''Capítulo 24''

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Por JR:

Mientras regresaba a casa, no podía sacar de mi mente la imagen de Ren dormido, era como un niño pequeño. Uno que después de tanto llorar, se había quedado profundamente dormido. Y la culpa seguía ahí, martillandome la cabeza, yo era el responsable de que Ren estuviera así. Pero algo dentro de mí, me dice que toda esta pesadilla acabaría pronto.

Y para ello debía investigar, descubrir la verdad tras mi accidente. Porque hasta ayer por la noche, creía que había sido eso, un simple accidente. Pero ahora... Ahora no sabía que pensar, tenía el presentimiento de que mi madre y JaeBin son las responsables de mi pérdida de memoria. Y de ser así... Realmente no sabría que hacer. Después de todo, se trata de mi madre, y de mi mejor amiga de la infancia.

Al llegar a casa, como ya me lo sospechaba, ambas estaban esperándome, aún en pijamas y con algunas luces encendidas. Por sus rostros, se notaba que no habían pegado ojo en toda la noche, igual que yo. Además de las veinte llamadas perdidas por parte de las dos. Solo rogaba porque no hubiesen llamado a la policía.

¡JongHyun!—gritó JaeBin al verme, corriendo hacía mí para luego abrazarme con fuerza.—¡Que bueno que regresaste, creí que algo malo te había pasado!

Estoy bien.—comenté frío y cortante, incapaz de corresponder su abrazo.

¿Dónde demonios te habías metido?—preguntó mi madre, con una clara expresión de disgusto.—¿Sabes lo preocupadas que estábamos? ¡Ahora mismo me dices donde estabas!

Lo siento, pero no pienso hacerlo.—respondí igual de disgustado, realmente no lograba controlarme, no después de todo lo que Ren me había contando.—Te recuerdo que ya soy un adulto, madre, así que no te debo ninguna explicación.

¡Puede que a tu madre no, pero a mí sí! ¡Ya que yo soy tu esposa!—exclamó JaeBin molesta, apartándose y mirándome fijamente, con una mirada que solo me causaba incertidumbre. Muy diferente a lo que siento cuando veo a Ren a los ojos.

La verdad, es que estoy exahusto, así que no tengo ganas de discutir con ustedes; lo único que quiero es darme un buen baño de agua caliente.—mencioné, dándome la vuelta y comenzando a subir las escaleras. Solo para detenerme a la mitad y decir unas últimas palabras.—Pero si tanto te interesa saber dónde estaba, cariño, entonces te lo diré. Yo... estaba con Ren. Pasé la noche con él.

Y si más, retomé mi camino, ignorando por completo los gritos y chillidos por parte de JaeBin. Una vez en el baño, luego de haberme quitado toda la ropa, no pude evitar pasar mis manos por los chupetones que Ren me había hecho. Era evidente que nos habíamos dejado llevar, ya que yo también le dejé alguno que otro marcado en el cuello y la espalda. Ahora podía entender un poco el por que había escogido a Ren para mi prometido, aunque supongo que deben haber muchas más razones.

Luego de darme una ducha de agua caliente, me vestí y volví a salir, pero esta vez rumbo al trabajo. Prefería ir a trabajar, muerto de sueño, a seguir escuchando los reclamos y los berrinches de JaeBin; o las malas caras de mi madre. Estaba de sobra decir que le habían disgustado mis palabras, más ahora que sé que es homofobica. Y, de cierta forma, me dolía mucho saber que fuese así. Ya que por lo que Ren me había contado, ella jamás me apoyo ni me apoyará, aún cuando soy su único hijo. Para ella, yo era una completa vergüenza, estaba arruinando el prestigio de la familia.

Cuando llegué al trabajo, BumZu me estaba esperando para hablar, era evidente que ya sabía lo que había pasado con Ren. Aunque era de esperarse. Ya que sus amigos, obviamente, le habían contado todo al respecto. Y aunque preferiría no tocar el tema, BumZu era de confianza, por lo que sólo con él podría desahogarme. Después de todo, él es quien más me a ayudado con el tema de mi memoria y de las cosas que recuerdo con respecto a Ren.

¿Entonces es cierto?—preguntó, aún incrédulo.—¿Ren y tú se fueron juntos del bar?

Así es, de hecho, fuimos al que era nuestro apartamento.—comenté mientras revisaba algunos documentos y firmaba otros.—Ahí, Ren me contó algunas cosas sobre nosotros, sobre nuestra relación. Y otras de mi madre y de JaeBin.

¿Y le creíste, cierto?—preguntó con intriga, parecía que lo comentado le había causado alguna especie de emoción.

