Capítulo: El Destello

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Vox salió con un propósito claro: buscar la cena tanto para él como para Alastor. Sabía que el hombre-ciervo era delicado, y elegir la comida adecuada era un reto. Había pasado más tiempo de lo previsto buscando algo que le resultara apetitoso y seguro, algo que no lo asustara o desorientara más de lo necesario.

Finalmente, con las bolsas de comida en mano, regresó a la torre, un poco ansioso por saber cómo estaba Alastor después del incidente de esa tarde. Sin embargo, al abrir la puerta de su habitación, una sensación de molestia inmediata lo invadió.

Allí estaba Valentino, otra vez.

-¡Oh, míralo! -decía Val, con una sonrisa ladeada mientras sujetaba a Alastor por la cintura, como si fuera un simple juguete.

Alastor estaba completamente rígido en sus brazos, con los ojos abiertos de par en par, lleno de terror. El brillo en su mirada delataba el miedo profundo que sentía. Sus orejas temblaban, y su cuerpo intentaba retroceder, pero el agarre de Valentino era demasiado firme.

-¿Qué demonios estás haciendo? -exigió Vox, soltando las bolsas en el suelo de golpe.

Valentino, como si nada hubiera pasado, sacó su celular con una sonrisa burlona. -Relájate, Vox. Solo estoy admirando a tu... nueva mascota. Pensé que sería divertido tener un recuerdo, ¿no crees?

Antes de que Vox pudiera responder, Valentino levantó el teléfono y disparó una foto con el flash activado, iluminando la habitación con una luz blanca cegadora que impactó directamente en los ojos de Alastor.

El hombre-ciervo soltó un sonido angustiado y se retorció aún más en el agarre de Valentino, completamente desorientado. El flash, tan brillante y repentino, lo había asustado profundamente, dejándolo paralizado por el miedo. Sus manos temblaban, y su respiración era irregular.

-¡Val, suéltalo ahora mismo! -exigió Vox, dando un paso hacia ellos, con el rostro tenso por la furia.

Valentino se rio, pero ante la mirada furiosa de Vox, finalmente cedió y soltó a Alastor, que retrocedió tambaleándose, todavía cegado por el flash. Apenas podía mantenerse en pie, y sus ojos parpadeaban con desesperación, intentando adaptarse a la oscuridad de nuevo. Alastor se tambaleó, completamente desorientado, hasta que sus manos encontraron el cuerpo de Vox, y se aferró a él como si fuera su única salvación.

Vox lo abrazó de inmediato, rodeándolo con fuerza mientras miraba a Valentino con ojos llenos de enojo.

-¿Qué demonios te pasa? -gruñó Vox-. ¿No ves que lo estás asustando?

Valentino levantó las manos en señal de rendición, aunque su sonrisa despectiva no desapareció. -Tranquilo, Vox. Es solo un poco de diversión. No pensé que tu "ciervo" fuera tan sensible.

-Lárgate de aquí -dijo Vox con tono bajo pero amenazante.

-Como quieras -respondió Valentino, dándose la vuelta con una actitud despreocupada-. Pero si quieres que no se asuste tan fácilmente, deberías enseñarle a lidiar con el mundo real. No puedes protegerlo para siempre.

Vox no respondió. Solo observó cómo Valentino salía de la habitación, cerrando la puerta tras de sí. Luego, sus ojos volvieron a Alastor, que seguía aferrado a él, temblando. Su respiración aún era agitada, y sus ojos seguían llenos de pánico.

-Shh... está bien, ya se fue -susurró Vox, acariciando con suavidad las orejas de Alastor, intentando calmarlo como lo había hecho antes.

Alastor respiraba entrecortadamente, pero a medida que sentía las caricias familiares, su cuerpo comenzó a relajarse. Sin embargo, no dejaba de temblar, aferrándose a Vox como si temiera que desapareciera en cualquier momento. Vox se sentó en el borde de la cama, sosteniéndolo firmemente, dejando que Alastor se acomodara a su lado.

-Lo siento mucho, Alastor. Nunca debí haberte dejado solo -murmuró, con un tono lleno de arrepentimiento mientras continuaba acariciando su pelaje.

Alastor no respondió con palabras, pero sus ojos, llenos de confusión y miedo, miraban a Vox con una especie de súplica muda. Parecía pedirle que no lo volviera a dejar solo, que no lo expusiera de nuevo a algo tan aterrador.

Vox entendió el mensaje.

-Prometo que no te dejaré más -dijo suavemente, acariciando su cabeza-. Estoy aquí, y no voy a dejar que nadie más te asuste.

Permanecieron así, en silencio, mientras Vox intentaba calmar el miedo que había quedado marcado en Alastor tras la visita de Valentino.

‧˚꒰ ℂ𝕚𝕖𝕣𝕧𝕠 ꒱༘    [𝓈𝓉𝒶𝓉𝒾𝒸𝓇𝒶𝒹𝒾💗 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora