Aurora.
Otro día en el consultorio, pero esta vez diferente, no había tensión, ira o peleas aproximándose. Solo dos adultos que al fin habían hablado para superar el pasado. Podía respirar alivio y
continuar con mis tareas diarias sin la carga emocional de antes.
Supongo que también había cambiado algo general en Archer, cuando sus pacientes salían más satisfechos que asustados por él hombre.
En cuanto el próximo paciente pasó al consultorio, tomé mi celular a escondidas. Aún no quería problemas con el jefe. Al desbloquearlo, vi un mensaje nuevo.
Demian: Cena esta noche. Yo te recojo.
Suspiré mirando el mensaje por un momento. Él no estaba preguntando nada. Realmente no tenía ganas de estar fuera hoy, ni de hablar con Demian, sinceramente, aunque resolvimos nuestro problema, lo que sentía por él no era lo mismo desde el inicio. Me disputé entre ser sincera e incomodarlo o mentir y en cuanto tuviera ganas invitarlo yo, parecía una decisión más acertada a lo que a mi respectaba.
Aurora: Mi trabajo sobrepasa el techo del consultorio, hoy saldré tarde así que esta noche es imposible.
Devolví el teléfono a mi bolso y aunque oí que él ya había contestado, no lo volví a tomar.
Dejé una nota sobre mi escritorio de que volvía en unos minutos y salí para caminar un metro y llegar a la nueva cafetería, aún estaban inaugurando, pero yo estaba desesperada por venir cada día. Birdie llegaría en cualquier momento de la escuela y quería que comiera algo.
—Buenos días, ¿qué puedo servirte? —me saludó una mujer de unos veinti tantos.
Tenía un hermoso cabello rizado que le llegaba a la espalda media, se veía muy feliz. Su sonrisa era muy contagiosa, pero también familiar. La etiqueta en su uniforme decía que su nombre era Kirsty, igual al letrero de la entrada.
—Buenos días. Quisiera dos rolls de canela y tres galletas de amapolas. Por favor —le sonreí como ella—. Disculpa la intrusión, llevas el nombre del lugar en tu chaqueta ¿eres la dueña?
—Si así es, es mi tercer día y no puedo parar de sonreír. Este es mi sueño —levanto un poco las manos señalando el lugar, se veía muy orgullosa. Estaba poniendo mi pedido en una bolsa de cartón.
—Muchas felicidades, es un hermoso lugar. Yo soy Aurora, trabajo aquí al lado en el consultorio de Archer —me presenté amablemente extendiendo mi mano sobre el mostrador y ella la tomó sin dudar.
—Encantada de volver a conocerte —se rió un poco mientras yo le extendía el dinero para pagar.
—¿Volver a conocerme? —le pregunte a ella confundida por sus palabras.
—Soy Kirsty James, de química —ella se volvió a reír al aclarar la clase que tomamos juntas, pero claro que la conocía. Habíamos sido compañeras en esa clase casi todos nuestros años de instituto.
—Kirsty como lo siento, no te reconocí. Estás preciosa —sinceramente mi corazón estaba palpitando rápido, habían sido como doce años sin verla y estaba tan feliz de ver otra cara conocida.
—Gracias, también tu Aurora. Es bueno verte de nuevo por aquí.
—Es cierto, es bueno volver —comencé a caminar lentamente a la puerta.
—Saluda a Archer de mi parte, no lo veo hace días —ella se ruborizó y bajó la cabeza. Algo dentro de mí se tensó un poco. ¿Ellos se conocían?
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Bajo la Aurora
RomansaEn la vida de Aurora, todo comenzaba a desmoronarse. La despidieron del trabajo de sus sueños y sus anhelos de ser madre se desvanecieron. Desesperada por un cambio, decide mudarse a la ciudad más fría del mundo, refugiándose en la pequeña casa roja...