Capítulo 118 ~ Tu lo pediste

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Atrapada entre la fría pared y el cuerpo duro como una roca de Riftan, Maxi sintió una punzada en la nuca. Se ruborizó cuando él introdujo el muslo en los pliegues de su falda.

Acercó sus labios a los de ella, murmurando.

— ¿Acaso no montaste ese ridículo espectáculo para provocarme?

— Y-Yo simplemente..

— Sólo di que tengo razón — dijo escuetamente, apretándola contra la pared con más fuerza mientras ella luchaba por liberarse.

Maxi contuvo la respiración instintivamente cuando vio un destello en sus ojos. Era un volcán a punto de entrar en erupción.

— Dime que te has vestido así por mí — dijo con voz de terciopelo.

Su mano le recorrió la cintura y Maxi encogió los hombros. Aunque su tacto era ligero como una pluma, ella podía sentir el peligro bajo la superficie de su contención. La sangre corría por sus venas, un calor abrasador que se extendía hasta la punta de sus dedos.

Riftan le tomó la barbilla y le rozó el labio inferior con el pulgar.

— Dilo.

Maxi movió la cabeza, sintiendo que sus senos se hinchaban bajo el peso de su pecho ancho y musculoso.

Entrecerrando los ojos, Riftan la miró sin pronunciar palabra durante un instante antes de aplastar sus labios entreabiertos con los suyos. Al igual que un depredador que saborea a su presa, le deslizó la lengua dentro y fuera de la boca. Estaba haciendo gala de un excesivo autocontrol y, extrañamente, eso no hacía más que avivar la ansiedad de Maxi.

Ella sabía que él estaba reprimiendo desesperadamente sus deseos, como un jinete domando a la fuerza a un caballo salvaje. Pronto, esa restricción se desmoronaría. Sus besos eran cada vez más apasionados y ahora la tenía casi inmovilizada contra la pared.

Una oleada de miedo la invadió. Después de todos sus esfuerzos por romper sus defensas, ahora que él estaba a punto de perder el control de sí mismo, se sentía insegura. ¿Podría soportar las consecuencias de que Riftan desatara de golpe sus emociones contenidas?

Cuando ella agitó instintivamente las piernas en el aire, él le mordió el labio inferior, con un brillo peligroso en los ojos.

— Si juegas con fuego, te quemarás — susurró cruelmente, aplastándola con más fuerza.

Inclinó la cabeza y le metió la lengua hasta el fondo de la boca. Antes de que Maxi se diera cuenta, había dejado de intentar apartarlo, y en su lugar lo rodeó con los brazos para acercarlo. El deseo ardiente quemó todo el miedo, y el dolor se convirtió en intenso placer.

Riftan tenía razón. Ella había querido verlo enloquecido de celos, que él descartara toda razón, inflamado de deseo por ella.

Jadeando, ella empezó a apretar las caderas contra su muslo. Este acto inconsciente pareció derribar sus últimas defensas. Respirando entrecortadamente, Riftan deslizó un brazo por debajo de ella y la levantó, sacándolos a ambos del oscuro pasillo.

Un suave gemido escapó de sus labios. Cada paso que daba la empujaba hacia arriba y hacia abajo, el punto sensible entre las piernas de ella rozándole el bajo vientre.

Con la cara enrojecida, Maxi dejó de gemir para echar un vistazo al estrecho y solitario pasadizo. Estaban velados en la oscuridad. El único sonido era una débil melodía que flotaba desde la sala del banquete, lejos de donde se encontraban. Sin embargo, su aislamiento no disminuía en nada la vergüenza de su obsceno comportamiento en un espacio público.

— P-Por favor, bájame — dijo ella, apartándole los brazos —. Me gustaría seguir caminando...

Él no la dejó terminar, mordiéndose el labio y apretándole los tensos senos. Maxi soltó un gemido bajo, clavándole las uñas en el hombro.

Debajo del Roble ~ Libro 09 [Temporada dos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora