032
—Si esto encaja en tu idea de amistad.—he echado tanto de menos el sarcasmo de Lili que me da hasta igual.—Para mí es como ir a doscientos por la vía de servicio, no tomarse las cosas con calma.
—Siempre tan sincera.—me giro en el momento exacto para recibir el impacto de una goma de pelo, lanzada a traición contra mi.—Oye, que eso duele.
—Ha sido sin querer.—miente la morena. Aunque no tarda en esquivar la que le lanzo yo de vuelta.—Sabía que me la ibas a devolver. Como te conozco.
—Que bien sienta tenerte de vuelta.—sigue haciendo el mismo calor de mierda, y sigo pasándome la mitad de las tardes en el bar con Paola y Mario. Pero tener a mi mejor amiga conmigo, ha hecho que de pronto la vida tenga un poco más de sentido.
—Por mucho que me álabes no se me olvida que vas a ir a una cita con Adri.—me señala, aplicándose un poco de cacao.—Bueno, una cita no, a conocer a su madre. Que eso es mucho más que una cita. No entiendo como no estás al borde del ataque de nervios.
—¿Tú lo estarías si fueras a conocer a la familia de Borja?—sus mofletes se sonrojan de golpe. Mi mejor amiga no se ha pronunciado al respecto aún, pero que el chico haya ido a recogerla al aeropuerto, y las demás citas que han tenido estos días de detrás parecen el principio de algo.
—Puede. No sé, Ale. No me hagas preguntas difíciles, la cuestión es que tu deberías estarlo y te veo más tranquila que una rosa, para lo que tu eres.—razón no le falta, pero Adri se ha pasado los últimos días hablándome de lo ilusionada que estaba su madre por conocerme y creo que eso me ha rebajado las tensiones.
Además, que por lo que me han dejado caer los chicos, la mujer es un amor.
—Tampoco es para tanto.—respondo finalmente.—Me acaba de hablar Adri, parece que le has invocado.—le enseño el móvil, donde el fondo de pantalla de nosotras dos aparece ahora cubierto por los mensajes del editor.—Ya están aquí, es nuestra hora de irnos.
Lili se mira en el espejo una vez más antes de coger aire y salir de la habitación. La sigo, internamente riéndome de ella. Está tan pillada de Borja que es gracioso ver lo nerviosa que se pone.
Supongo que en algún punto yo era así con Adri, pero ya tenemos tanta historia juntos que estar con él se siente natural. Estoy tan a gusto a su lado, y siento que puedo ser tan yo misma, que la opción de estar insegura ni siquiera se me plantea.
Los chicos nos esperan aparcados en doble fila, y no me sorprende reconocer a Saiko en los altavoces cuando me subo en el asiento de atrás, al lado de Adri. El plan es que Borja nos lleve hasta la casa de su madre, para pasar un rato con ella, y luego según él me tiene una sorpresa preparada.
Sigo diciéndolo, el chico se está tomando muy en serio lo de abrir las puertas de su corazón y demostrarme que realmente me quiere. Sobre todo, teniendo en cuenta que desde el incidente no hemos vuelto a tener ningún tipo de contacto.
Ni un beso ni nada.
—¿Lista para conocer a Tina?—me pregunta Borja, que aunque conduce concentrado dirige miradas de cuando en cuando a la chica que tiene al lado. Los demás fingimos que no nos damos cuenta, aunque es más que obvio que están obsesionados el uno con el otro.
Si Paola estuviese aquí seguro que tendría algo sarcástico en Italiano que decir, pero como siempre está ocupada con el restaurante.
—Claro.—Adri sonríe de oreja a oreja al oír mi comentario y deja su mano sobre mi muslo al descubierto. No tenía muy claro que ponerme, así que al final he optado por unos pantalones cortos y una camiseta sencilla.
El camino se me pasa volando, entre el editor cantando todas las canciones cómo si fuera Melendi, y Lili saltándose las canciones de Saiko a propósito, cuando llegamos al barrio del chico, me duele el abdomen de tanto reírme.
—Eres un chófer maravilloso.—me despido. Borja me saca el dedo de en medio como respuesta, aunque cuando se da cuenta de que mi mejor amiga le mira con la ceja levantada, se arrepiente de inmediato.—Cuídamela, y os quiero en casa a las diez.
—Vale mamá.—bromea Lili antes de que cerremos la puerta y se alejen de nosotros.
El barrio de Adri esta lleno de edificios altos normales, de ladrillo rojo y ventanas blancas. Como cualquier otro de Madrid. Nadie diría que de aquí es uno de los chicos más famosos de España.
—Gracias por enseñarme esta parte de tu vida, Adri.—su mano, se envuelve sobre la mía. Es el primer gesto de cariño que tenemos desde la reconciliación. Y bueno, desde la pelea. Me pilla desprevenida por completo.
—Sé que he hecho muchas cosas mal.—empieza. Estamos frente a la verja de metal blanca que cerca los bloques de la urbanización del exterior.—Pero quiero demostrarte de verdad que voy a fuego contigo.—coge aire antes de continuar.—Mi madre es muy creyente de las energías y esas cosas. Desde siempre me ha hablado del hilo rojo.—levanta nuestras manos unidas para mostrar una pequeña cuerda de ese color anudada en su muñeca.—Ella dice que las personas desde que nacemos, estamos unidas al amor de nuestra vida. Y que el hilo es una guía que ayuda a las personas a encontrar el amor de su vida porque, aunque el hilo se puede estirar, nunca se puede romper.
—Que bonito.—aprieto nuestros dedos enlazados, con los filamentos rojizos rozándome la piel.
—La primera vez que me fui de tu vida perdí esta pulsera, que me había dado mi madre un tiempo atrás.—se me corta la respiración asustada por lo que creo que viene a continuación.—La encontré en un cajón cuando me respondiste a aquella historia de Instagram. Puede ser una gran casualidad...
—O puede ser que estemos unidos por el famoso hilo rojo.—nunca he sido muy de creer en las almas gemelas.
Pero aquí y ahora. Con el pasado latente, y sintiendo el presente, me cuesta creer que nosotros seamos casualidad.
☀️
espero que os haya gustado
nos leemos pronto
(pd mi dospa fav hahah)
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Verano | Adrián Iglesias
FanfictionEn el verano de 2019, cruzamos caminos. Y ya no supe nada más de él. Hasta hoy. Adrián Iglesias | FANFIC