009

595 45 24
                                    

009


Verano de 2019, Julio



No te puedo creer.—la morena tose entre risas. Llevábamos varios días sin vernos, y hoy por fin hemos encontrado el tiempo de hacerlo.

A remojo, en la piscina de la casa de Mario, es más divertido comentar la noche que vivimos el otro día.

—Pues yo lo ví con mis propios ojos.—se queja el moreno, que no despega la vista del móvil. Una de las otras cosas que tenemos que discutir hoy, quien es la misteriosa persona con la que se mensajea.—De hecho, no lo grabé por la intimidad de Adri, pero podía haberme montado una película porno.

Paola no ha podido venir, como siempre, sus padres la tienen a tope en el bar.

—Eres un exagerado.—mis palabras hacen que me gane una ahogadilla, aunque no tardo en volver a la superficie y hacer un amago en devolvérsela. Sin embargo, el chico es más rápido que yo.

—Os juro que no me acuerdo de nada, que es lo peor.—gimotea Lili a mi lado. La morena se sumerge para colocarse el pelo, aunque parece que lo hace en un intento por refrescarse las ideas.

—En ese momento tú estabas...—recuerdo la noche casi perfectamente, salvo un par de momentos que tengo borrosos.—Vomitando.

—Para variar.—se burla Mario. La morena le salpica completamente, su pelo castaño acaba pegándose a la frente.—Fue justo cuando volvieron de traerte agua. Pusieron una excusa random y se fueron a un banco a hacer cochinadas.

Si bueno.

—Lo que me faltaba por oir.—me quejo de nuevo.—Solamente nos besamos.—trato de defenderme como puedo, aunque las miradas acusadoras de mis amigos hacen que mis palabras queden en duda.

—¿Y ese chupetón?—señala Mario, llevando su dedo índice a la base de mi cuello.

Mierda.

Lo había cubierto con una buena cantidad de corrector, pero está claro que el agua ha podido con el maquillaje y la marca morada ha vuelto a quedar al aire libre.

—No se como ha podido llegar ahí.—mis dos amigos se ríen sin disimulo. Esta claro que les he dado la peor respuesta que podía.

—No te preocupes Alejandra, si le he dicho a Adri que se viniera si quería y debe de estar al llegar. Tal vez él pueda iluminarnos.—miro a Lili con cara de pánico, pero la morena solo se encoge de hombros.

Supongo que me lo he buscado yo solita.

Al final, cuando Lili se encontró lo suficientemente bien para que pudiéramos irnos, me despedí de Adri como si nada hubiera pasado.

Intercambiamos números, eso es verdad, pero en los cinco días que han pasado desde la fiesta ninguno de los dos ha escrito al otro. Por lo que en realidad no se como ha quedado la situación.

Nos lo pasamos bien juntos, y sin ninguna duda es mi tipo. Pero no tengo claro cuales son sus intenciones conmigo. Ni si las tiene siquiera.

Aunque aceptar venir a casa de Mario sabiendo que Lili y yo estamos aquí y no tener intenciones suena bastante sospechoso.

—¿Sabes lo mucho que te odio?—mascullo finalmente. De las cosas que menos me gustan de la piscina es como se me queda el pelo, pegado sobre la nuca, haciéndome ver como una rata mojada.

Mario no llega a responderme, pues el timbre de su casa suena, haciéndonos saber que el aspirante a editor está aquí. De un empujón sale del agua y cogiendo una toalla por el camino corre hasta la verja metálica.

Un rastro de gotas de agua marca el camino que ha recorrido, como si fueran las migas de pan del famoso cuento Hansel y Gretel.

¿Estás bien?—me pregunta Lili, que de un par de brazadas se coloca a mi lado.

La verdad es que no lo se. Por lo general, me considero bastante segura de mi misma, pero el pensar en tener a Adri a nuestro alrededor de nuevo me ha descolocado un poco.

—Sencillamente no termino de entender porque ha venido.—confieso. Mi mejor amiga pone cara de atención, lista para escuchar lo que tengo que decir.—La otra noche estuvo bien y hubo mucha química, pero luego no nos hemos hablado ni nada. No entiendo porque decide aparecer ahora.

Las pisadas de los chicos sobre la gravilla del jardín hacen que gire la cabeza.

—Ni yo.—termina diciendo la morena.

Conclusión, estamos las dos igual de perdidas.

Desde donde estoy, me puedo fijar perfectamente en el recién llegado. Viste un bañador de adidas negro con unas chanclas sencillas, de camiseta una básica.

Simple pero con estilo, como a mi me gusta.

Sonríe al vernos en el agua, y no se me escapa como analiza la parte visible de mi bañador, de colores fosforitos.

—Hola chicas.—hace un gesto con la mano antes de dejar las cosas que ha traído en una mochila, en la mesa del jardín.—¿Cómo estáis? ¿Te recuperaste bien, Lili?

—Ya estoy mejor, gracias. Creo que bebí demasiado rápido y eso a mi cuerpo no le sentó muy bien.—se ríe Liliana. No me hace especial ilusión como se fija Adri en mi mejor amiga, pero hago un esfuerzo por controlarme.

Parece que he desbloqueado una nueva emoción: los celos.

—¿Jugamos a algo?—interrumpe Mario, que ha vuelto a meterse al agua. Estaba tan pendiente de los movimientos de cierto chico que no me he dado ni cuenta. Vamos, podría haberse ahogado en una esquina que no me hubiera enterado.

—¿Marco-Polo?—propone Lili. Estoy a punto de decir que se me da fatal, pero el nuevo asiente entusiasmado, así que me callo.—Ale, te la ligas tú.

Lo que me faltaba.

Me muerdo la lengua una vez más, y sigo las instrucciones de mis amigos. Con los ojos cerrados, doy tres giros sobre mi misma, y cuando ya no recuerdo cual es el norte y cual el sur, comienzo a buscar a los demás en el agua.

—¿Marco?—pregunto insegura. No tengo muchas ganas de chocarme con el bordillo y romperme los dientes.

—Polo.—responden un corrillo de voces. La más cercana, a mi izquierda, parece la de Adri.

Nado hacia allí con energía. Ya que hago el ridículo, al menos que vea lo bien que nado.

—Marco.—repito la instrucción.

—Polo.—está vez, la respuesta llega como un susurro en mi oido.

Extiendo los brazos, pero antes de que pueda atrapar al chico, este me coge a mi de las caderas. Por instinto, abro los ojos.

A escasos centímetros de mi cara, y con una sonrisa que no puedo descifrar, me encuentro a Adrián. Nos miramos fijamente, sin decir nada, pero con una intensidad que hace que se me acelere el pulso.

Un carraspeo desde la otra esquina de la piscina rompe la burbuja en la que estábamos.

—Pillado.—aunque más bien, creo que nos han pillado a nosotros.









☀️
estos jóvenes adolescentes jajajaj
espero que os haya gustado mucho,
nos leemos pronto

pd: revisar tiktok que ahora estoy subiendo edits de los capítulos!!

Verano | Adrián IglesiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora