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El top de espalda descubierta, el pelo rubio de la italiana y las risas de los tres en el uber. No me escondo, estoy nerviosa.

Esta noche nos depara muchas cosas. No solo una fiesta con el cantante del momento, si no que también con los chicos del momento. Y principalmente con Adri, con él que no sé que narices está pasando.

Más allá de que la última vez que nos vimos acabamos comiéndonos la boca de madrugada después de la cita más linda que alguien ha tenido conmigo.

Me va a dar un algo.

—Deja de sobrepensarlo.—Mario me dió una palmadita suave en el muslo. —Vas a pasarlo bien y lo que tenga que ser será, de nada sirve que le des vueltas y más vueltas al pasado y al presente.

—Ya pero...—me interrumpe antes de que pueda argumentarle mis ansiedades completamente irracionales.

—Ya pero nada, Ale. Teníais quince años. Tú misma lo has dicho, ninguno de los dos sois la misma persona ahora.—cierto es que tiene razón. Lo que pasó en dos mil diecinueve no tiene sentido compararlo con el presente, más que nada, porque las cosas ya no son como antes.

—Estamos por llegar.—señala Paola. La cola del sitio es espectacular, parece que los fans que no han conseguido entrada para el concierto se amontonan en la puerta del establecimiento.

El coche pasa de largo en vez de dejarnos en la puerta principal, y es ahí cuando me fijo en como Mario nos observa atentamente.

—Tenemos un rato de previa antes de que comience el after.—por la forma en la que lo dice, me imagino que no va a ser una previa cualquiera.

Finalmente llegamos a la parte trasera del edificio, a lo que parece la entrada de artistas. O igual soy yo montándome películas de más.

Nos bajamos del uber y Mario enseña algo en su teléfono, que hace que nos dejen entrar casi sin preguntarnos nada. Un empleado del local nos guía a través de unos pasillos, que me hacen plantearme si voy a morir en ese preciso momento, hasta que llegamos frente a una puerta negra en la que pone "Privado" en mayúsculas.

—¿Qué merda es esto?—pregunta Paola con su acento marcado.

—Ya verás.—el moreno le pasa el brazo por encima de los hombros, antes de empujar la puerta y entrar.

Vaya, vaya. No sé que cosas se traen entre manos estos dos, pero algo ocurre seguro.

La luz me deslumbra al principio, pero cuando se me acostumbra la mirada, me fijo en un grupo de personas sentadas en sofás.

Al que primero identifico es a Adri, que viene hacia nosotros con una sonrisa de oreja a oreja. Sus ojos me escanean, analizando mi ropa y mis curvas, marcadas por la minifalda negra y el top a juego.

—Justo a tiempo.—el editor llega a mi altura y con un suave gesto me adelanta hacia donde están todos los demás. En realidad a las personas ahí reunidas creo que las conozco a casi todas.—Ellos son Mario, Paola y Alejandra.—nos presenta. Un par de levantamientos de cejas y golpes de codos ocurren cuando dice mi nombre.—Os presento: Borja, Jopa, Paconi el manager y Plex. Igual os suena.—añade con tono de burla.

—Poco probable.—replica el youtuber famoso. Me sorprende no verle en modo entrenamiento, pensaba que con la Velada tan próxima todos sus días debían de ser así.—Encantado de conoceros, y una alegría verte de nuevo Ale.

Verano | Adrián IglesiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora