes
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Novak apenas podía con su cuerpo, el agotamiento mental de resolver todo lo que la muerte de Emilia había traído a su vida había sido demoledor. Sus ojos hinchados por la falta de sueño se mostraban irritados y sus manos habían comenzado a sufrir los efectos de demasiadas tazas de café, temblando involuntariamente sin previo aviso.
Se acercó a su escritorio y comenzó a chequear los mails, necesitaba que no hubiera más pendientes, necesitaba pasar la página de esa etapa de su vida. Entonces el nombre de aquel detective apareció para alertar sus sentidos. Había pedido aquel informe muchos meses atrás y a medida que leía, cada línea era peor que la anterior.
Ni siquiera era la explotación de mujeres, el lavado de dinero a través de una fundación falsa, o los encargos delictivos lo que lo perturbaba. El problema era su red de contención, sus lazos con el poder, sus vínculos oscuros con jueces, comisarios y hasta militares. Aquel informe era una película del gángster más temible, porque todo era tan burdo que si un detective privado había logrado descubrirlo, cualquier podría haberlo desenmascarado en estos años. Estaba claro que nadie tenía interés en hacerlo.
Novak leía con desesperación, mientras pasaba las largas páginas y cuando creía que nada más podía asustarlo, aquella fotografía le heló la sangre.
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"Cuidese señor, creo que es el próximo "
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Decía debajo de esa fotografía de su propia casa, con la pequeña Mila jugando en su casita de madera.
En ese mismo momento supo que ya no tenía opción. Estaba metido en esto y tenía que encontrar la forma de salir. Debía hacerlo sin levantar sospechas, tejiendo sus propias redes para protección, si era necesario sobornar peritos e investigadores, lo haría. Su familia, su pequeña familia era lo único que tenían y no pensaba dejar de pelear por ella.
No fue nada sencillo, el tiempo apremiaba y los recursos se agotaban, invirtió casi todo el dinero del seguro de Emilia, pero sabía que valdría la pena.
Esa tarde, simuló llevar a Mila a casa de los padres de Charo, mientras Rony Y Florencia la sacaban por la puerta trasera, entonces regresó a su casa actuando como si fuera un hombre devastado que solo quería descansar y preparó el escenario perfecto para que aquel soplón que vigilaba su casa desde hacía meses diera la orden de llevar a cabo el plan.
Había reforzado la puerta del sótano para que las llamas no llegaran a tocarlo y se había escabullido con aquel traje ignífugo que le habian conseguido en el mercado negro, con su corazón palapitando con furia frente al calor cresciente y su mente suplicando que aquella locura resultara bien.
Nunca supo cuánto tiempo le llevó al fuego consumir aquella enorme propiedad, pareció una eternidad, aunque aún era de noche, cuando aquel oficial golpeó la puerta del sótano camuflado y lo condujo con rapidez a aquella camilla, cubriéndolo con una manta brillante, para que el resto de los móviles policiales que iban llegando no tuvieran dudas del destino que había sufrido luego durante aquel incendio.
Pero el alivio de llegar a un galpón alejado de todo, no podía ser completo. Aún faltaba la parte más difícil del plan.
El mismo médico que había aceptado su dinero a cambio de falsear su autopsia le había dado una medicación. Una píldora que bajaba el ritmo cardiaco, que llevaba la respiración a una apnea prolongada, que requería de una asistencia en menos de una hora.
Era un riesgo, pero era su única opción. Moro no iba a dejarla en paz, era capaz de las peores bajezas con tal de lograr que continuara bajo su manos.
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...Nada violento es permanente; ni el deleite ni la tristeza; ellos mismos se extinguen como el fuego y la pólvora al usarse. El exagerado dulce de la miel empalaga. Ama, pues, con moderación. (Sale Julieta). Aquí está la dama; su pie es tan leve que no desgastará nunca la eterna roca; tan ligero que puede correr sobre las telas de araña sin desbaratarlas.
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Novak releyó aquella línea de Shakespeare y su Julieta, su Monita, lo llenó de confianza. Iba a entender el mensaje, solo necesitaba una mensajera confiable para que el final de aquella obra no fuera el de ellos mismos.
Por eso pensó en Florencia, le entregó el libro y le suplicó que no le revelara nada. Necesitaba que Simone creyera que estaba muerto, solo así sería convincente frente a Moro.
La pequeña maestra había estado a punto de darse por vencida, al verla tan maltrecha, tan destrozada, había tenido el impulso de confesarle la verdad y sin embargo, el mismo Moro lo había impedido.
Ahora esperaba dando vueltas en aquel galpón, no sabía el desenlace final, no tenía la certeza de que su plan hubiera dado resultado y se estaba volviendo loco.
La adrenalina de su escape, el viaje en el baúl de un auto, su nuevo corte de cabello y el mensaje de Mila, desde su nuevo hogar lo habían mantenido ocupado, sin demasiado tiempo como para pensar en todo lo que podía salir mal, pero ahora...
Ahora estaba solo, en ese lugar alejado, en el silencio de la zona fabril en la noche, con un teléfono que no podía volver a encender hasta no conocer el destino de su plan y el temor a haberlo arruinado, comenzaba a apoderarse de sus pensamientos.
¿Y si no volvía a verla? ¿Y si eso era todo? ¿Y si al intentar rescatarla la había perdido?
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El veneno, lo veo, ha causado su fin prematuro. ¡Se lo ha tomado todo, sin dejar ni una gota amiga para ayudarme a ir tras él! Quiero besar tus labios; acaso exista aún en ellos un resto de veneno que me haga morir, sirviéndome de cordial.
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En esa incertidumbre se sintió como Julieta, sin deseos de habitar un mundo en el que Simone no existiera, dispuesto a tomar la daga y clavarla en su propio ser, para al menos encontrarla en otro sitio, en uno donde no tuvieran la necesidad de huir.
Pero él no estaba solo, ni siquiera podía imaginar a su pequeña Mila sola. Había sufrido demasiado y si tenía que vivir con el recuerdo de lo que era un amor real, estaba dispuesto a hacerlo por ella.
Entonces suspiró entregado al destino y como si la noche se hubiera hecho día en ese instante el aroma floral de un cabello oscuro alertó sus sentidos llevándolo a girar con prisa.
-¡Acá estoy, mi amor! ¡Ahora, por fin, para siempre! - dijo Simone corriendo a su encuentro con lágrimas en sus ojos y esperanza en su corazón sobreviviente, dispuesto a volver a latir con exquisita y merecida plenitud.
Todo gracias a él. A su fe en ella, a su valentía, a su amor incondicional.
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Arráncame el amor
RomanceSimone es una víctima de un pasado demasiado injusto. Cuando su madre la abandonó en manos del dueño de un club nocturno, no tuvo más opción que crecer en ese mundo y adaptarse. Sus días son casi calcados, con algunos más oscuros que otros, hasta qu...