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La estación de tren de Chamartín está rebosante de gente. Personas corren de arriba a abajo con los últimos rayos de sol de la tarde, esperando llegar a sus casas.

Es la primera tarde que libro, y por muy bien que me lo pase en el bar, cierto es que comenzaba a necesitar un descanso.

Aprovecho la espera del tren para marcar el número de mi mejor amiga, ahora que la diferencia horaria me asegura que está despierta. Al tercer toque, aparece su cara sonriente en la pantalla.

—Por fin me llamas, perra.—se queja Lili al otro lado del teléfono.—Está claro que como tienes a Paola y Mario te has olvidado de mi.

—Pero si la que de ha vuelto a ir del país eres tú, que me has abandonado a mi suerte aquí. Estoy pasando el verano más aburrido de la historia sin ir contigo a la piscina.—la morena pone los ojos en blanco, aunque por el delay de internet se queda pillada la pantalla y parece que le está dando un exorcismo.

—Cuéntame, ¿a donde vas?—pregunta al escuchar el ruido de los trenes de fondo.

Se me había olvidado completamente decirle a Lili que Adri ha vuelto a mi vida. Con todo el lío del restaurante, la videollamada y el estrés del trabajo no se me había ocurrido pensar en la ahora australiana.

Va a matarme.

—Antes de eso, ¿te gusta mi outfit?—llevo un top de tubo blanco, y unos vaqueros anchos. No es lo más idílico para el calor abrasador de Madrid, pero quedaba bien combinado.

—Vas muy mona, pero me estas dando calor.—se ríe.—¿Me dices ya a donde vas?

Cojo aire antes de responder.

—He quedado con Adrián Iglesias.—digo en voz baja, nunca sabes quién puede estar escuchando y ahora que sé que el chico es famoso, no quiero arriesgarme a un escándalo público.

—¿Quién es ese? ¿De donde ha salido? ¿Por qué no me lo habías contado antes?—no tengo tiempo para pensar la respuesta, pues su mirada acusadora me esta agobiando.

—El chico del verano de 2019. El que nos presentó Mario en unas fiestas de pueblo...

—¿ME LLAMAS PARA PREGUNTARME POR TU OUTFIT Y NO PARA CONTARME ESTO?—grita la morena.—Eres una amiga de mierda, que lo sepas.

—Te has pasado, Liliana.—le regaño.

—Vale si, no eres una amiga de mierda y te quiero mucho y te echo de menos.—hace un puchero que consigue estrujarme el corazón.—Pero me lo tenías que haber contado antes. ¿Y qué? ¿En qué están las cosas?

—Eso me gustaría saber a mi. No tengo absolutamente nada claro, ni sus intenciones, ni siquiera porque estamos hablando.—sacudo la cabeza.—¿Sabías que ahora es famoso?

—Algo había oído, si.—mi amiga sigue igual de sorprendida que cuando ha salido el nombre del influencer por mi boca.—No puedo creer que haya vuelto ahora, cinco años después.

Yo tampoco.

Sin embargo, no me da tiempo a decirle eso y las otras muchas cosas que quiero contarle, como lo raro que se me hace el verano sin ella, pues aparece mi tren y la tengo que colgar.

En el trayecto, me dedico a jugar con mis nudillos nerviosa.

Al final, cuándo llegué a casa, respondí a su mensaje y quedamos en que nos íbamos a ver un día para que me diera el pendirve con la dichosa playlist. Y sólo podía ser hoy, pues es el único día que libraba. Y bueno, seguimos hablando y se ofreció a enseñarme el sitio donde editaba y esas cosas.

Verano | Adrián IglesiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora