Vox estaba sentado en el borde de su cama, revisando algunos correos en su laptop mientras el suave murmullo de la radio llenaba la habitación. Alastor, después de una mañana activa, había regresado a su lugar favorito: el armario de Vox. Allí dormía plácidamente, enroscado como siempre, su pelaje esponjoso levantándose y cayendo al ritmo de su respiración.
Todo parecía tranquilo hasta que un golpe en la puerta resonó en el aire, sacando a Vox de su concentración. Cerró su laptop con un suspiro, ya intuyendo quién podría ser.
-Adelante -dijo con un tono resignado.
La puerta se abrió lentamente, y, como había sospechado, Valentino entró con su usual porte arrogante. A diferencia de otras veces, esta vez no había rastro de provocación en su rostro. Sus ojos se dirigieron brevemente hacia el armario donde Alastor dormía, pero no hizo ningún intento de acercarse ni de perturbar su descanso.
-Vox -saludó Valentino con una sonrisa. Vox asintió sin entusiasmo, cerrando la laptop y cruzando los brazos, claramente incómodo por la visita inesperada.
-¿Qué quieres, Val? -preguntó Vox, tratando de mantener la conversación corta y sin alteraciones.
Valentino, en lugar de su habitual arrogancia, adoptó un aire más serio mientras tomaba asiento en una de las sillas de la habitación. A pesar de su actitud relajada, había un brillo calculador en sus ojos.
-He estado investigando un poco sobre tu "amiguito" -dijo con una voz tranquila, pero claramente intentando provocar una reacción en Vox.
Vox lo miró sin cambiar de expresión. Ya había aprendido a no darle demasiada cuerda a Valentino cuando comenzaba con este tipo de insinuaciones. Sabía que lo que quería era sacarlo de quicio, y no le iba a dar el placer.
-¿Y? -respondió Vox sin interés aparente-. ¿Qué fue lo que encontraste?
Valentino sonrió, viendo que Vox no mordía el anzuelo tan fácil. Se inclinó hacia adelante, juntando las manos mientras continuaba.
-Bueno, resulta que tu ciervo no es tan común como parece. Es un híbrido. Algo raro, difícil de encontrar. Esa mezcla entre humano y animal... podría ser valiosa para ciertos mercados, si sabes a lo que me refiero -su tono era casual, pero la insinuación estaba claramente dirigida a incomodar a Vox.
Los ojos de Vox brillaron peligrosamente, pero su expresión permaneció tranquila. Sabía de qué hablaba Valentino, y la sola idea de que pudiera estar pensando en explotar a Alastor lo enfurecía, pero se contuvo. No quería despertar a Alastor ni hacerlo sentir incómodo.
-¿Y qué con eso? -dijo Vox, sin dar señales de interés-. No me importa lo que sea o de dónde venga. Es asunto mío, Val. No el tuyo.
Valentino levantó una ceja, sorprendido por la falta de reacción. Normalmente, alguien habría entrado en pánico ante la idea de que su secreto fuera descubierto. Pero Vox seguía sereno, lo que comenzaba a fastidiar a Valentino.
-Oh, vamos, Vox. Sabes que no soy del tipo que hace algo sin razón -insistió Val, sus ojos brillando con astucia-. No te estoy diciendo que lo vendas, pero si lo estudias, podrías obtener algo de beneficio... o al menos, saber exactamente qué tienes en tus manos.
Vox soltó una risa seca, cruzando los brazos.
-Val, me da igual lo que sea Alastor. Lo único que me importa es que esté tranquilo y a salvo. Y si alguna vez te acercas a él como la última vez, no habrá más charlas como esta. Solo asegúrate de mantener las manos lejos de él.
Valentino sonrió de manera forzada, alzando las manos en señal de paz.
-Tranquilo, Vox. No me acerqué para crear problemas esta vez. Solo quería informarte... nada más. -Se levantó de la silla y dio unos pasos hacia la puerta, mirando una vez más hacia el armario donde Alastor dormía profundamente-. Aunque admito que tiene... cierto encanto. Raro, pero interesante.
Vox no respondió de inmediato, solo lo siguió con la mirada hasta que Valentino finalmente se giró hacia la puerta, dispuesto a marcharse. Antes de salir, lanzó una última mirada a Vox.
-Solo piénsalo. Si alguna vez cambias de opinión... ya sabes dónde encontrarme.
-No va a pasar -respondió Vox, firme, mientras lo veía desaparecer por la puerta.
Cuando la puerta se cerró y el eco de los pasos de Valentino se desvaneció, Vox exhaló, relajando los músculos que había mantenido tensos durante toda la conversación. Se levantó y caminó hacia el armario, abriendo la puerta lentamente para no despertar bruscamente a Alastor.
El hombre-ciervo seguía profundamente dormido, ajeno a todo lo que había ocurrido en la habitación. Vox lo observó en silencio, notando lo vulnerable que se veía, enrollado como un pequeño cervatillo.
Acarició suavemente una de sus orejas, y Alastor movió su cabeza levemente en su sueño, como si buscara el contacto. Vox se sintió aliviado de que Valentino no lo hubiera perturbado esta vez.
-No te preocupes -susurró Vox, más para sí mismo que para Alastor-. No dejaré que nada te pase.
Con eso, cerró el armario con cuidado y volvió a su cama, decidido a mantener a Valentino lo más lejos posible de Alastor.
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‧˚꒰ ℂ𝕚𝕖𝕣𝕧𝕠 ꒱༘ [𝓈𝓉𝒶𝓉𝒾𝒸𝓇𝒶𝒹𝒾💗 ]
RomansaVox estaba de cacería cuando escucha el sollozo de un ciervo a lo lejos. Vox: CEO de Voxtec, pasa la mayor parte de su tiempo en su torre y casi siempre viste trajes elegantes, no se pone perfume. Alastor: Cuerpo con pelaje, no usa ropa. Créditos de...