Capítulo: Refugio en la Torre V

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Vox, con una leve sonrisa en los labios, se puso de pie lentamente, cuidando de no asustar a su inesperado acompañante. El ser lo había seguido sin dudar, con pasos cautelosos pero curiosos, manteniéndose cerca de él como si hubiera encontrado una fuente de seguridad en su presencia.

-Ven -le dijo Vox en voz baja, guiándolo a través del bosque hasta la torre V, su hogar.

El viaje de regreso estuvo lleno de silencios tranquilos. A veces, la criatura se detenía para olfatear el aire o mirar a su alrededor, pero siempre volvía a caminar detrás de Vox, como si una cuerda invisible lo atara a él. Vox se aseguraba de que no quedara muy atrás, echando ocasionales miradas para confirmar que seguía a su lado.

Cuando finalmente llegaron a la imponente torre, Vox se detuvo un momento. Los demás podían estar dentro, y no quería atraer la atención de sus compañeros. Con sigilo, abrió la puerta y se deslizó al interior, manteniendo al extraño ser cerca de él. La criatura, aunque parecía desconcertada por el lugar nuevo, lo siguió con pasos suaves y cautelosos, su nariz siempre moviéndose, registrando cada olor del entorno.

-Vamos, rápido -susurró Vox, llevándolo por pasillos oscuros y escaleras en espiral, hasta llegar a su habitación privada, donde al fin podrían estar a salvo de miradas curiosas.

Al cerrar la puerta tras ellos, Vox soltó un suspiro de alivio. El ciervo humanoide, sin embargo, no perdió tiempo en empezar su exploración. Con su naturaleza inquisitiva, comenzó a recorrer la habitación, olfateando cada rincón, moviéndose de un lugar a otro con fascinación. Parecía encontrar todo extraño, pero emocionante al mismo tiempo.

Vox se quedó en silencio, observándolo con interés. Había algo increíblemente tierno en la forma en que investigaba, como un niño descubriendo un mundo completamente nuevo. Su nariz, pequeña y delicada, se movía constantemente mientras inspeccionaba las sillas, el escritorio, e incluso las cortinas. Finalmente, su atención se centró en algo inesperado: el armario.

El hombre-ciervo se acercó al armario de Vox, tirando suavemente de la puerta con sus manos. Cuando logró abrirlo, no dudó en meterse dentro, rodeado por las chaquetas y prendas de Vox, como si estuviera buscando algo en medio de los aromas que allí residían. Vox no pudo evitar reír suavemente.

-¿Te gusta mi armario, eh? -murmuró, acercándose con cautela. Se apoyó en la puerta del armario, mirando cómo el ser olfateaba su ropa con tanta fascinación. Era como si estuviera intentando entender algo importante solo a través del olor.

-Sabes... necesito darte un nombre -dijo Vox, mientras lo observaba. La criatura levantó la cabeza por un momento, mirándolo con ojos atentos pero tranquilos. A pesar de que no había palabras entre ellos, algo en la forma en que lo miraba le transmitía confianza. Una conexión más profunda de lo que Vox hubiera anticipado.

Se quedó pensando por un momento, y luego sonrió con suavidad. Había algo en su esencia, algo salvaje y a la vez sereno, algo que le recordaba a las leyendas antiguas sobre espíritus del bosque. Y entonces lo supo.

-Te llamaré Alastor -decidió finalmente, susurrando el nombre como si fuera algo sagrado. Sabía que en antiguas historias, ese nombre era asociado con la protección y el poder oculto, una fuerza que habitaba en los bosques. Y en cierto modo, este ser, este ciervo-hombre, encarnaba algo parecido.

El recién nombrado Alastor lo miró de nuevo, como si entendiera lo que significaba aquel nombre. Aceptando su nueva identidad, Alastor se hundió aún más en las ropas del armario, disfrutando del refugio y la comodidad que parecía encontrar en la esencia de Vox.

Vox sonrió una vez más y se sentó en la cama, observando a su recién llegado huésped. Aunque el día había sido extraño y lleno de sorpresas, no pudo evitar sentir que había sido algo significativo. Algo importante había cambiado en su vida, aunque no supiera todavía qué era exactamente.

‧˚꒰ ℂ𝕚𝕖𝕣𝕧𝕠 ꒱༘    [𝓈𝓉𝒶𝓉𝒾𝒸𝓇𝒶𝒹𝒾💗 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora