♔︎ 𝐇𝐢𝐣𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐇𝐢𝐣𝐨 ♔︎

390 32 0
                                    

Esa misma noche, los dos se infiltraron en la Fortaleza Roja, aprovechando su conocimiento de los pasadizos secretos y los recovecos que ni los propios guardias conocían

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Esa misma noche, los dos se infiltraron en la Fortaleza Roja, aprovechando su conocimiento de los pasadizos secretos y los recovecos que ni los propios guardias conocían. Como sombras, avanzaron hasta llegar a los aposentos de la reina Helaena Targaryen, donde la reina descansaba con sus tres hijos: Jaehaerys, Jaehaera y el pequeño Maelor. La habitación estaba tranquila, con la luz de la luna filtrándose por la ventana y acariciando los rostros inocentes de los niños que dormían.

El sonido del cerrojo que se abría despertó a Helaena, que se incorporó rápidamente en la cama, asustada. Sus ojos se llenaron de terror al ver a los dos intrusos. —¿Quiénes sois?— preguntó con voz temblorosa, alzando la mirada hacia ellos. —¿Qué queréis?—

Sangre y Queso no respondieron de inmediato. Fue Queso quien rompió el silencio, su voz suave pero cargada de amenaza. —Estamos aquí para saldar una deuda,— dijo. —Daemon Targaryen nos envía. Su hijastro ha muerto, y ahora él exige lo que es suyo por derecho. Un hijo por un hijo.—

Los ojos de Helaena se abrieron con horror al comprender lo que aquellas palabras significaban. —No... no, por favor, matame a mí— suplicó, su voz quebrándose. —Ellos son solo niños. No han hecho nada malo. ¡Por favor, no les hagáis daño!—

Queso avanzó lentamente, levantando su daga para que la reina pudiera verla, su hoja reflejando la luz de la luna. —Debes elegir, mi reina,— susurró. —Uno de ellos vivirá, los otros dos morirán. Elige, o todos perecerán.—

El dolor y el miedo que atravesaron a Helaena en ese momento fueron indescriptibles. Miró a sus hijos, a Jaehaerys, Jaehaera y el pequeño Maelor, sus cuerpos frágiles y temblorosos aferrándose a ella con desesperación. —No puedo...—lloriqueó, su voz rota por la angustia. —No puedo elegir. Por favor... por favor, no les hagáis daño...—

Pero Sangre no tenía la paciencia para sus ruegos. —Entonces todos morirán,— advirtió, acercando su arma al cuello de Jaehaerys, que intentaba contener las lágrimas.

—¡No!— gritó Helaena. —Maelor... por favor, toma a Maelor...— Sollozó, su corazón deshecho por la elección imposible que había hecho, deseando que al menos el menor de sus hijos tuviera una oportunidad de vivir.

Sangre y Queso intercambiaron una mirada, como si compartieran un chiste macabro. —No,— dijo Queso con frialdad, su sonrisa desapareciendo mientras avanzaba hacia Jaehaerys. —No era una elección de a quién llevarnos. Era a quién mataríamos.—

El brillo de la hoja se hundió en la carne con una rapidez brutal, y Jaehaerys, el joven príncipe, apenas tuvo tiempo de emitir un gemido antes de que su vida se escapara de su cuerpo. La sangre se derramó sobre las sábanas, y el grito desgarrador de Helaena resonó por todo el aposento, perforando la noche.

—¡No, Jaehaerys! ¡No!— La reina se arrodilló junto a su hijo, abrazando su cuerpo sin vida, el rostro bañado en lágrimas. Pero la indiferencia de sus atacantes era absoluta. Sangre y Queso se apartaron, satisfechos con su trabajo, mientras Helaena permanecía en el suelo, rota, el alma destrozada por la pérdida que acababa de sufrir.

༄𝐋𝐔𝐂𝐈𝐀𝐑𝐘𝐒 𝐓𝐀𝐑𝐆𝐀𝐑𝐘𝐄𝐍༄ 𝐻𝑂𝑇𝐷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora