Vox caminaba sigilosamente por el bosque, sus sentidos alerta mientras cazaba bajo la suave luz de la luna. El aire estaba impregnado de la esencia húmeda de la tierra y las hojas, y el silencio solo se rompía por el crujido ocasional de una rama bajo sus pies. Su mirada escrutaba el entorno, buscando algún rastro de vida salvaje.
De repente, un sonido tenue le hizo detenerse. No era un ruido común, sino un llanto suave, casi melancólico, que parecía provenir de lo profundo del bosque. Vox entrecerró los ojos, buscando el origen de aquel sonido. Parecía el gemido de un ciervo, pero había algo extrañamente humano en la fragilidad de ese lamento.
Intrigado, siguió el sonido, adentrándose más en el bosque. A medida que se acercaba, las sombras comenzaron a moverse entre los árboles, y pronto, en un claro bañado por la luz de la luna, lo vio.
Un hombre-ciervo, de apariencia delicada y etérea, estaba agazapado junto a un árbol, con las orejas erguidas y los ojos abiertos de par en par, llenos de temor. Su figura parecía salida de un sueño, con astas pequeñas que brotaban de su cabello rizado y suave. Parecía una mezcla entre la inocencia de un ciervo y la vulnerabilidad humana.
Vox se detuvo, cautivado por la escena. Sabía que cualquier movimiento brusco podría ahuyentar a aquella extraña criatura. Con cuidado, se arrodilló en el suelo, manteniendo una distancia respetuosa. Extendió una mano hacia él, con la palma hacia arriba, en un gesto de paz. El hombre-ciervo, tembloroso, lo miró con incertidumbre, sus fosas nasales dilatándose mientras olía el aire.
-No te haré daño -susurró Vox, manteniendo su voz calmada y suave.
El hombre-ciervo, con una mezcla de curiosidad y desconfianza, se acercó lentamente. Primero, olfateó la mano extendida de Vox, con delicadeza y precaución. Luego, algo cambió en su comportamiento. Con una suavidad inesperada, se inclinó más cerca, inhalando profundamente su aroma. Vox permaneció inmóvil, observando cómo el ser comenzaba a relajarse.
El hombre-ciervo, como si hubiera encontrado algo reconfortante en el olor de Vox, de repente se lanzó hacia él, no con agresión, sino con una curiosidad infantil. Hundió su rostro en el pecho de Vox, oliendo su ropa, sus brazos, su cuello. Movía la nariz de un lado a otro, explorando con un interés casi tierno.
Vox no pudo evitar sonreír ante la inesperada reacción. El hombre-ciervo se frotaba contra él con suavidad, como un ciervo que encuentra refugio en la calidez de otro ser. Sus movimientos eran lentos y cuidadosos, mientras olía cada parte de su cuerpo, como si quisiera memorizar cada fragmento de su esencia.
-Eres curioso, ¿no? -dijo Vox, sin moverse, permitiendo que el hombre-ciervo continuara su inspección.
Finalmente levantó la mirada, con grandes ojos marrones que brillaban bajo la luz de la luna, y se quedó observando a Vox, como si tratara de comprender qué era aquel ser que se había acercado a él con tanta paciencia y amabilidad.
Vox, con suavidad, levantó una mano y la colocó sobre la cabeza del hombre-ciervo, acariciando lentamente su cabello y las pequeñas astas que sobresalían. El ser no retrocedió; en cambio, cerró los ojos, dejándose llevar por el contacto, como si lo encontrara reconfortante.
-No estás solo -murmuró Vox, sintiendo que, en ese extraño encuentro, había una conexión más profunda de lo que podía comprender.
El hombre-ciervo apoyó su cabeza en el hombro de Vox, respirando con tranquilidad.
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‧˚꒰ ℂ𝕚𝕖𝕣𝕧𝕠 ꒱༘ [𝓈𝓉𝒶𝓉𝒾𝒸𝓇𝒶𝒹𝒾💗 ]
RomanceVox estaba de cacería cuando escucha el sollozo de un ciervo a lo lejos. Vox: CEO de Voxtec, pasa la mayor parte de su tiempo en su torre y casi siempre viste trajes elegantes, no se pone perfume. Alastor: Cuerpo con pelaje, no usa ropa. Créditos de...