| Capítulo 10 |

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10 | Dévora

—Me sorprende que no odies esa cámara en tu habitación.

Call alzó sus ojos del libro que estaba leyendo en su cuarto. Su cabello castaño estaba desordenado. Tenía ojeras, pero eso no podía evitar que se le viera atractivo. Él siempre se había caracterizado por tener un porte serio, frío y oscuro.

Sus manos gruesas cerraron el libro en un fuerte golpe.

—¿Quién dice que no lo hago?

En el umbral de la puerta, tragué saliva.

—Nunca te vi quejándote de la cámara. Es necesaria para la seguridad—traté de explicar—, así podemos asegurarnos de que

Los ojos de Call se oscurecieron.

—No pedí tu opinión—el ardor se instaló en mí. Él alzó su mentón—Estoy leyendo.

—Tú nunca lees.

Call dio un parpadeo lento.

—Pues ahora quiero.

Él siempre quería lo que claramente no quería cuando se trataba de mí.

Como si contradecirme fuera lo que él quisiera.

Había veces en las cuáles me preguntaba cuáles eran las razones por las que Call siempre se mostraba resentido conmigo. Desde que tenía la edad pequeña, siempre tenía el carácter a la defensiva. No importaba con quien. Lo tenía con madre y padre, sobre todo con nuestro padre. Y siempre peleaban. Y había veces en las cuáles criticaba a nuestra madre por su carácter.

Miré su cuarto, siempre estaba ordenado. A diferencia mía, Call podía tener un carácter muy complejo, pero su espacio personal siempre era ordenado.

Observé su mesa, vacía.

—¿Tus antibióticos? ¿Estás tomando tus pastillas?

Call frunció los labios en una línea fina. Cerró los ojos y soltó un suspiro.

—Ocúpate en tus asuntos, Dévora

—Debes tomarlo, Call—ignoré su advertencia.

Me dirigió una mirada de fastidio.

—¿No todos cuentan con el dinero que tú sí, sabes? No todo se puede solucionar con una cara bonita y cuerpo bonito, Dévora.

Solté un suspiro por unos segundos, cansada de su pelea, de su resistencia.

—Call.

—No sé para qué has venido—su voz era áspera, fría—. Si has venido a fastidiarme, entonces lárgate. Si has venido a preguntarme si he conseguido trabajo, lárgate también. No puedo conseguir trabajo porque no he terminado la secundaria—bajó la voz, y me miró con odio—. No como tú.

En su mirada había un, tú eres la culpable. Tú tienes la culpa.

A veces pensaba que una de las razones por las que Call siempre se mostraba resentido conmigo era porque no había podido terminar la secundaria debido a mí.

Fue debido a que él no terminó sus estudios.

Fue debido a que mis padres dejaron de pagarle sus medicamentos.

Call tenía TOC, y nuestros padres dejaron que él mismo se ocupara de sus cosas cuando yo tuve que ingresar al colegio.

A veces...pensaba que era por eso que me odiaba. Y a veces creía yo que me merecía ese odio.

Detrás de ti (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora