Capítulo 104 ~ Anulando runas

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Al día siguiente, los magos comenzaron la tarea de destruir las runas. Anette, Armin, Anton y Maxi se encargaron de anular las del castillo principal. Los imponentes muros de piedra que se alzaban a lo largo de la ladera montañosa estaban cubiertos de runas de fortificación, la mitad de las cuales eran imposibles de descifrar debido a su enorme complejidad.

Maxi exhaló un profundo suspiro mientras pasaba los dedos por uno de los pilares de piedra que flanqueaban la entrada del castillo. Casi todos los materiales de construcción del castillo parecían estar fortificados con magia.

— T-Tomará una eternidad... anularlos todos.

— No necesitamos anularlos todos — dijo secamente Kuahel Leon —. El castillo se derrumbará en cuanto los pilares de apoyo principales se vean comprometidos.

El Caballero del Templo había seguido a los magos, con sus subordinados a cuestas. Maxi, que había estado contemplando el alto techo, le dirigió una mirada desconcertada.

— ¿Puedo preguntar... Por qué nos estás siguiendo?

Kuahel arqueó una ceja.

— ¿Está prohibido?

— N-No, pero... ¿no tiene el comandante supremo... asuntos más importantes que atender?

— Resulta que tengo muchos ayudantes competentes — respondió secamente el Caballero del Templo —. Es más, esta tarea puede ser más peligrosa de lo que crees. Durante el proceso de anulación, una runa podría empezar a actuar mal, o podría activarse una trampa oculta. Por precaución, se decidió que los magos fueran acompañados por sumos sacerdotes capaces de anular la magia.

Maxi miro desconfiada. Dudaba que pudiera ocurrir nada malo por anular las runas de fortificación. Sin embargo, al recordar cómo había estado a punto de morir por el ataque de un golem durante su estancia en las ruinas, se vio incapaz de refutar su argumento.

Con un suspiro, siguió caminando dócilmente. Cuando llegaron a la sala del centro del castillo, Kuahel señaló las hileras de pilares de piedra a lo largo del perímetro y el techo abovedado de piedra.

— Las runas de estos pilares son en las que hay que trabajar. ¿Cuánto tardarán?

— Cada piedra parece tener un hechizo — dijo Anton después de inspeccionar cuidadosamente una de las intrincadas tallas —. Tardaremos al menos medio día en hacerlas todas.

— Entendido. Entonces, por favor, dense prisa.

Pronto, los magos se separaron para comenzar su tarea. Maxi dobló una rodilla junto a la entrada del transepto izquierdo para inspeccionar cuidadosamente un pilar. Aunque esta runa en particular no parecía difícil de neutralizar, la suma de todas llevaría algún tiempo.

Colocando la mano sobre el pilar, utilizó su maná para desentrañar el poder de la runa desde la parte superior. Cuando estuvo segura de que podría soportar el techo incluso sin el hechizo, se movió a lo largo de la pared y rápidamente comenzó a anular las otras.

Finalmente, Maxi llegó al final de la habitación. Cuando se enderezó y se dio la vuelta, Anette y Armin seguían trabajando en el otro lado, mientras que Anton no aparecía por ninguna parte. Maxi pensó que debía de haberse ido a otra parte del castillo. Volvió sobre sus pasos hasta donde Kuahel estaba apoyado en una pared.

— He terminado esta parte — dijo con cautela —. ¿Dónde debo trabajar ahora?

Los ojos del Caballero del Templo recorrieron lentamente el tenue pasillo antes de señalar la entrada.

— Esto debería bastar para el pasillo. Salgamos.

— ¿Y-Ya?

— Permanecer dentro más tiempo es peligroso. No podemos ignorar el riesgo de que el castillo se derrumbe ahora que las runas se han deshecho. Pueden continuar la tarea afuera.

Debajo del Roble ~ Libro 09 [Temporada dos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora