Capítulo: Descubriendo Límites

136 13 0
                                    

La habitación estaba más tranquila ahora, tras la partida de Valentino. Vox, aliviado de que todo hubiese quedado en una simple interrupción, decidió concentrarse en lo que realmente importaba: Alastor. Ya había preparado una cama para él, colocando unas mantas suaves en el sofá cercano para que estuviera cómodo. Su propia cama también estaba lista para la noche.

Mientras se cambiaba y se ponía su pijama, Vox no pudo evitar notar algo. Alastor, el curioso hombre-ciervo, seguía cubierto solo por su pelaje. Vox frunció el ceño ligeramente, preguntándose si debía hacer algo al respecto. Dormir sin ropa podía ser incómodo, y Vox, siempre preocupado por el bienestar de sus cercanos, pensó que debía asegurarse de que estuviera bien.

Con una mezcla de curiosidad y respeto, Vox se acercó con cuidado. Alastor estaba recostado en el sofá, aparentemente relajado, pero sus ojos seguían alertas, observando cada uno de los movimientos de Vox. El empresario se inclinó un poco, inspeccionando discretamente su cuerpo cubierto de pelaje. Había algo que lo inquietaba: no estaba seguro si Alastor era un macho o una hembra, y eso, en su mente, le parecía una información importante para poder cuidarlo adecuadamente.

Con delicadeza, Vox se inclinó un poco más y, casi con timidez, levantó la pequeña cola de Alastor para intentar descubrirlo. Pero no había calculado la reacción que provocaría. Alastor, en cuanto sintió el contacto, se tensó y, en un rápido movimiento, se apartó de un salto, colocándose de pie en el sofá. Sus ojos marrones lo miraban con una mezcla de sorpresa y furia, sus orejas tiesas por el susto.

-¡Espera, espera! -dijo Vox alzando las manos en señal de rendición. -Lo siento, lo siento, no era mi intención... Solo quería... asegurarme de... de qué eres... ya sabes... por si necesitas algo diferente... -Se rascó la nuca, incómodo con la situación. Alastor lo miraba fijamente, claramente molesto por la invasión de su espacio personal.

Tratando de enmendar su error, Vox corrió hacia su armario y sacó una pijama roja, sencilla pero acogedora. Se acercó a Alastor con las manos extendidas, intentando parecer lo más amigable y respetuoso posible.

-Toma, pensé que quizá te gustaría usar esto -le dijo, ofreciéndole la prenda. Alastor lo miró, pero no hizo ningún intento por tomarla. De hecho, su expresión no había cambiado mucho desde que Vox lo había asustado. El enfado seguía en su rostro, y parecía haber decidido que no estaba de humor para vestirse.

Alastor simplemente lo miró con una mezcla de reproche y desconfianza, sin moverse ni un centímetro. Luego, con un suspiro corto y casi resignado, se recostó de nuevo en el sofá, ignorando por completo la pijama que Vox le ofrecía. Estaba claro que no tenía ninguna intención de usar ropa humana, por lo menos no esa noche.

Vox, viendo que Alastor no aceptaba el gesto, dejó la prenda en una silla cercana y suspiró.

-Está bien, como quieras... -murmuró, algo avergonzado por el malentendido. Se dio la vuelta y caminó hacia su propia cama, apagando las luces a medida que se acomodaba bajo las sábanas. A pesar del pequeño incidente, había algo adorable en la testarudez de Alastor, en cómo se había recostado de nuevo, claramente molesto pero determinado a seguir durmiendo como él quería.

Mientras la habitación quedaba en silencio, Vox no pudo evitar sonreír en la oscuridad. Quizás la convivencia sería algo difícil al principio, pero ya empezaba a acostumbrarse a los inesperados encantos de Alastor.

‧˚꒰ ℂ𝕚𝕖𝕣𝕧𝕠 ꒱༘    [𝓈𝓉𝒶𝓉𝒾𝒸𝓇𝒶𝒹𝒾💗 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora