El día siguiente en la BAU comenzó como cualquier otro, pero para Morgan, el ambiente ligero y las bromas de sus compañeros se sentían como un eco distante. Sus pensamientos estaban atrapados en la noche anterior, en las palabras de Isabella y la forma en que lo había dejado, con un frío tan cortante que aún podía sentirlo en su pecho. Se había pasado la noche en vela, preguntándose si había cometido un error al cortar la comunicación con ella, al no poder ofrecerle más que lo que ya tenía.
En la sala de reuniones, el equipo discutía el plan para el día. Emily, Rossi y Reid compartían sus teorías sobre los próximos pasos del caso, mientras JJ repasaba los detalles del registro que iban a realizar en casa de Isabella Solari. Hotch entró, puntual como siempre, y les dio la última actualización antes de que salieran.
—Tenemos el permiso para registrar la casa de Isabella Solari —anunció, su tono práctico y sin emociones—. No sabemos si encontraremos algo que nos lleve hasta Alessandro, pero es un paso importante. Queremos hacerlo con discreción. Nada de movimientos bruscos, queremos mantenerla colaborativa.
Morgan asintió, aunque su mente estaba lejos. Prentiss lo observó de reojo, notando la tensión en su mandíbula y la forma en que sus manos estaban crispadas. Desde su experiencia con Morgan, sabía que algo más estaba pasando, pero decidió no presionar... por ahora.
Mientras el equipo se preparaba para salir, Reid comentó algo sobre las probabilidades de que Alessandro hubiera dejado alguna pista inadvertida en su hogar, pero Morgan apenas lo escuchaba. Su mente estaba enfocada en un solo lugar: la puerta de Isabella.
Cuando llegaron a la mansión Solari, el aire se sentía cargado de una tensión invisible. Isabella les abrió la puerta, vestida impecablemente como siempre, aunque su expresión no era más que una máscara de frialdad. Los ojos de Morgan buscaron los de ella instintivamente, pero todo lo que encontró fue una mirada vacía, dura, como el hielo. Sin embargo, por debajo de esa fachada, aún podía sentir la misma atracción que lo había llevado a su puerta la noche anterior. Pero esta vez, la distancia entre ellos era palpable.
—Adelante —dijo Isabella con un tono cortante, cruzando los brazos sobre el pecho—. Pero no toquen nada que no deban. Estoy aquí por cortesía, no por voluntad.
Sus palabras eran como un látigo. El resto del equipo se movió con profesionalismo, buscando en las estanterías y revisando documentos, mientras Morgan se quedó en el umbral, observando a Isabella con una mezcla de frustración y arrepentimiento. Se sentía impotente, atrapado entre su deber y lo que sabía que estaba ocurriendo entre ambos. Sabía que había herido a Isabella la noche anterior, y aunque entendía que no tenía otra opción, eso no hacía que el dolor fuera menor.
Isabella se movía por la casa con una calma controlada, observando a los agentes mientras lo hacían todo con sumo cuidado. No dirigía la palabra a Morgan, pero cada vez que pasaba junto a él, la electricidad entre ellos se hacía más evidente, como si el aire se cargara con cada paso que ella daba.
Morgan trató de mantener la compostura, pero no pudo evitar sentir cómo su mirada lo seguía. Sabía que Isabella era consciente de su presencia, de la forma en que la observaba con esa mezcla de deseo y culpa.
Finalmente, fue Hotch quien notó la tensión en su compañero. Mientras revisaban los documentos en la oficina de Alessandro, se acercó a Morgan con la sutileza que lo caracterizaba.
—¿Estás bien, Morgan? —preguntó en voz baja, sin levantar la vista del archivo que sostenía—. Pareces... distraído.
Morgan se tensó, consciente de que Hotch siempre podía leer más allá de lo evidente. Suspiró y asintió, aunque no con demasiada convicción.
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Mentes Criminales: Solari (Derek Morgan)
FanfictionA medida que Derek Morgan se involucra personalmente con Isabella Solari para descubrir donde está su marido, experto en narcotráfico y crimen organizado, las líneas entre lo profesional y lo emocional se difuminan. La tensión crece capítulo a capít...