Por supuesto.—respondí, dejando escapar un suspiro mientras me inclinaba hacía atrás en mi silla.—Bastaba con verlo a los ojos para saber que estaba siendo honesto y sincero conmigo. Y también pude notar lo mucho que a sufrido por mi culpa, BumZu.

Bueno, con respecto a eso...—mencionó algo nervioso, por lo visto, sabía algo que yo desconocía por completo.—No te había querido comentar nada para no agobiarte más, pero sí, Ren a estado muy mal desde que perdiste la memoria. Incluso, hasta donde sé, él se negaba a comer o si quiera salir de la cama.

Pero... Ayer lo vi en el bar, divirtiéndose con sus amigos.—comenté, algo desconcertado, y reincorporandome en mi silla. Jamás me imaginé que Ren pudiera estar tan mal por mi culpa. Y saberlo solo me hace sentir aún más miserable.

Sí, así fue, pero porque MinHyun y los demás lograron convencerlo de salir y distraerse.—explicó, mientras jugueteaba con mi bolígrafo.—Pero antes de eso, tenía semanas sin salir de ese apartamento, incluso se negaba a recibir visitas. Estaba totalmente desecho, sumergido en una profunda depresión.

¡¿Y porqué no me lo habías dicho antes, BumZu?!—exclamé alterado, poniéndome de pie y golpeando la mesa, sintiendo como mi dolor de cabeza aumentaba.

¡Por favor, cálmate!—indicó también poniéndose de pie.—Si no te lo dije antes fue para no angustiarte más. Ya tienes suficiente con haber perdido la memoria, y los constantes dolores de cabeza que sufres. ¿Crees que de habértelo dicho, algo habría cambiado? Tú te casaste con JaeBin, ahora ella es tu esposa y lo mejor es que dejes a Ren tranquilo.

¡Pues no, no puedo, no después de lo de anoche!—mencioné desesperado, queriendo acabar con esta pesadilla que tanto Ren, como yo, estábamos viviendo.—BumZu, anoche estuve con él. Y me di cuenta que a pesar de todo, mi corazón aún le pertenece. Puede que haya perdido la memoria, pero no mi amor por Ren.

¿Y entonces, qué piensas hacer?—preguntó intrigado, mirándome fijamente.—Espero que no sea una locura.

Pienso descubrir la verdad, saber la verdadera causa detrás mi accidente.—respondí decidido. Porque no descansaría hasta recuperar mi memoria, y mi vida al lado de Ren.—¿Sabes? Anoche también hablé con él, y por lo que me contó, algo me dice que mi accidente no fue un simple accidente. Al menos no como ellas me quieren hacer creer.

¿Me estás diciendo que sospechas de tu madre y JaeBin?—volvió a preguntar, solo que ahora algo consternado y preocupado.—¿Tú de verdad crees que ellas pudieran ser capaces de algo así?

No, no es una sospecha. Estoy casi seguro que ellas tuvieron algo que ver.—afirmé, totalmente convencido.

Pero antes de que BumZu pudiera responder, un estruendo llamó nuestra atención. Parecía provenir de afuera de la oficina. Así que ambos salimos, dispuestos a saber que estaba pasando. Y, por lo visto, habían un par de tipos peleando con mi secretaria.

¡Señor, por favor, retirese antes de que llame a seguridad!—indicó mi pobre secretaria, echa un manojo de nervios. Aunque una reacción bastante normal. Aquel tipo se veía furioso, capaz de matar a quien se le pusiera en frente.

¿Qué está sucediendo?—pregunté, llamando la atención de todos los presentes, incluyendo aquellos dos tipos. Y, de inmediato, pude reconocer a uno de ellos, era uno de los amigos de Ren. En cuanto al otro, no estaba muy seguro, pero se me hacía algo familiar su rostro.

¡Tú!—indicó, aún más furioso, caminando de prisa en dirección mía. Por su expresión, estaba de sobra decir que el problema era conmigo.—¡Maldito infeliz!

¡MinSeok, no lo hagas!—gritó el amigo de Ren, con una expresión de pánico.

Pero antes de siquiera poder reaccionar, este otro tipo me golpeó, con tanta fuerza, que terminé en el suelo. Totalmente desorientado. Solamente podía escuchar las voces desesperadas de BumZu y mi secretaria pidiendo ayuda. Y quizás, si no hubiera estado tan cansado; y con tanto dolor de cabeza, entonces no habría perdido el conocimiento.

''En mis recuerdos''Donde viven las historias. Descúbrelo ahora