♔︎ 𝐂𝐚𝐛𝐞𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐏𝐥𝐚𝐭𝐞𝐚𝐝𝐨𝐬 ♔︎

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Cuando Jeyne Arryn y Luciarys llegaron a una puerta de uno de los muchos salones en el castillo, los guardias abrieron las puertas simultáneamente, revelando a los tres príncipes Targaryen jugando en el suelo junto a sus dragones jóvenes

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Cuando Jeyne Arryn y Luciarys llegaron a una puerta de uno de los muchos salones en el castillo, los guardias abrieron las puertas simultáneamente, revelando a los tres príncipes Targaryen jugando en el suelo junto a sus dragones jóvenes. El corazón de Luciarys latió con fuerza al ver a sus medios hermanos sanos, corrió hacia ellos y se agachó, sintiendo el alivio en su pecho. Joffrey, el menor, al verla fue a abrazarla con fuerza mientras los dos príncipes más pequeños miraban con alegría a su media hermana mayor. Luciarys acarició los cabellos plateados de Aegon y Viserys, sintiendo una mezcla de ternura y responsabilidad al observarlos tan vulnerables en medio de la tormenta política que los rodeaba.

Desde el umbral, Lady Arryn observaba la escena, con una expresión impenetrable pero quizás con una pequeña chispa de comprensión ante el afectuoso reencuentro. Joffrey, siempre el más curioso, alzó la cabeza y preguntó:

-Luciarys, ¿ya nos vamos con madre?

La princesa sonrió con ternura, pero sintiendo una punzada en su corazón por tener que engañar a su hermano.

-Pronto, Joffrey, pronto estaremos todos juntos otra vez.

El pequeño asintió, confiado, y se sentó de nuevo en el suelo, volviendo su atención a los pequeños dragones que emitían pequeños gruñidos y bufidos. Luciarys, tras ver que los príncipes estaban entretenidos, se levantó y giró hacia Lady Arryn con la misma firmeza que había mantenido desde su llegada.

-Lady Arryn, le agradezco que me hayais permitido ver a los príncipes. Pero si le parece bien, quisiera un momento a solas con ellos, para hablarles en privado.

Jeyne frunció el ceño, con la duda cruzando por su rostro durante un instante. Pero tras un breve silencio, hizo un gesto a los guardias y, sin una palabra más, se retiró junto a ellos, cerrando las puertas detrás de sí. Luciarys suspiró con alivio, dejando escapar la tensión acumulada.

Se acercó a una mesita donde descansaba una jarra de té y dos vasos de cristal. Se sirvió un poco y, tras unos segundos de reflexión, se dejó caer en la silla, mirando a los príncipes jugar con los dragones diminutos. La calidez del té en su mano apenas alivió el nudo que sentía en su pecho. Sabía que debía obtener más información. Algo no estaba bien.

-Joffrey -comenzó, dirigiéndose al mayor de los príncipes mientras jugaba con su pequeño dragón-. ¿Sabes algo sobre por qué Rhaena se fue de aquí? ¿Hablasteis de ello?

El niño titubeó, claramente incomodado por la pregunta, pero finalmente respondió, con la voz cargada de incertidumbre.

-No lo sé muy bien... pero una vez, cuando estábamos aquí en Valle, vimos algo extraño. Había partes del césped que estaban quemadas, como si... como si un dragón hubiera pasado por allí.

Luciarys sintió cómo un escalofrío recorría su espalda. Quemaduras en el campo... podría haber sido un dragón, pero ¿qué hacía Rhaena en medio de todo aquello? El misterio de la desaparición de su prima se profundizaba, y la incertidumbre crecía dentro de ella. Con su mano, acarició inconscientemente su vientre, como si el contacto pudiera calmar sus pensamientos mientras reclinaba su espalda contra la silla, perdiendo la mirada en la ventana cercana.

༄𝐋𝐔𝐂𝐈𝐀𝐑𝐘𝐒 𝐓𝐀𝐑𝐆𝐀𝐑𝐘𝐄𝐍༄ 𝐻𝑂𝑇𝐷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora