Capítulo: La Noche Silenciosa

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La oscuridad cayó lentamente sobre la ciudad, y el silencio de la noche llenó el espacio que compartían Vox y Alastor. Vox había intentado mantener la calma desde la última conversación, pero cada vez que sus ojos se posaban en Alastor, sentía una oleada de emociones que no sabía cómo manejar. Las cosas se habían vuelto complicadas, y su mente estaba enredada en pensamientos que no podía ordenar.

Alastor, por otro lado, parecía menos afectado por el caos emocional de Vox. Aún mantenía ese aire inocente, haciendo preguntas con la misma curiosidad que siempre había tenido, como si hablar ahora fuera algo completamente natural. Vox no podía evitar observarlo de reojo mientras el ciervo realizaba sus acciones cotidianas: explorar los objetos en la habitación, acercarse al ventanal para ver la luna y, de vez en cuando, acercarse a Vox con alguna pequeña pregunta.

-¿Por qué está el cielo tan oscuro esta noche? -preguntó Alastor, mirando por la ventana.

Vox apenas respondió, su mente aún enredada en el peso de los eventos recientes.

-Es... solo una noche sin luna llena -dijo, sin mucho ánimo, manteniendo su mirada fija en su teléfono, aunque no estaba leyendo nada.

A lo largo de la noche, Alastor seguía haciendo preguntas, como si no percibiera la incomodidad de Vox. No eran preguntas intrusivas ni complicadas, solo simples curiosidades: el sonido de los autos en la distancia, el ruido de la calefacción encendiéndose, por qué algunos objetos de la casa emitían pequeños destellos de luz en la oscuridad. Vox respondía a duras penas, manteniendo sus respuestas cortas y evitando mirarlo directamente. Pero siempre estaba pendiente, observando de reojo, como si cualquier cosa que Alastor hiciera fuera una pista para entenderlo mejor.

Cuando llegó la hora de dormir, el silencio entre ellos se hizo más profundo. Vox se tumbó en su cama, girando hacia un lado para evitar tener que mirarlo, su mente ocupada en mil pensamientos. Alastor, por su parte, permanecía de pie junto a la cama, sus orejas ligeramente inclinadas hacia abajo mientras miraba a Vox, como si estuviera esperando algo. Vox podía sentir su presencia sin necesidad de mirarlo, y la incomodidad comenzó a crecer en su pecho.

Alastor, al ver que Vox no decía nada, finalmente dio un pequeño paso hacia la cama, como si quisiera pedirle algo. Después de un momento de duda, habló en un tono suave y algo tímido.

-¿Puedo... dormir contigo esta noche?

Vox se tensó inmediatamente. No era una pregunta con malicia ni doble intención; era solo una petición inocente, un deseo de cercanía. Pero todo lo que había ocurrido en las últimas horas hacía que esa petición se sintiera cargada de una presión que Vox no podía manejar.

-Alastor... -comenzó Vox, tratando de mantener la calma en su voz, pero su tono delataba su incomodidad.

No terminó la frase. No sabía cómo continuar. Alastor, al captar la incomodidad, inclinó la cabeza hacia un lado, confundido, sus grandes ojos reflejando un atisbo de tristeza. Vox no podía mirarlo directamente. Se sentía atrapado entre el deseo de no herirlo y su propia incapacidad para manejar la situación.

El silencio entre ellos se hizo más denso, y finalmente, Alastor tomó la decisión por sí mismo. Sin decir nada más, dio media vuelta y caminó hacia el armario donde había estado durmiendo las últimas noches. La tristeza era evidente en sus movimientos, pero no protestó ni intentó insistir. Simplemente abrió la puerta del armario, se metió dentro y cerró la puerta suavemente tras de sí.

Vox permaneció quieto en la cama, mirando hacia la pared mientras el sonido del cierre del armario resonaba en la habitación. Sabía que había lastimado a Alastor, aunque no era su intención. Algo en su interior le decía que estaba haciendo lo correcto al mantener esa distancia, pero al mismo tiempo, no podía ignorar el nudo en su pecho, ese sentimiento de haber fallado de alguna manera.

Pasaron varios minutos en silencio, y aunque Vox intentaba conciliar el sueño, su mente no dejaba de darle vueltas a todo lo que había ocurrido. Los sonidos de la respiración de Alastor, apenas audibles desde el armario, eran lo único que rompía el silencio de la noche.

Finalmente, Vox se giró en la cama y miró hacia el armario cerrado. Una parte de él quería levantarse, abrir la puerta y decirle a Alastor que podía quedarse con él, pero algo lo detenía. Ese miedo persistente, esa sensación de no saber cómo manejar todo lo que estaba sucediendo, lo mantenía anclado en su lugar.

Alastor, por su parte, estaba acurrucado en el pequeño espacio del armario. Aunque había encontrado algo de consuelo en su refugio habitual, no podía ignorar la tristeza que lo embargaba. Había esperado que, después de todo lo que había pasado, Vox pudiera aceptarlo más cerca, pero esa distancia seguía siendo palpable. Con un suspiro profundo, cerró los ojos, intentando dormir, aunque la incomodidad en su pecho le impedía relajarse por completo.

Esa noche, ambos estaban más cerca que nunca, pero al mismo tiempo, más distantes que lo que habían estado antes. Y mientras la luna llena se escondía detrás de las nubes, la tensión entre ellos seguía creciendo, como una marea que aún no había alcanzado su punto máximo.

‧˚꒰ ℂ𝕚𝕖𝕣𝕧𝕠 ꒱༘    [𝓈𝓉𝒶𝓉𝒾𝒸𝓇𝒶𝒹𝒾💗 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora