Vox se encontraba sentado frente a su computadora, con el rostro tenso, buscando frenéticamente información sobre el comportamiento de los ciervos híbridos. Desde que Alastor se había despertado tan tarde y con una aparente fatiga inexplicable, algo dentro de Vox no lo dejaba estar tranquilo. Había pasado horas navegando por foros, artículos científicos, e incluso había tratado de contactar a expertos, pero no había respuestas claras sobre la causa del cansancio de Alastor.
Miró de reojo a Alastor, que descansaba en el sofá, su cuerpo menudo acurrucado en una manta. El simple sonido de su respiración era un recordatorio constante de lo delicado que parecía ser, y Vox no podía sacarse de la cabeza la inquietante posibilidad de que algo estuviera terriblemente mal. ¿Y si un día, Alastor no despertaba?
Justo cuando estaba a punto de sumergirse de nuevo en su búsqueda, el sonido de su teléfono lo sacó de sus pensamientos. Al ver el nombre de Valentino en la pantalla, Vox frunció el ceño, sintiendo una molestia inmediata. Contestó con un suspiro pesado.
-¿Qué quieres, Valentino? -preguntó sin rodeos.
La risa baja y burlona de Valentino resonó a través del teléfono, haciendo que Vox apretara el puño con impaciencia.
-Vi lo que has estado buscando, Vox. ¿Qué pasa, tu ciervo se está desmoronando? -dijo Valentino con un tono malicioso. Vox sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Sabía que compartían la misma cuenta de algunos servicios, pero no pensó que Valentino fuera tan bajo como para husmear en su historial de búsqueda.
-No es asunto tuyo -respondió Vox, su voz dura. Sabía que Valentino disfrutaba alimentando las inseguridades ajenas, y no iba a permitir que lo viera vulnerable.
-Oh, pero sí lo es, Vox. Después de todo, si algo le pasa a Alastor... digamos que tendrás a más de uno preguntándose por qué lo sacaste de su hábitat. -La voz de Valentino era gélida, casi juguetona, pero había una amenaza oculta detrás de cada palabra. Vox apretó la mandíbula, sintiendo su corazón acelerarse. No necesitaba que Valentino le recordara sus propios temores.
-No sabes de lo que hablas -gruñó Vox, tratando de mantener la calma.
-¿Ah, no? -La risa burlona de Valentino volvió a resonar por el auricular-. Tal vez deberías pensarlo, Vox. Después de todo, él no está hecho para vivir contigo. Quizás el pobre animal solo está... decayendo. Y si mu3re... bueno, será tu culpa.
Las palabras penetraron en Vox como un veneno, llenando su mente de dudas y miedo. Miró a Alastor, que seguía profundamente dormido en el sofá. Su pecho subía y bajaba lentamente, pero Vox no podía dejar de notar lo pequeño y vulnerable que se veía. Las palabras de Valentino seguían repitiéndose en su mente: "será tu culpa..."
-¿Qué estás insinuando, Valentino? -preguntó Vox, intentando mantener un tono frío, aunque sus pensamientos empezaban a agitarse.
-Solo digo que no parece que estés cuidando a tu preciado ciervo tan bien como creías. Quizá lo mejor sería devolverlo a donde pertenece... antes de que sea demasiado tarde. -El tono condescendiente de Valentino hacía que Vox quisiera gritar, pero sabía que eso solo le daría más poder. Valentino estaba jugando con su mente, queriendo que cayera en sus propias inseguridades.
-No necesito tus malditos consejos -respondió Vox con un tono cortante-. Alastor está bien.
-¿Estás seguro de eso? -preguntó Valentino, su voz tan suave como el filo de una cuchilla-. Porque a mí me parece que te estás engañando. Solo mira a ese pobre ciervo... ni siquiera puedes ofrecerle un lugar donde realmente encaje. ¿Qué crees que le está haciendo eso? Día tras día, lejos de su entorno, lejos de lo que realmente necesita... Solo me pregunto cuánto tiempo más podrá aguantar.
Las palabras lo atravesaron como una daga. Vox tragó saliva, sintiendo una opresión en el pecho que no había sentido antes. Miró a Alastor, tan tranquilo en apariencia, pero ¿y si Valentino tenía razón? ¿Y si todo este tiempo lo había estado forzando a vivir en un lugar que lo estaba destruyendo lentamente?
-No sé por qué me molesto en hablar contigo -respondió Vox, tratando de cortar la llamada.
-Solo ten cuidado, Vox. Al final, podrías ser tú quien lo pierda... y no estoy hablando solo de la vida de tu pequeño juguete -añadió Valentino con un tono que contenía una amenaza subyacente.
Vox colgó, su mano temblando mientras dejaba el teléfono a un lado. Miró a Alastor nuevamente, y esta vez el miedo se instaló profundamente en su pecho. El eco de las palabras de Valentino seguía resonando en su mente. ¿Y si era verdad? ¿Y si Alastor estaba sufriendo por estar con él?
Se levantó lentamente y se acercó al sofá donde Alastor seguía dormido. Se arrodilló a su lado, observando cada pequeño detalle: el suave movimiento de su respiración, el brillo tenue de su pelaje bajo la luz de la tarde, las orejas que se movían ligeramente incluso mientras dormía. Vox extendió la mano y acarició una de sus orejas con delicadeza, pero la preocupación no desapareció.
-No te preocupes... -susurró Vox, aunque sentía que las palabras eran tanto para sí mismo como para Alastor-. No dejaré que te pase nada.
Sin embargo, mientras continuaba acariciando a Alastor, el miedo persistía, y por primera vez, Vox se permitió considerar la posibilidad de que tal vez no fuera suficiente. ¿Qué pasaría si un día Alastor no despertaba? El pensamiento le helaba la sangre, y una profunda sensación de impotencia se instaló en su interior.
Se quedó allí, velando por Alastor, deseando más que nunca poder encontrar una solución antes de que fuera demasiado tarde.
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‧˚꒰ ℂ𝕚𝕖𝕣𝕧𝕠 ꒱༘ [𝓈𝓉𝒶𝓉𝒾𝒸𝓇𝒶𝒹𝒾💗 ]
RomanceVox estaba de cacería cuando escucha el sollozo de un ciervo a lo lejos. Vox: CEO de Voxtec, pasa la mayor parte de su tiempo en su torre y casi siempre viste trajes elegantes, no se pone perfume. Alastor: Cuerpo con pelaje, no usa ropa. Créditos de...