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Capítulo: La Calma de la Medianoche

La noche había sido tranquila para Vox, quien había logrado dormirse profundamente al lado de Alastor. La habitación estaba en calma, iluminada tenuemente por la luz de la luna que se filtraba a través de las cortinas. Vox se sintió reconfortado al tener a Alastor a su lado, su respiración regular y tranquila indicaba que el hombre-ciervo estaba descansando bien.

Sin embargo, en medio de la noche, Vox se despertó al escuchar un sonido sutil, como un sollozo bajo y triste. Confuso y somnoliento, se giró hacia Alastor y se dio cuenta de que su compañero estaba temblando ligeramente, con su rostro arrugado en una mueca de angustia. Al parecer, incluso en sus sueños, el hombre-ciervo estaba luchando con alguna inquietud o dolor.

Vox, con el corazón apesadumbrado al ver la angustia de Alastor, se inclinó hacia él, tratando de no hacer ruido. Se sentó en la cama y extendió una mano, tocando suavemente el brazo de Alastor. Este movimiento hizo que Alastor soltara un sollozo más fuerte, su cuerpo aún temblando mientras parecía sumido en un sueño inquieto.

-Shh... Alastor, estoy aquí -murmuró Vox, intentando calmarlo con una voz suave y tranquilizadora.

Con delicadeza, Vox tomó la mano de Alastor, entrelazando sus dedos con los suyos. Sintió la calidez del pelaje bajo su toque, y con una leve presión, intentó transmitirle calma y seguridad. Al principio, Alastor no reaccionó, pero Vox no se desanimó. Empezó a acariciar suavemente la mano de Alastor, trazando pequeños círculos con su pulgar sobre la piel.

La angustia en el rostro de Alastor comenzó a suavizarse poco a poco. Vox lo observó con ternura, notando cómo el temblor en su cuerpo empezaba a disminuir. Sabiendo que la calma y el consuelo eran lo único que podía ofrecerle en ese momento, Vox continuó con sus caricias, moviéndose con suavidad para no despertar completamente a Alastor.

Después de unos minutos, Vox se inclinó más cerca, abrazando a Alastor con un brazo. Su contacto era cálido y reconfortante, y Vox envolvió al hombre-ciervo en un abrazo suave y cuidadoso. Con el otro brazo, le acarició la espalda, sintiendo cómo los temblores gradualmente se disipaban.

-Todo está bien, Alastor. Estoy aquí contigo -dijo Vox en un susurro, su voz llena de ternura y preocupación.

Alastor, aún en el sueño, pareció responder a la cercanía y al cariño. Sus sollozos se fueron desvaneciendo lentamente, y su respiración se hizo más regular. Vox notó cómo el cuerpo de Alastor se relajaba, sus músculos tensos dejaban de serlo mientras seguía con sus caricias suaves.

Vox se acomodó en la cama, atrayendo a Alastor más cerca de él. Mientras lo abrazaba, sintió que su propio corazón se calmaba, como si estuviera compartiendo la tranquilidad que le ofrecía a Alastor. La ternura del momento lo envolvía, y a pesar de la preocupación, sentía una profunda conexión con el hombre-ciervo.

Los minutos pasaron, y Vox continuó con su tarea de consolar a Alastor. Cada vez que un sollozo leve surgía, Vox respondía con un suave murmullo y una caricia adicional, reforzando el vínculo entre ellos. Finalmente, Alastor dejó de temblar por completo, y su respiración se volvió profunda y regular. Vox, satisfecho al ver que su amigo finalmente encontraba paz, también sintió que sus propios músculos se relajaban.

Vox se recostó en la cama, con Alastor aún en sus brazos. Miró hacia el techo, sintiendo la calidez de la presencia de Alastor contra su pecho. El momento era tierno y significativo, y Vox se permitió disfrutar de la sensación de tener a alguien a quien cuidar y proteger.

La noche siguió su curso en calma, con Vox y Alastor envueltos en un abrazo reconfortante. Los sueños del hombre-ciervo ahora eran más tranquilos, y Vox se quedó a su lado, sintiendo una mezcla de satisfacción y cariño mientras la luna continuaba brillando en la oscuridad.

Ambos dormían profundamente, rodeados por la tranquilidad de la noche, con Vox manteniendo a Alastor en sus brazos, asegurándole que, aunque el mundo fuera a menudo incierto, al menos en ese momento, él siempre tendría a alguien a su lado para consolarlo.