XVII

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Era temprano en la mañana en la BAU, y el equipo estaba reunido alrededor de la mesa de conferencias. Las tazas de café aún humeaban mientras Hotch colocaba unos documentos sobre la mesa, listos para ser revisados. Las nuevas informaciones sobre Alessandro Solari habían empezado a aflorar, conectando puntos que antes parecían sueltos. El ambiente era serio y centrado, como siempre que la investigación avanzaba hacia terreno más peligroso.

—Tenemos conexiones claras entre Solari y una red de tráfico en el norte del país —explicó Hotch, señalando un mapa proyectado en la pantalla—. Aún no hemos confirmado los nexos internacionales, pero las comunicaciones interceptadas sugieren que está negociando con otros cárteles.

Emily tomó la palabra, señalando las imágenes de los asociados de Solari.

—Hay varios nombres que han aparecido en estas transacciones. Parece que no actúa solo, y esas conexiones podrían ser clave para atraparlo.

El equipo asintió, concentrado en la información que se desplegaba ante ellos. Pero Morgan estaba callado, más inquieto de lo habitual. Finalmente, después de unos minutos de tensión contenida, se aclaró la garganta y habló:

—Tengo que confesar algo. Anoche... estuve con Isabella Solari.

El silencio en la sala fue inmediato. Todos giraron la cabeza hacia Morgan, sorprendidos. JJ y Garcia intercambiaron miradas, claramente intentando procesar lo que acababan de escuchar. Reid frunció el ceño, y Prentiss lo miró con una mezcla de curiosidad y preocupación.

Hotch, sin embargo, mantuvo su mirada fija en Morgan. Aunque su rostro era neutral, el tono de su voz al hablar fue grave, dejando claro que no iba a tolerar deslices.

—¿Qué quieres decir con que estuviste con ella? —preguntó Hotch, sin levantar la voz, pero con la firmeza de un líder que ya intuía el peso de la respuesta.

Morgan suspiró, sintiendo la presión de todas las miradas sobre él.

—La llevé a mi casa. No ocurrió nada, pero... estuvimos hablando, y se fue más tarde de lo que debería haber permitido.

El silencio volvió a caer sobre la sala, esta vez más denso, como si todos contuvieran el aliento. Prentiss cruzó los brazos, claramente preocupada por lo que este acercamiento podía significar para la investigación.

—¿Hablasteis sobre el caso? —preguntó Emily, intentando encontrar un ángulo lógico.

Morgan negó con la cabeza.

—No, no directamente. Pero sé que... la situación fue inapropiada. Ella está emocionalmente inestable, y aunque no lo dijera en voz alta, la conexión entre nosotros está interfiriendo con mi trabajo.

Hotch mantuvo la mirada fija en él por unos segundos más, como evaluando la gravedad de la situación. Luego, respiró hondo y dio un paso hacia la mesa, apoyándose en ella.

—Morgan, lo que acabas de decirnos es grave —comenzó con un tono bajo pero autoritario—. Sabes perfectamente que cualquier relación personal con Isabella Solari compromete este caso. Y no solo el caso, sino tu juicio y el de todo el equipo. Si no frenas esto inmediatamente, tendré que sacarte del caso. No me dejas opción.

Morgan abrió la boca para responder, pero Hotch lo interrumpió antes de que pudiera hablar.

—No estoy diciendo que no confíe en ti, pero no puedes permitir que tus sentimientos te nublen la visión. Ella es clave en esta investigación, y cualquier interacción tuya con ella que no sea estrictamente profesional pone en peligro todo lo que hemos trabajado hasta ahora.

El equipo permaneció en silencio. JJ y Garcia observaban con expresión seria, aunque Garcia, en su naturaleza cálida, mostraba una leve preocupación por Morgan. Reid, por otro lado, parecía pensativo, como si estuviera analizando la situación desde un ángulo psicológico.

Mentes Criminales: Solari (Derek Morgan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora