''Capítulo 47''

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Por JR:

No estaba muy seguro de dónde me encontraba, todo estaba oscuro a mi alrededor y a lo lejos solo podía escuchar varias voces hablando al mismo tiempo. Lo último que recordaba era estar en casa de BumZu, intentando recordar mi vida de antes con la ayuda de Aron, queriendo aclarar todo de una buena vez.

Fue entonces cuando...lo recordé, recordé como es que había perdido la memoria. Había ido a la casa donde crecí, la casa de mis padres. Mi madre me había suplicado que fuera a verla unos días, y tras mucho pensarlo, finalmente acepté. También influyó el hecho de que Ren me había insistido en que fuera. De haber sabido que ese viaje nos ibas a separar, jamás habría aceptado cumplir el capricho de mi madre.

Desde el primer momento en que puse un pie en ese lugar, supe que nada bueno me esperaba, era una especie de premonición. Luego recuerdo ser recibido por mi madre, quien posteriormente me presentó a una vieja amiga de la infancia, una a la que no veía hacía mucho tiempo. No recuerdo mucho después de eso, más que estar dando un paseo por el jardín con aquella chica, JaeBin.

No mucho después me di cuenta que JaeBin y mi madre estaban planeando algo, al menos estaban intentando averiguar sobre mi vida privada, por lo que la dejé en aquel jardín y me fui con la excusa de ir al baño. Fue entonces cuando me encerré en mi antigua habitación y poco después recibí la llamada de Ren, su voz me había tranquilizado por completo. Pero esa tranquilidad no duraría mucho.

Sin saberlo, mi madre estaba escuchando la llamada tras la puerta y sin previo aviso entró a mi habitación, cuestionando aquella llamada con Ren. Intenté fingir que no era nada, pero mi madre era más lista y supo todo de inmediato, creando una fuerte discusión entre nosotros. Finalmente decidí irme y regresar a casa junto a Ren, tomé mi maleta y me dispuse a salir de aquella casa que parecía mas bien una prisión.

Pero al intentar bajar la escaleras e irme, sentí dos manos en mi espalda, las cuales me empujaban con fuerza, sin darme tiempo a reaccionar. Recuerdo rodar por las escaleras y golpearme la cabeza, y al mirar hacia arriba la vi. Vi a mi madre, parada al inicio de la escalera, con una mirada de odio y desprecio. Fue ella quien me había empujado por las escaleras, ella había intentando matarme. Y todo por no poder aceptar el hecho de que su único hijo, estaba completamente enamorado de otro hombre.

Luego de aquel recuerdo, todo se puso oscuro de nuevo, está vez sentía mucho frío y podía escuchar a lo lejos a unas personas, las cuales decían que no tenía muchas esperanzas de vida. ¿Eso no podía ser cierto, o sí? Yo no puedo morir todavía, aún tengo muchas cosas que aclarar y sobre todo, no podía morir sin antes obtener el perdón de Ren. Era lo menos que podía hacer después de haberle hecho tanto daño.

Ren es el amor de mi vida, él es lo más preciado y valioso que tengo. No me importaba morir, siempre y cuando pudiera verle una última vez y decirle cuánto lo amaba. Cuanto me odiaba a mi mismo por haberlo dejado solo durante todo este tiempo; sin contar, con que no había estado presente para el día que habría sido nuestra boda. Y de pronto, a lo lejos, una fuerte luz blanca llamó mi atención. De pequeño, escuché hablar de aquella famosa luz blanca al final del túnel, pero yo no podía seguirla, no podía irme todavía.

Fue entonces cuando apareció otra luz, está era menos intensa, pero más cálida. Incluso se veía de un tono rosa. Y cuando escuché la voz de Ren a través de ella, decidí acercarme de a poco. Y mientras más me acercaba, más recuerdos de Ren se venían a mi mente, específicamente los recuerdos más especiales. Como el día que nos conocimos, el día de nuestra primer cita, también el día que nos dimos nuestro primer beso, incluso el día que le propuse ser novios. Esos días habían sido realmente importantes y emotivos para ambos.

Pero para mí, ninguno se comparaba al día en que le propuse matrimonio. Ese día lo había planeado durante meses, quería que realmente fuera especial, ya que iba a pedirle a Ren que pasara el resto de su vida conmigo, que de ser posible llegáramos a envejecer juntos.
Rodeado de nuestros hijos y nietos. Y entonces, dentro de esa luz rosa, pude ver el recuerdo de ese día, como si se tratara de una especie de película en cámara lenta.

''En mis recuerdos''Donde viven las historias. Descúbrelo ahora