Capítulo 124 ~ Desesperación

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— Toma, ponte esto de momento — dijo Sidina, tendiendo su abrigo a Maxi.

Maxi lo aceptó sin rechistar y se lo puso por encima de la bata. Aunque el pasillo estaba vacío, el hecho de estar en camisón la hacía sentirse cohibida.

Se ciñó el abrigo hasta las rodillas y comenzó a caminar por el pasillo, iluminado por el tono azulado del amanecer. No pudo evitar sentirse desconcertada al bajar las escaleras sin encontrar a nadie.

— ¿Dónde están los sirvientes? Creo que debería pedirle a uno de ellos que le explique mi ausencia a Riftan cuando se despierte... para que no se alarme.

— La sirvienta que me dejó entrar a hurtadillas debería estar esperándonos cerca de la puerta trasera. Puedes pedirle que transmita tu mensaje.

— ¿T-Tuviste que infiltrarte? — preguntó Maxi, mirando a Sidina con confusión —. ¿No es este un lugar... en el que se puede entrar libremente?

— Esto se construyó como punto de encuentro clandestino para la realeza y los nobles prominentes de todo el continente. Sólo se permite la entrada a un puñado de sirvientes. Para evitar escándalos, ya ves. — Sidina lanzó a Maxi una sonrisa maliciosa por encima del hombro —. Me han dicho que es bastante inusual que un matrimonio pase tanto tiempo aquí.

Maxi se sonrojó, mortificada ante la idea de que las sirvientas murmurasen sobre ellos.

— Está claro que el reducido número de sirvientas no ha impedido que se corra la voz — refunfuñó Maxi, molesta.

— Los dos están casados, no es un asunto escandaloso que requiera secreto. No es de extrañar que se hayan convertido en fuente de chismes para las sirvientas. — Sidina dejó de reírse de repente y su tono se volvió cauteloso —. Aunque últimamente han circulado otros rumores desagradables.

— ¿Qu-Qué quieres decir?

— Se ha dicho que Sir Riftan te tiene confinada y que impide que las sirvientas te vean o incluso hablen contigo — explicó Sidina, con aire avergonzado. Cuando la joven vio la sorpresa en el rostro de Maxi, añadió rápidamente —. Por supuesto, sólo unos pocos se tomaron en serio los rumores. Intenté pedir varias veces a las sirvientas que te pasaran un mensaje, por si acaso, pero me rechazaron todas las veces. Por eso tuve que infiltrarme.

— L-Lo siento. No sabía que estarías tan preocupada. Pero... y-yo nunca estuve confinada contra mi voluntad. Nosotros... Nosotros sólo...

Mientras se apresuraba a defender a su marido, Maxi no pudo evitar recordar cómo él le había impedido salir de la habitación. Ella no había tomado en serio su amenaza, atribuyéndola a un lapsus momentáneo causado por la pasión desbordada.

Intentando parecer convincente, dijo con determinación.

— Sólo... necesitábamos un tiempo a solas.

— Eso pensaba yo, pero Anette parecía realmente preocupada. Creo que las acciones pasadas de Sir Riftan no han dejado mucha impresión en ella. Ella no lo tiene en alta estima.

Al notar la expresión preocupada de Maxi, Sidina alisó su frente y sonrió.

— Estoy segura de que se tranquilizará cuando te vea.

— Yo también... habría odiado separarme de ella sin una despedida adecuada. Gracias por venir a buscarme — dijo Maxi con un pequeño suspiro.

Sonriendo, Sidina tiró de su brazo.

— Démonos prisa. Viajan con un grupo de mercaderes hacia el este, así que no podrán esperar mucho. Debemos darnos prisa si quieres volver antes a tu habitación para cambiarte.

Debajo del Roble ~ Libro 09 [Temporada dos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora