Capítulo 111 ~ ¿Por qué?

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Con un chaleco negro de piel de wyvern y una armadura ligera debajo de una túnica azul marino, con su espada larga en la cintura, Riftan parecía más un mercenario rebelde que un caballero. Maxi notó su cabello recortado, ya que los mechones que solía llevar peinados hacia atrás ahora se posaban prolijamente sobre su bonita frente. El cabello de su nuca también era mucho más corto. Si no fuera por su expresión inexpresiva y sus ojos sombríos, fácilmente podría confundirse con un joven de veintitantos años.

Mirando a Maxi, le entregó las riendas a Elliot.

— Vas ligera de ropa.

La euforia de su rostro se transformó rápidamente en una expresión de molestia. ¿Eso era todo lo que tenía que decir? Su actitud sin remordimientos echó por tierra toda su determinación de mantener una conversación tranquila.

Llevándose las manos a la cintura, Maxi lo miró fijamente.

— ¿Por qué no volviste anoche? ¿Dónde diablos...?

Riftan la agarró del brazo y llamó a los caballeros que tenía detrás.

— Lleven a Talon al establo. Esperenme en los cuarteles de los caballeros.

Entonces, antes de que ella pudiera decir nada más, comenzó a caminar hacia el castillo principal. Maxi no podía creerlo.

¡¿Este hombre cree que puede hacer lo que le plazca?!

— ¿Adónde vamos? — preguntó Maxi mientras era arrastrada como una cabra atada.

— Preferiría no ofrecer a todo el mundo otro espectáculo. Hablaremos en nuestra habitación — dijo Riftan con brusquedad, entrando en el espacioso vestíbulo repleto de gente.

Maxi lanzó una mirada hosca a su marido antes de mirar por encima del hombro. Los caballeros miraban preocupados, y Sidina tenía los ojos muy abiertos al verlos partir.

Maxi forzó una sonrisa tranquilizadora en su rostro y siguió a Riftan a través del gran salón, luego subió las escaleras de mármol que conducían a las habitaciones de huéspedes.

— O-Oí que dejaste el castillo por la mañana temprano — soltó Maxi en cuanto entraron en su alcoba —. ¿Qué demonios ha pasado? ¿Qué noticias trajo Sir Ursuline?

— Había algunos problemas en Anatol que requerían mi atención urgente. Pasé la noche enviando mensajes, buscando mercaderes que me ayudaran -explicó Riftan mientras se quitaba el abrigo y lo arrojaba sobre una silla.

Los ojos de Maxi se nublaron de preocupación.

— ¿Qué clase de problemas?

Después de un momento de silencio, Riftan se frotó la nuca con cansancio.

— Para abastecer al ejército de la coalición, el Consejo de los Siete Reinos compró grandes cantidades de alimentos a los mercaderes de Lakazim. El gremio de mercaderes de Anatol actuó como intermediario, y al parecer hubo algunas disputas durante la transacción.

Maxi lo miró con sospecha. Dado que Anatol se había convertido en un gran centro comercial, los impuestos pagados por los mercaderes constituían sin duda gran parte de los ingresos de la tierra. Aun así, le resultaba extraño que el señor de las tierras, que acababa de luchar en una gran campaña, tuviera que resolver una disputa comercial con tanta urgencia. Lo miró con desconfianza.

— ¿Cuál es exactamente el problema? ¿Qué tan grave podría ser...?

— Los buques mercantes de Anatolia fueron apresados ilegalmente cuando entraban en un puerto del este de Balto — respondió rígidamente Riftan antes de que Maxi pudiera siquiera terminar de hablar —. Aderon Suner, el representante del gremio mercante, solicitó la ayuda de los caballeros Remdragon. Ricaydo hizo todo lo posible por resolver el asunto, pero había un límite a lo que podía hacer como mi representante. Por eso tuve que enviar personalmente una queja oficial a Balto y buscar comerciantes dispuestos a entregar allí mis sobornos. Es mi deber sacar a mis socios comerciales de la prisión de Balto lo antes posible.

Debajo del Roble ~ Libro 09 [Temporada dos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora