ECOS DE LO DESCONOCIDO ©

14. El funeral - parte 2

Asintió varias veces con la cabeza y en silencio, acabó sentándose junto a mí. Intenté cubrir su cuerpo con la manta, pero era bastante grande y no dio para mucho. El banco no era demasiado grande así que estábamos bastante cerca el uno del otro. Nuestros brazos se tocaban y podía llegar a oler su perfume. Como si fuese un acto reflejo, inspiré profundamente mientras cerraba los ojos para embriagarme de su fragancia. Con Darwin cerca sentía que podía dejar a un lado todas mis preocupaciones. No tenía del todo claro si mis sentimientos por él iban más allá de la más pura de las amistades, pero si sabía que quería mantenerle en mi vida.

— Espero que tu familiar esté bien — dije haciendo un intento por suavizar las cosas entre nosotros.

— Sí... — estaba mirando a un punto fijo en el suelo — al principio fue duro y me costó entenderle, pero finalmente me di cuenta de que no había otra opción que hacer lo que me pedía y... bueno parece que todo va bien ahora.

Fue una respuesta un tanto particular y enigmática, pero en la situación en la que me encontraba en ese momento no le di gran importancia. Con algunos temas Darwin solía actuar siendo un poco reservado y no quise sonsacarle más información si él no quería. Nos quedamos sentados en el banco en silencio, contemplando el paisaje cada vez más invernal hasta que el resto de mi familia finalmente salió de mi casa. La señora Lefevre y mis hermanos ya conocían a Darwin y no se sorprendieron al verle conmigo. Sin embargo, mi padre se quedó un tanto perplejo al encontrarme acurrucada con un extraño, así que decidí hacer las presentaciones.

— Papá, este es Darwin... — dudé un poco sobre cómo presentar a mi amigo — Un muy buen amigo mío. Ha venido para acompañarme al funeral, si te parece bien claro —. Mi padre echó un rápido vistazo de pies a cabeza a Darwin — Darwin, este es mi padre, Charles Eversley.

— Encantado de conocerle, señor. Siento mucho lo que le ocurrió a la señora Dimou. Si necesitan cualquier cosa pueden contar conmigo — respondió Darwin muy respetuosamente tendiéndole la mano a mi padre.

Mi padre le estrechó la mano y aunque estaba un poco receloso con Darwin, imagino que fue el típico comportamiento de padre frente a un chico "amigo" de su hija, agradeció su gentileza y los seis nos dirigimos hacia el lugar donde tendría lugar el funeral.

Una vez estuvimos allí, me maravillé ante la belleza del lugar. Pensé que a mi madre le hubiera encantado y sonreí ligeramente al saber que ella estaría feliz por el lugar que habían elegido. Se trataba de un gran reciento en el que la gran mayoría era un jardín muy bien cuidado. A la entrada se encontraba el edificio donde tendría lugar la ceremonia de despedida. Era de color blanco y tenía una gran cantidad de ventanas en todas las paredes, permitiendo que la luz natural entrase en cada rincón del interior.

El edificio tenía un ambiente de serenidad muy acogedor. La sala donde se celebraría el funeral era simple y elegante al mismo tiempo. Todos los muebles y decoraciones eran de tonos neutros. Había sofás y sillones junto a las paredes con pequeñas mesas cerca con algunos aperitivos y refrescos. La sala estaba repleta de grandes ventanales que ofrecían unas hermosas vistas del jardín y aportaban una luz muy especial al espacio. Había varias filas de sillas en el centro de la sala, todas posicionadas hacia la misma dirección: el lugar donde unos instantes más tarde estaría ocupado por el féretro de mi madre. Curiosamente era exacto al que yo vi en mi pesadilla. Genial, algo más que me atormentará el resto de mis días.

La ceremonia apenas duró mas de una hora y durante ese tiempo, me fijé en la cantidad de rostros desconocidos que había por la sala. Muchas de las personas que habían asistido a velar el cuerpo de mi madre eran simples conocidos; vecinos, compañeros de trabajo... pero la mayoría de ellos no tenía una verdadera amistad con mi madre. Pensé en la hipocresía de todas aquellas personas y a la vez pensé en mi propia hipocresía por juzgarlas de aquella manera. Desde hacía dos días me sentía muy apática y casi todo me parecía mal.