Capítulo IV

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Días después del funeral de Laena Velaryon

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Días después del funeral de Laena Velaryon

Después de tres días en el mar, las olas rompían suavemente contra el casco del barco que se acercaba a la imponente y ancestral fortaleza de Dragonstone. La atmósfera era solemne, aunque cargada de anticipación. Rhaenyra, con sus hijos Jacaerys y Lucerys a su lado, miraba con una mezcla de nostalgia y resolución la fortaleza que sería su hogar durante tantos años. A su lado, Daemon permanecía en silencio, pero la leve sonrisa en sus labios delataba su satisfacción de regresar a su dominio ancestral con su nueva familia.

Luciarys, junto a Rhaena, observaban la fortaleza con una mezcla de emoción y nerviosismo. Sabía que los próximos días marcarían un antes y un después en su vida. La ceremonia de boda de su padre, Daemon, con Rhaenyra se llevaría a cabo, sellando una unión que no solo sería poderosa, sino también profundamente personal.

 La ceremonia de boda de su padre, Daemon, con Rhaenyra se llevaría a cabo, sellando una unión que no solo sería poderosa, sino también profundamente personal

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Siete días después, en el corazón de Dragonstone, la ceremonia tuvo lugar. El gran salón estaba lleno de velas, y el aire olía a incienso, mientras los septos recitaban las oraciones ancestrales que bendecían la unión de sangre y fuego. El matrimonio entre los Targaryen, como era costumbre en su familia, se marcaba con rituales sangrientos, un acto que simbolizaba la pureza de su linaje Valyrio.

Daemon y Rhaenyra, con sus rostros bañados por la luz de las velas, se miraban con una mezcla de amor y determinación mientras recitaban sus votos en la lengua antigua de Valyria. Sus manos unidas, goteando sangre que caía al suelo como un símbolo de su vínculo inquebrantable. Sus hijos los rodeaban en un círculo cerrado, compartiendo la solemnidad del momento. Rhaena y Luciarys estaban a un lado, observando en silencio el ritual.

A pesar de la grandiosidad del evento, Luciarys sentía un peso en su pecho. Las palabras, los votos, todo parecía cargado de un futuro incierto. Aunque admiraba la fuerza de su padre y el amor que compartía con Rhaenyra, algo en su interior la inquietaba. Decidió retirarse en silencio, deslizando su mano fuera del círculo sin que nadie lo notara.

Sus pasos resonaban en los fríos pasillos de Dragonstone, alejándose del bullicio de la ceremonia. Encontró consuelo en la soledad del castillo, pero no se percató de que Jacaerys la había seguido en silencio, observando su retirada.

-Luciarys -la voz de Jacaerys rompió el silencio del pasillo, haciendo que ella se detuviera en seco. Se giró para encontrarlo parado a unos metros de distancia, su expresión era seria, pero había un leve atisbo de calidez en sus ojos.

-¿Por qué no estás en la ceremonia? -preguntó Luciarys, tratando de ocultar su sorpresa al verlo allí.

Jacaerys se acercó lentamente, sin apartar la mirada de ella.

-La ceremonia puede continuar sin mí por un momento. Quería hablar contigo -, sus palabras eran tranquilas, pero su tono sugería que lo que tenía que decir era importante.

Luciarys levantó una ceja, su curiosidad despertándose.

-¿Hablar de qué?

Jacaerys hizo una pausa, como si estuviera reuniendo valor antes de continuar.

-Siempre he admirado a mi madre. Su valentía, su fuerza... Pero, en ti, Luciarys, veo algo más. No solo veo valentía, sino también una lealtad inquebrantable. Lo que hiciste por mi hermano Lucerys, esa noche en Driftmark... lo recordaré siempre.

Luciarys sintió que su corazón latía más rápido, pero se obligó a mantener una expresión neutral.

-No fue nada. Hice lo que cualquier persona haría por su familia.

-Eso es precisamente lo que quiero decir -replicó Jacaerys, acercándose aún más. Su voz bajó, volviéndose casi un susurro-. No todo el mundo se arriesgaría así, no con tanto coraje. Desde que pude hablar y caminar, supe que quería estar al lado de alguien así.

Luciarys lo miró, tratando de comprender lo que Jacaerys realmente estaba diciendo. La intensidad en su mirada la desconcertaba.

-¿Qué estás tratando de decir? -preguntó ella, su voz temblando ligeramente.

Jacaerys respiró profundamente antes de responder.

-Quiero que sepas que algún día, cuando el momento sea el adecuado, me gustaría que fueras tú. La mujer con la que compartiera mis días. Una mujer que no solo es valiente como mi madre, sino que también tiene su propio fuego. Luciarys... tú eres esa mujer.

Las palabras de Jacaerys cayeron como una pesada revelación en el aire. Luciarys se quedó mirándolo, sin saber cómo responder. Durante años, había considerado a Jacaerys solo como su medio hermano, alguien cercano, pero nunca había pensado en él de esa manera.

-Jacaerys... -susurró, sin saber cómo continuar.

Pero él no le dio tiempo a responder. Extendió la mano, tomando la suya con
suavidad.
-No estoy pidiendo que respondas ahora. Solo quería que lo supieras. Y cuando llegue el momento, sabré que estarás lista para lo que venga.

Luciarys lo miró a los ojos, sintiendo el peso de sus palabras, el futuro incierto que ahora parecía entrelazarse con el suyo de una manera que jamás había previsto. El fuego de Dragonstone brillaba a lo lejos, y en el silencio del castillo, ambos jóvenes se quedaron ahí, en el pasillo, sabiendo que nada sería igual a partir de ese momento.

 El fuego de Dragonstone brillaba a lo lejos, y en el silencio del castillo, ambos jóvenes se quedaron ahí, en el pasillo, sabiendo que nada sería igual a partir de ese momento

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༄𝐋𝐔𝐂𝐈𝐀𝐑𝐘𝐒 𝐓𝐀𝐑𝐆𝐀𝐑𝐘𝐄𝐍༄ 𝐻𝑂𝑇𝐷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora