031
Adri no mentía cuando había dicho que estaba dispuesto a darlo todo por la tercera oportunidad. Ni tampoco Lili, cuando decía que pensaba patearme el culo.
Y supongo que esa extraña mezcla de acontecimientos es la que hace que Adri, Borja, Paola, Mario y yo estemos en coche al aeropuerto de Barajas.
Una comitiva muy curiosa, si me permitís decirlo. Y una mezcla de personas más curiosa aún.
Parece ser, que en el último mes y muy a lo callado, mi mejor amiga si se ha estado hablando con su antiguo crush y entrenador del gimnasio.
Y claro, eso, y que ahora Adri no quiere perderse ningún plan conmigo, han hecho que vengan con nosotros a recoger a la australiana al aeropuerto.
Ha venido de visita sólo, porque echaba de menos a su madre y tenía ganas de vernos a sus mejores amigos del mundo mundial. Yo tampoco podía pasar un segundo más separada de ella, así que me ha parecido perfecto.
Entre Paola y yo, hacemos un cartel bastante poco lujoso. Borja conduce tamborileando los dedos sobre el volante, señal de que esta nervioso.
Mario se ha pedido el asiento de copiloto, así que es Adri quien me pasa los rotuladores de colores con los que escribimos en mayúsculas: BIENVENIDA A CASA LILIANA.
—¿Es con be o uve?—Paola aún me sorprende con cosas como esta. Parece que los años pasan pero la ortografía española sigue sin ser su punto fuerte.
—La primera con be la segunda con uve.—le dice Mario desde adelante, girandose con una sonrisa de oreja a oreja.
Estoy deseando que Lili los vea en acción. Su reacción no va a tener precio.
En realidad, no sabe que estamos yendo a por ella. Porque lo hemos mantenido en secreto y porque ha sido completamente una decisión de última hora.
Temo las represalias que la morena pueda tomar contra cierto editor, pero tendré que confiar en su palabra de no hacerle picadillo. Y de no pegarme a mi, porque creo que tiene ganas de meterme una bofetada.
Las cosas estos últimos días están siendo tal y como hablamos, con calma. Lentas y despacio. Nada de besos apasionados o de aventuras locas.
Y no porque a mi no me guste eso, porque me encanta. Pero eso sería dejar mis barreras caer de nuevo, y necesito asegurarme de que Adri no va a hacerme daño primero.
Es eso lo que estamos haciendo.
—Se nota que la A es tu favorita, es la que mejor te ha quedado.—susurra cuando me pasa el rotulador de color morado.
—Iglesias, "amigos".—su risa me hace saber que era una broma. Pese a que de cuando en cuando, me encuentre con sus fichas indiscretas, está respetando perfectamente lo que hablamos.
Y está demostrando que realmente le importo como persona. Son los pequeños gestos, como que se haya levantado un domingo de verano por la mañana para venir al aeropuerto, los que señalan que quiere cambiar.
Y las sesiones de terapia a las que sigue yendo.
Perdida en esos pensamientos, no me doy cuenta de que hemos llegado y que mi mejor amiga está a punto de salir de las enormes puertas de cristal.
Conozco a Lili desde que éramos dos niñas pequeñas que comían arena y llevaban dos coletas mal hechas en lo alto de la cabeza. Y sin embargo, la idea de verla después de tanto tiempo me pone de pronto nerviosa.
Se que las cosas no han cambiado entre nosotras, porque eso es imposible, pero ha sido un verano tan extraño que tenerla de vuelta se va a sentir irreal.
—Mira al Fidanzato de la Lili.—señala Pao, que recostada en el pecho de Mario sostiene la cartulina entre sus brazos.—Esta muy nervioso.
Razón no le falta. Borja parece que está a punto de recibir el premio novel de la paz. En el sitio, salta y se sacude como si le persiguiera un enjambre de abejas.
Lindo.
—Que adorable.—Adri sonríe al oirme decir eso.
—Ya verás que van a hacer buena pareja.—asegura.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?—el chico esta a mi lado, pues la pareja feliz se ha acercado un poco más a la verja que nos separa de la puerta y Borja se ha movido con ellos.
—Porque yo tengo un ojo para eso, Ale.—lo dice como si nada, pero claramente sus palabras son una indirecta de algo más. De nosotros.
Trago saliva pensando mi respuesta.
Es verdad que yo tampoco he dejado de darle vueltas. Cinco años y la vida vuelve a ponernos en el mismo camino.
—Nosotros...—no tengo tiempo para terminar de responder. La morena que llevo meses esperando ver aparece cargando dos maletas casi más grandes que ella.
Se le ilumina la cara cuando ve el cartel ridículo que le hemos hecho, y más aún cuando segundos después nos fundimos en un abrazo de oso los cuatro amigos.
—Os he echado mucho de menos.—confiesa, una lágrima rebelde cayendo por su mejilla.—No sabía que veníais.
—Queríamos darte una pequeña sorpresa.—me coloco el pelo detrás de la oreja, expectante de su reacción. Es ahí cuando se da cuenta de las otras dos personas que están con nosotros.
—¿Ese es Adri?—Mario asiente como respuesta.—Ha cambiado, confieso que en fotos se le veía diferente.—me da miedo por un segundo que vaya a decirle algo, pero suaviza el rostro y le sonríe.—Lo dejamos para otro día.
—Gracias.—Lili me aprieta un poco más entre sus brazos.—Borja también ha venido.
—¿Qué?—su cara se pinta de rojo en ese instante.—Apesto a avión, que mal.
—No seas boba, estás perfecta.—le tranquiliza Paola.—Ve a decirle algo, que al pobre le va a dar un attaco di cuore. Como no vayas ya.—no se lo piensa dos veces. Deja las maletas a un lado y se va directa al rencuentro de su amado.
Demasiado adorables.
—Me gusta verte así.—otra vez más, Adri se ha deslizado sigiloso a mi lado. Se coloca el pelo en un gesto disimulado, pero entre los mechones, cruzamos miradas.
—¿Así como?
—Feliz.
☀️
volvió Lili jejej
espero que os haya gustado mucho
nos leemos prontoo
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Verano | Adrián Iglesias
FanfictionEn el verano de 2019, cruzamos caminos. Y ya no supe nada más de él. Hasta hoy. Adrián Iglesias | FANFIC