SIGMUND
A medida que los días pasan y poco a poco voy a asumiendo mi nueva realidad, mi hermosa, perfecta y dulce realidad; debo decir que todavía tengo miedo de dormir y que al despertar me encuentre otra vez en el frente, que mi nueva vida sea un sueño y que Henryk no esté conmigo, pero ese sentimiento de temor se suaviza a con el paso del tiempo.
Henryk y yo hemos construido en pocos días una rutina diaria, el trabaja y yo me quedo en casa, me gusta hacer las labores del hogar, me ayuda a sentir que hago catarsis del pasado y no pensar en todos los momentos amargos que pasé en la guerra; es agradable mantener el apartamento en orden y cocinar para Henryk, la verdad es que él no es buen cocinero y aprecia más lo que yo puedo preparar, me gusta esta nueva vida y estoy empezando a sentirme feliz y pleno a pesar del poco tiempo que ha pasado.
Físicamente aún me estoy recuperando, pero ahora ya no me siento débil y estoy con mucha energía, por lo que hacer la comida y mantener limpio nuestro hogar no es suficiente para sentirme cansado; Henryk me llevó a conocer un poco la cuidad y por supuesto me presentó a sus vecinos que tenían muchos deseos de conocerme, la mayoría son señoras simpáticas, pero a veces cuando estoy sólo se invitan ellas mismas a pasar a nuestra casa, supongo que les interesa saber como viven dos hombres sólos que supuestamente son familia. Henryk me dijo que tuvo que mentir sobre nosotros y yo lo entiendo pues no sabemos como ven en Suiza a una pareja de hombres que viven juntos, por lo tanto es mejor ser discretos si queremos mantener nuestra tranquilidad y felicidad intactas.
Él y yo hablamos sobre los papeles de identidad y la decisión que se vió obligado a tomar en mi nombre, al parecer la intención de Dominic era cambiar mi apellido y colocarme el suyo para sacarme de Europa hacia Estados Unidos; eso me hizo sentir decepcionado de él, además me drogó para hacerme firmar en contra de mi voluntad y aquel té que me dió hizo que me enfermara, lo único positivo es que ahora llevo el apellido de Henryk, eso se siente bien y la verdad mi nombre suena mejor así, Sigmund Novinski, me gusta.
Yo sé cuales fueron las intenciones de Dominic, pero le salió todo mal, el destino llevo a Henryk al lugar justo en el momento exacto y jugó a nuestro favor por una vez, le tengo aprecio a Dominic por cómo me ayudó durante los días de la ocupación de Berlín, siempre le estaré agradecido y si quiere mi amistad está bien pero definitivamente no hay forma en que yo corresponda sus sentimientos, nunca la hubo y ahora menos que Henryk está conmigo.
Por otro lado Zúrich es una cuidad muy bonita rodeada por un gran lago que esta congelado por el invierno, llena de puentes, las casas y edificios son una combinación de arquitectura Bizantina y tendencias más modernas, pero para mi es más hermosa que eso debido a que estoy con Henryk, él hace que todo sea más bello y vivir con el aquí se siente cómo estar recién casados o así me parece que debe sentirse; las veces que recorrimos la cuidad fue mágico y aunque sigue sintiéndose irreal cada día tengo la certeza de que esta nueva vida no es un sueño.
Hoy decidí demostrarle a Henryk que estoy recuperado en todos los aspectos, la tensión sexual entre los dos se siente cada vez más fuerte y yo sé que él quiere que esté recuperado y lucha con sus propios deseos para esperar a que me encuentre bien, pero ya estoy sano y quiero que me haga el amor pues los besos y las caricias que nos damos no son suficientes; hoy apenas él se fué ordené toda la casa y me dispuse a salir para comprar cosas que necesitaría para esta noche.
Mientras recorro el pequeño mercado compro los ingredientes para la cena, vegetales, una buena carne y otras cosas para el postre, quiero hacer algo especial, también compré una botella de vino, Henryk me deja siempre suficiente dinero en la mañana y aprovecho para comprar todo lo que necesitamos pues a él le gusta gastar en cosas que no son muy alimenticias, pero ahora yo me encargo de esos detalles; la verdad es que me entusiasma hacerlo feliz, que cuando llegue a casa y abra la puerta sienta el aroma de la comida, encuentre la casa preciosa e impecable y a mi esperándolo para atenderlo después de un largo día, si definitivamente me resulta muy fácil ser feliz así.
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AMOR PRISIONERO
De TodoHenryk y Sigmund se conocieron en el peor momento y lugar posible, ambos estaban destinados a odiarse, pero a pesar de esta circunstancia entre los dos nace un amor imposible y una pasión desenfrenada; este amor los envuelve en una burbuja que les i...