Alastor observó desde la distancia cómo Vox se alejaba junto a Valentino, un alfa que le causaba temor por razones que apenas podía comprender, pero que sentía profundamente en su interior. Aunque Vox le había dejado la pantalla encendida, diciéndole que siempre estaría ahí para él, la sensación de seguridad comenzó a desvanecerse cuando la puerta de la casa se cerró.
La casa, que antes parecía acogedora, ahora se sentía demasiado grande, demasiado silenciosa. Alastor miró alrededor, inquieto, caminando de una esquina a otra mientras las sombras se alargaban con el pasar del tiempo. El reloj hacía un leve "tic tac", marcando los segundos de la ausencia de Vox.
Al principio, trató de distraerse, pero no podía evitar mirar la puerta con más frecuencia. Vox no volvía, y la idea de que estaba acompañado por Valentino, ese hombre que siempre lo miraba de una forma que no entendía pero que le provocaba incomodidad, le daba un mal presentimiento. Alastor caminó nerviosamente de un lado a otro, con la cabeza baja y sus manos ligeramente temblorosas.
Pronto, su preocupación se convirtió en miedo. Se acercó lentamente a la puerta, sus orejas temblando con cada paso. Al llegar, comenzó a rascar suavemente la madera con las uñas, casi como si esperara que Vox apareciera de inmediato al escuchar el sonido. Pero la puerta seguía cerrada y la casa seguía en silencio.
Cada segundo que pasaba parecía alargar su ansiedad, y el pánico se asentó en su pecho. ¿Y si algo le había pasado a Vox? ¿Y si Valentino no lo dejaba volver?
Alastor soltó un suave gemido, su respiración acelerándose. Sentía que algo malo podía suceder, pero no sabía qué hacer, cómo actuar. Miró la pantalla del teléfono, donde la imagen de Vox había quedado congelada antes de irse. Había olvidado que la llamada seguía activa, pero en ese momento la tecnología no significaba nada para él. Quería a Vox, en persona, cerca de él.
De repente, un sonido salió de la pantalla. La voz de Vox.
-Alastor... ¿qué estás haciendo?
El ciervo híbrido se sobresaltó, sus orejas levantándose bruscamente al escuchar la voz de Vox, clara y firme, proveniente de la pantalla que antes había ignorado. Dio un paso hacia atrás, mirándola con una mezcla de sorpresa y desconcierto. ¿Cómo podía estar hablando si no estaba allí?
-Alastor -volvió a decir la voz de Vox, esta vez con un tono más suave, como si intentara tranquilizarlo.
Alastor se acercó lentamente al teléfono, todavía rascando nerviosamente el suelo con las uñas. Al ver que el rostro de Vox aparecía en la pantalla, sus ojos se abrieron más por el susto. Parecía como si Vox estuviera atrapado dentro de esa pequeña caja brillante. Su instinto natural lo llevó a tratar de sacarlo. Comenzó a golpear suavemente la pantalla, como si pudiera liberar a Vox de alguna prisión invisible.
-¡Vox! -exclamó, su voz temblando mientras tocaba la pantalla con desesperación-. ¡Tienes que salir de ahí!
Del otro lado, Vox rió suavemente, claramente consciente de lo que Alastor estaba pensando, pero sabiendo que no sería fácil explicarle lo que estaba pasando.
-Tranquilo, Alastor -dijo Vox, con una sonrisa que se reflejaba en la pantalla-. No estoy atrapado. Estoy aquí, contigo, aunque no físicamente. Es solo una llamada. No necesitas sacarme de aquí.
Alastor se detuvo, mirándolo con una mezcla de desconcierto y confusión. No entendía cómo Vox podía estar tan calmado, cómo no veía el peligro de estar "atrapado" en la pequeña caja. Pero la risa tranquila de Vox, el tono cálido de su voz, comenzaron a disipar el pánico que había sentido momentos antes.
-Estoy bien, de verdad -dijo Vox-. Estoy aquí para ti. Solo tienes que mirarme a través de la pantalla. No voy a dejarte solo.
Alastor respiró profundamente, sus orejas bajando un poco mientras la tensión en su cuerpo se desvanecía. Aunque no comprendía del todo cómo funcionaba la pantalla, confiaba en Vox. Si él decía que todo estaba bien, entonces debía ser cierto.
Vox notó que Alastor estaba más tranquilo y le dedicó una mirada afectuosa.
-Sabía que te asustarías un poco, por eso dejé la llamada activa. Pero no tienes que preocuparte por mí ni por la puerta. Volveré pronto, y no te voy a dejar solo, ¿de acuerdo?
Alastor asintió lentamente, todavía sintiendo algo de nerviosismo, pero al menos ahora podía respirar con más calma. La voz de Vox, aunque proveniente de la pantalla, lo tranquilizaba de una manera que las palabras no podían explicar.
-Solo... no te vayas -murmuró Alastor, casi en un susurro.
-No lo haré -respondió Vox, con firmeza pero con suavidad-. Estoy aquí contigo, y cuando regrese, te lo demostraré.
Con esas palabras, Alastor se dejó caer lentamente al suelo, justo frente a la pantalla, mientras mantenía su mirada fija en la imagen de Vox. Sabía que el tiempo pasaría más rápido si lo veía y lo escuchaba, incluso si no estaba físicamente presente.
Por ahora, la voz de Vox era suficiente para calmar sus miedos.
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‧˚꒰ ℂ𝕚𝕖𝕣𝕧𝕠 ꒱༘ [𝓈𝓉𝒶𝓉𝒾𝒸𝓇𝒶𝒹𝒾💗 ]
RomanceVox estaba de cacería cuando escucha el sollozo de un ciervo a lo lejos. Vox: CEO de Voxtec, pasa la mayor parte de su tiempo en su torre y casi siempre viste trajes elegantes, no se pone perfume. Alastor: Cuerpo con pelaje, no usa ropa. Créditos de...