Detrás de ti (+18)

| Capítulo 47 |

47 | Dévora

Mis momentos de absoluta felicidad siempre habían sido contados.

Pocos, en realidad.

La primera vez fue cuando Call me dijo con orgullo latente en su voz que estaba orgulloso de mí.

"Estoy orgulloso de ti, Dévora".

La segunda vez fue cuando logré hacer mis logros por mí misma.

La tercera, cuando Víctor me besó. Ese día en el teatro.

La cuarta...cuando Víctor me confesó su amor.

Caminé lentamente hacia él, sintiendo el aire golpear mi cabello, envolverlo en una danza libre.

Te amo me había dicho. Y yo a él.

Sonreí.

—De cierta manera, estoy muy feliz de que no me hayas dejado escapar.

—Tú no querías escapar—recalcó, alzando el mentón—. Te doparon.

La palabra era amarga cuando se pronunciaba así.

Una situación de la que nos debíamos de encargar.

Nos gustara o no.

Y era momento de hablarlo.

Solté un suspiro fuerte.

—Tienen miedo.

—No intentes defenderlos.

—Tienen miedo—recalqué. Víctor apretó los labios.

—¿De mí?

Con un poco de vergüenza, asentí.

—No te conocen como yo. Y si yo estuviera en su lugar, ajena a todo lo que pasamos, desconfiaría también, Víctor.

Víctor apretó los dientes, fastidiado.

—Aún sigo molesto con ellos.

—Lo sé—tomé su brazo con suavidad.

—Pero si intentaron escapar una vez, lo harán otra. Y eso nos pondría en riesgo—me miró—, les daría una ventaja.

A Rayford.

—Call se quedará conmigo si yo lo hago. Clark también. Annika es el problema.

—Tienes suerte de que es mujer, sino la me hubiera deshecho de ella.

Le lancé una mirada. Negué lentamente.

—¿Qué?—fingió inocencia—. En mi mente, quiero decir.

—Ella es FBI. Sus valores al quedarse aquí se pondrían en guerra.

—Eso no era razón para llevarte sin tu consentimiento.

—Tenemos que llegar a un acuerdo con ellos, Víctor.

Víctor suspiro, cansado, agotado. Giró su rostro hacia mí.

—Déjame pasar más tiempo contigo antes de ir con ellos. Estar lejos de ti, aunque sean solo unos minutos, se sintió como agonía de años.

Sonreí, agarrando su rostro y dándole un beso.

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—¡VOLVISTE!

América corrió hacia mi dirección ni bien salí del auto.

—¡MALDITA ZARAPASTROSA!—solté un grito cuando me abrazó con fuerza de un salto—¡SÍ ME ASUSTASTE FEO!

—Lo siento—reí mientras me abrazaba—. No fue mi culpa.