| Capítulo 39 - Parte II |

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39 | Víctor

Como era de esperarse, Dévora se encontraba en la sala de entrenamiento.

Completamente sola.

Era de noche, y las luces de la sala solo enfocaban el cuerpo de Dévora, cuya sombra se movía al compás de sus movimientos sin mesura.

Se movía con agilidad y destreza mientras atacaba al enemigo imaginario que creaba su mente. Su respiración acelerada era todo lo que se podía escuchar al igual que el sonido de sus pasos y saltos.

Apoyé mi espalda contra el umbral de la puerta para ver con más detenimiento sus movimientos.

Me dio la espalda y, por un carajo, mis ojos se volvieron a posar en la forma en el que el traje avivaba a cada uno de mis deseos de tomarla con ese traje de entrenamiento y follarla hasta enseñarle la manera correcta de dejar a una persona con las piernas temblando.

Una ola de calor recorrió todo mi cuerpo.

Supe que Dévora sintió mi presencia cuando paró por unos segundos y soltó una pesada respiración, mostrándome su cuerpo de manera lateral.

No hablé. Y ella tampoco.

Simplemente crucé los brazos.

Entonces, Dévora, parada, separó las piernas y empezó a hacer sentadillas, dándome la espalda, dejando que su redondo culo quedara al frente de mí. Se me erizaron los vellos de la nuca.

Dévora exhaló cuando hizo tres sentadillas más. Hasta que se volteó y me enfrentó con la mirada.

En completo silencio, sellando los labios y estirando los brazos, se paró de un solo pie..

El sonido de su cierre llegó a mis oídos cuando, por el estiramiento, descendió hasta dejarme ver la curva de sus pechos.

Bajo su mirada, me lamí los labios lentamente.

Entonces, Dévora perdió el equilibrio.

—Carajo—soltó una maldición, apoyando ambos pies en el suelo para evitar su caída.

Descrucé mis brazos y empecé a avanzar lentamente hacia ella.

—Aún tienes problemas con tu equilibrio.

Apretó los labios.

—Lo sé.

Cuando quedamos tan solo a centímetros, sentí un puto sacudón en mis pantalones por parte de mi polla. Ver a Dévora toda sudada se estaba convirtiendo en mi escenario favorito.

Mi mente evocó los escenarios donde gotas de sudor bajaban por la espalda de Dévora cuando su trasero rebotaba ante los embates que le daba al momento de follar.

—Tal vez necesitas ayuda con tu equilibrio—musité, sintiendo cómo mi respiración se volvía pesada de pronto.

Su garganta se movió de manera ligera cuando tragó saliva.

—No necesito ayuda.

En un movimiento rápido, la agarré de la cintura y la pegué a mí, haciendo que su espalda chocara contra mi pecho y su delicioso culo aprisionara y sintiera el bulto de mi polla.

Mi mano agarró su cuello con fuerzas, sintiendo cómo mis venas sobresalían por la excitación y deseo incipiente. El cuello de Dévora se tensó cuando alzó el mentón.

Llevé mis labios a su oreja.

—Pero sí en mejorar tus reflejos.

Sus labios se abrieron cuando pasé mi pulgar por ella lentamente, deleitándome de la rica humedad de ellas.

Detrás de ti (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora