''Capítulo 10''

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Por JR:

¡Muy bien, ya es suficiente!—grité confundido y arto de aquella situación. No iba soportar que ese chico, pese a lo lindo que fuera, insultara a mi, ahora, esposa de esa forma. Rápidamente me acerqué a él, lo tomé del brazo y sin más lo llevé hasta la salida.—No sé que quien seas, y tampoco me interesa saber quien eres, pero quiero que te vayas de mi casa ahora mismo.

—¿JR...tú no...no te atreverías a correrme de tu casa, o sí?—preguntó con una voz quebrantada, una al borde del llanto. Mirándome fijamente a los ojos, logrando provocarme un fuerte escalofrío.—¿Es que acaso ya no me amas, tan fácil te olvidaste de mí y de mis besos?

Yo...lamento si en algún momento jugué contigo.—respondí tratando de sonar indiferente, ya que esas lágrimas que bajaban por sus mejillas, por alguna razón me hacían sentir mal conmigo mismo.—Sé que me comporte como un idiota pero, ahora que estoy casado, mi deber es cuidar y hacer prosperar mi matrimonio. Así que te pido que, por favor, te vayas de mi casa. De lo contrario, no me dejas otra opción más que llamar a la policía.

Seguidamente le solté, dándome la vuelta e intentando regresar a casa, siendo detenido segundos después. ¿Qué acaso ese chico no se iba a dar por vencido? Que molesto.

JR, por favor, no me hagas esto.—suplicó con intensidad y desesperación, podía verlo reflejado en sus ojos.—Te lo ruego, te lo suplico, no me dejes. Sin ti...sin ti mi vida no tiene sentido.

¡Basta, vete ya, no insistas!—indiqué mientras que los guardias lo apartaban de mí, volviéndolo a llevar hasta la salida.—Es más, no quiero volver a ver ninguno de ustedes tres cerca de aquí, los quiero lo más lejos posible de mi casa.

Y sin perder más tiempo, entré en casa, viendo por la ventana como unos minutos después esos desconocidos se iban en su auto.

Que alivio, creí que nunca se irían.—comentó mi madre con seriedad y molestia.

¿Quien sería ese chico, porqué diría que él y yo...?—intenté preguntar, siendo interrumpido al momento por JaeBin.

No le hagas caso, cariño, de seguro era algún admirador tuyo.—mencionó con nerviosismo.—Pero no lo culpo, con lo guapo que eres, deben haber más como él muriendo de envidia. Envidia de que ahora yo sea tu esposa.

Hijo, no le prestes atención a ese chico, no dejes que arruine el día más feliz de tu vida.—indicó mi madre, acercándose a mí para acomodar un poco mi corbata. Sin saber bien que responder solo me limite a asentir, pensando si en realidad este día....era el más feliz de toda mi vida.

Dejando mis pensamientos de lado, me decidí a disfrutar de la pequeña fiesta de bodas que mi madre organizo en el jardín. La fiesta era pequeña, la mayoría de los invitados, aparte de mis suegros, eran amigos de mi madre y amistades de los padres de JaeBin.

Horas más tarde, cuando la fiesta acabo y todos los invitados se fueron, era momento de la luna de miel. Mi madre se negó a pagar un hotel, por lo que decidió que lo mejor era que Binnie y yo nos quedaramos en casa y ella iría a casa de una amiga.

Así que, una vez completamente solos, tomé a mi esposa en brazos y la lleve hasta la habitación, dejándola con suavidad sobre la cama. Por alguna razón, ambos estábamos nerviosos. Como si fuera nuestra primera vez juntos.

JongHyun...—llamó Binnie con las mejillas levemente sonrojadas.—¿Podrías esperarme un momento? Prometo no tardarme.

¿Qué pasa?—pregunté preocupado. ¿Se sentiría mal? ¿Le estaría doliendo algo?—¿Estás bien?

Sí, es solo que...te tengo una sorpresa.—indicó, levantadose de la cama y yendo en dirección al baño.—Ahora regreso.

Sin más, ingreso en el baño, demorando unos diez minutos en salir. Dándome tiempo suficiente para desvestirme. Al verla salir, no pude evitar sorprenderme, realmente no me esperaba eso de ella.

¿Te gusta?—preguntó mientras presumía su linda lencería. Debo admitir que tiene un cuerpo muy hermoso. Aunque por algún motivo, el verla así, no me provocaba gran cosa.

Te ves hermosa.—respondí con sinceridad, aunque en el fondo seguía sin provocarme.

Podría ser que me estuviese volviendo loco, pero por más que lo intentaba, no sentía ninguna atracción por Binnie. Aún si ella se había esforzado tanto en verse bien esta noche solo para mí. Pero finalmente ahora era mi esposa, así que debía dejar esos pensamientos de lado y al menos esforzarme un poco.

Así que, con una sonrisa pícara me acerqué a ella, tomándola por la cintura para así apegarla a mí. Comenzando a besarla de forma provocativa. Lentamente volví a acostarla en la cama, esto sin dejarla de besar una y otra vez, sintiendo como su delgado cuerpo no dejaba de temblar.

¿Estás nerviosa, no es así?—pregunté, mirándola fijamente a los ojos, notando como le brillaban con intensidad.

En realidad...sí.—respondió mientras deslizaba sus finas manos por mi pecho.

Pero, ¿porqué?—volví a preguntar, solo que ahora confuso. Había una pequeña duda recorriendo mi cabeza.—¿Es que acaso nosotros...no habíamos estado juntos antes?

La verdad no, pero fue por que tú dijiste que querías esperar hasta esta noche.—respondió con timidez y nerviosismo, haciendo que dudará un poco de su respuesta.—Aunque debo suponer que no lo recuerdas, ¿verdad?

Yo...lo siento. Te juro que desearía tanto poder recordar.—mencioné un poco incómodo, deseando tanto el poder recuperar mi memoria lo más pronto posible.—Pero dejando eso de lado, no tienes nada de que preocuparte, no voy a lastimarte. Voy a ser muy cuidadoso, te lo prometo.

Lo sé, confió en ti, cariño.—indicó con una tímida sonrisa.

Con algo de esfuerzo, no solo logré relajarme y dejarme llevar, sino también disfrutar de ello. Dándole así a JaeBin, la mejor noche de bodas, o por lo menos eso quería creer.

''En mis recuerdos''Donde viven las historias. Descúbrelo ahora