Aurora.
El sol de la tarde entraba por las ventanas de mi sala, iluminando los hilos y telas esparcidos por todas partes. Estaba concentrada en terminar los últimos detalles de un vestido que imaginé que se vería hermoso en Birdie, cuando escuché el timbre. Con una sonrisa, me levanté y fui a abrir la puerta.
—Aurora —gritó Sussy con entusiasmo mientras me abrazaba—. Te presento a Tara, mi amiga de toda la vida. ¿Te acuerdas de ella? Fue mi dama de honor en la boda.
—Por supuesto que me acuerdo —respondí, sonriéndole ampliamente a su amiga.
—Hola Aurora, no te imaginas cuánto aprecio que nos recibas tan pronto. —Tara sonrió, sus ojos reflejando una mezcla de nervios y emoción—. Mi hermana se casa en un par de meses, y Sussy no dejó de hablar de lo hermoso que fue su vestido, así que... me convenció de pedirte que me hagas el mío.
—Es un honor que pienses en mí para algo tan importante —le dije encantada de que esté aquí.
—Te aseguro que no te arrepentirás —intervino Sussy, lanzándome una mirada cómplice—. Deberías abrir tu propio negocio, Aurora.
Reí suavemente, sintiendo una mezcla de orgullo y gratitud por los elogios. Estaba tentada por la idea, pero la vida en el consultorio me mantenía ocupada, y aunque disfrutaba creando vestidos, a veces parecía ser solo un pasatiempo.
—Gracias, chicas, pero estoy bien en el consultorio por ahora —me encogí de hombros—. Aunque no niego que sería divertido dedicarme a esto a tiempo completo.
—Eso es lo que me preocupa, que te conformes con algo que no te apasiona tanto —Sussy insistió, siempre tan persuasiva.
—El consultorio es importante para mí, pero no significa que no pueda disfrutar de ambas cosas —les sonreí con calma, indicando que estaba en paz con mi decisión.
—Entiendo, pero igual te advierto que no me daré por vencida —respondió Sussy con un guiño.
Nos reímos juntas mientras preparaba las cosas para tomarle las medidas a Tara. Mientras colocaba la cinta métrica alrededor de su cintura, la conversación fluía con naturalidad.
—Entonces, cuéntame, ¿cómo será la boda de tu hermana? —le pregunté a Tara, ajustando un poco la cinta.
—Será una ceremonia íntima en una pequeña capilla a las afueras de la ciudad —me respondió ella—. Luego, la recepción será en una cabaña en el bosque. Nada demasiado formal, pero sí muy especial. Estoy pensando en un vestido que sea sencillo pero elegante, algo que encaje con el ambiente.
—Eso suena encantador —comenté mientras anotaba sus medidas—. Ya tengo algunas ideas. ¿Qué color tienes en mente?
—Estaba pensando en tonos suaves, tal vez un azul cielo —respondió Tara, mientras sus ojos brillaban con emoción—. Algo que se vea natural y armonioso con el entorno.
—Perfecto, ya tengo una imagen en mi mente. Te haré algunos bocetos y podemos ajustar los detalles a medida que avancemos.
Seguimos conversando mientras le tomaba las medidas y Tara me explicaba más detalles de la boda. Sin embargo, la charla pronto derivó en otros temas más ligeros, como chismes recientes.
—¿Supiste lo de Samantha Levis? —dijo Sussy en tono conspirador—. Se emborrachó tanto en mi boba que acabó en urgencias. ¡Fue un espectáculo!
—¡No me lo puedo creer! —Tara contestó sorprendida por no haberla visto—. Aunque viniendo de Sam, no sé por qué me sorprendo.
—¿Y qué me dicen de Mindy? —añadió Sussy con una risa—. Volvió con su exnovio esa misma noche. ¡Después de todo lo que había dicho de él!
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Bajo la Aurora
RomanceEn la vida de Aurora, todo comenzaba a desmoronarse. La despidieron del trabajo de sus sueños y sus anhelos de ser madre se desvanecieron. Desesperada por un cambio, decide mudarse a la ciudad más fría del mundo, refugiándose en la pequeña casa roja...