Capítulo 91 ~ Preparando el asedio

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— Maximilian, ¿puedes venir conmigo a las barracas centrales?

Maxi había estado observando las ráfagas de nieve con el corazón encogido cuando la princesa Agnes la llamó. Al volverse, vio a la princesa cruzando el campamento con sus guardias reales, vestida con una túnica verde y una armadura plateada. La mirada de Maxi se desvió hacia el fino estoque de la princesa y la pequeña hacha de batalla que colgaban de su cintura.

De vez en cuando, la princesa Agnes se ponía un yelmo y dirigía a sus hombres en un simulacro de batalla, pareciendo más una guerrera que una maga mientras bramaba órdenes y blandía su espada desde lo alto de su caballo de guerra. Cada vez que Maxi la veía, sentía una extraña mezcla de envidia y celos por poder compartir el mismo mundo que Riftan.

Enterrando sus emociones, Maxi preguntó amablemente.

— ¿Es que pasa algo?

— Hemos ultimado la colocación de los batallones. Los magos también deberían familiarizarse con la disposición para facilitar la asistencia durante la batalla. — La princesa inclinó la barbilla hacia las barracas situadas detrás de una pared rocosa —. Ven conmigo.

Maxi se cubrió la cabeza con la capucha y se apresuró a seguir a la princesa, que la miraba con una cálida sonrisa.

— No hemos tenido mucho tiempo para hablar. ¿Es manejable el trabajo?

— Mi trabajo es insignificante... comparado con lo que usted debe hacer, Alteza.

— Otra vez con las formalidades, — suspiró la princesa —. Desearía que no fuera tan rígida conmigo. Me siento como si hubiera estado caminando sobre hielo desde el comienzo de esta campaña por culpa de Riftan.

Maxi la miró con desconfianza. Sin pensarlo, respondió secamente.

— Ustedes parecían llevarse bien... para ser así.

Los ojos de Agnes se ensancharon y Maxi sintió que le ardían las mejillas. Tratando de compensarlo, tartamudeó.

— E-Estaban siempre juntos... como uña y carne.

— Bueno, Riftan es mi ayudante principal — respondió Agnes, rascándose la mejilla con expresión ambigua —. Pero cualquier amistad que hubiéramos tenido se perdió hace mucho tiempo. Está resentido conmigo desde que te llevé a la Torre de los Magos. No sabes lo furioso que estaba. — La princesa se abrazó a sí misma, estremeciéndose ligeramente —. Pensé que se habría ablandado después de tu regreso, pero me equivoqué. Francamente, he estado de los nervios todo este tiempo.

Maxi sintió resentimiento cuando el recuerdo de los dos susurrando durante las reuniones de estrategia pasó por su mente. Una intensa desconfianza surgió en su interior. A pesar de ello, no deseaba discutir por asuntos tan nimios con la guerra en el horizonte, y dedicó a la princesa una plácida sonrisa. Fue un alivio cuando llegaron a las barracas, poniendo fin a la embarazosa conversación.

En el interior de la gran tienda, calentada con braseros, ya se habían reunido muchos de los principales miembros de la coalición. Los comandantes y vicecomandantes estaban de pie alrededor de una larga mesa con los sumos sacerdotes a un lado, mientras que los magos se sentaban en un pequeño círculo al otro. Maxi pasó junto a la pila de armas y cajas de carga para reunirse con ellos.

Celric murmuraba algo en élfico mientras se acariciaba la espesa barba, pero levantó la vista cuando notó que ella se acercaba.

— Ah, eres tú, — dijo.

Sintiendo que algo había pasado, Maxi se apresuró a acercarse a él.

— ¿Ocurre algo?

— No — respondió Anton desde su asiento junto a Celric —. Todo va bien. Miriam ha avisado de que han encontrado un escondite cerca de la granja de basiliscos.

Debajo del Roble ~ Libro 09 [Temporada dos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora