Valentino entró furioso a su torre, la cual se encontraba iluminada por luces de neón y llena de ecos de su propia presencia. Cerró la puerta de un portazo, el sonido resonando por los pasillos vacíos. Su frustración era evidente. Había planeado cuidadosamente su visita a Vox, pensando que podría salirse con la suya, pero todo había sido un completo desastre.
-¡Maldito Vox! -gritó, lanzando una lámpara contra la pared. Los fragmentos de vidrio cayeron al suelo, esparcidos como los trozos de su orgullo herido.
Valentino se dejó caer pesadamente en un sofá de cuero, su expresión enojada mientras tamborileaba los dedos contra el apoyabrazos. Recordó a Alastor, esa pequeña criatura con su aire inocente, su pelaje esponjoso y su mirada vulnerable. Perfecto para lo que Valentino tenía en mente: un nuevo proyecto, algo diferente para sus películas. Había imaginado a Alastor siendo la estrella, con esa rara mezcla de dulzura e inocencia que tanto buscaba para su próximo gran éxito.
Pero Vox, con su maldita sobreprotección, lo había arruinado. No había manera de que Alastor cayera en sus manos si Vox seguía vigilándolo tan de cerca. Se enfurecía solo de pensarlo.
-Podría haber sido perfecto... ¡Maldita sea! -gritó, golpeando el sofá con el puño. El eco de su berrinche rebotó en las paredes de la torre.
Valentino se levantó de un salto, comenzando a caminar de un lado a otro. Sus pensamientos eran un torbellino de ideas frustradas, rabia contenida y estrategias para el futuro. Sabía que Vox no iba a ceder fácilmente. Era terco, y mientras él estuviera cuidando a Alastor, no tendría la menor oportunidad de acercarse a esa pequeña criatura.
-Vox cree que puede protegerlo para siempre... -murmuró entre dientes, furioso-. Pero nada dura para siempre.
Se acercó a una de las grandes ventanas de su torre, mirando la ciudad brillante bajo sus pies. Las luces parpadeantes de neón lo hipnotizaban, pero su mente seguía maquinando cómo podría lograr lo que quería.
La imagen de Alastor aparecía en su cabeza. Ese ser tan extraño y encantador. No solo lo veía como un valioso activo para sus películas, sino que había algo más en él que lo intrigaba profundamente. Algo en su inocencia y pureza, en la manera en que sus ojos grandes y brillantes miraban el mundo, lo hacía destacar entre cualquier otro. Era un reto tentador. Pero ahora, con Vox cuidándolo, Valentino sabía que tendría que cambiar su estrategia.
-No puedo ir directo. Tendré que esperar... ser paciente -se dijo, su tono frustrado comenzando a calmarse lentamente.
La palabra "paciencia" no era algo que Valentino manejara con frecuencia. Estaba acostumbrado a conseguir lo que quería, cuando lo quería. Pero esta vez, algo le decía que debía jugar a largo plazo. Después de todo, Vox no podía estar todo el tiempo junto a Alastor. Y en algún momento, habría una oportunidad.
-Sí, solo es cuestión de tiempo... -murmuró, su rostro adoptando una sonrisa retorcida.
Valentino dejó escapar un largo suspiro y se dejó caer nuevamente en el sofá. Encendió uno de sus cigarrillos, la brasa roja iluminando sus ojos mientras contemplaba el humo ascendente. Sabía que la espera sería difícil, pero lo haría. Era paciente cuando la recompensa era lo suficientemente grande. Y Alastor era, sin duda, una recompensa que valía la pena.
-Un poco de paciencia... y ese pequeño será mío -dijo para sí mismo, con una sonrisa oscura mientras exhalaba el humo. Sabía que con el tiempo, Vox bajaría la guardia, y cuando eso sucediera, él estaría listo.
Por ahora, el plan era claro: observar, esperar y cuando llegara el momento, actuar.
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‧˚꒰ ℂ𝕚𝕖𝕣𝕧𝕠 ꒱༘ [𝓈𝓉𝒶𝓉𝒾𝒸𝓇𝒶𝒹𝒾💗 ]
RomanceVox estaba de cacería cuando escucha el sollozo de un ciervo a lo lejos. Vox: CEO de Voxtec, pasa la mayor parte de su tiempo en su torre y casi siempre viste trajes elegantes, no se pone perfume. Alastor: Cuerpo con pelaje, no usa ropa. Créditos de...