Seraphina estaba sentada junto a la mesa del estudio, con un cuaderno frente a ella. La luz que entraba por la ventana iluminaba el espacio, y Fiamma estaba a su lado, observando atentamente.
Sin embargo, no había estado prestando la atención que su madre hubiese querido, de eso estaba completamente segura.
—Es importante que practiques tu firma, querida —dijo Fiamma, trazando suavemente su propia firma en el papel como ejemplo—. Cualquier buen soberano necesita una firma prolija. Es una parte de tu identidad.
Seraphina asintió, tratando de enfocar su mente en la tarea.
—¿Así? —preguntó, haciendo un trazo decidido.
Fiamma sonrió, satisfecha.
—Casi, pero recuerda, hay que ser más elegante. La gente te recordará no solo por tus decisiones, sino también por cómo te presentas.
Sera quería preguntarle que caso tenía todo aquello. Ambas sabían que ni siquiera eran parte del consejo, que aún debían afrontar la votación, y la respuesta de las Casas Sagradas a sus peticiones o más bien suplicas por ayuda.
Justo en ese momento, Theodore irrumpió la conversación con una sonrisa traviesa.
—¿Qué tal si yo hago un dibujo para practicar? —dijo, sacando un trozo de papel de su libreta—. ¡Mira esto!
Levantó el papel para revelar un dibujo caricaturesco de un hombre con una gran nariz y orejas enormes. Fiamma arqueó una ceja, aunque la diversión en su rostro no podía ocultarse.
—Theo, ¿de verdad piensas que eso es apropiado? —lo regañó, aunque la risa se escapaba de sus labios.
—Vamos, madre —dijo Theo, riendo—. El arte debe ser libre. Este es un retrato de nuestro querido príncipe Sylas. ¿No es un bien parecido?
Seraphina soltó una risa, cubriéndose la boca con la mano para ahogar el sonido.
Fiamma alzó una ceja:— Deja de hacerte el bufón, Theodore.
— ¿Acaso mi propia madre no cree que tenga talento para el arte?
— Yo creo que eres muy talentoso, hermanito.— respondió Sera con una sonrisa maliciosa.— ¿Por que no dibujas a Nyssa ahora?
Theo le lanzó una mirada de advertencia, y Sera volvió a reír.
— ¿Y que te parece si tu dibujas a Ca...?
— Ya basta, los dos.— los interrumpió su madre.— Dejen de comportarse como niños.
Miró a Seraphina con una expresión seria.
—Ahora, hablemos de cosas más importantes. ¿Cómo va tu cortejo con Roland? ¿Se están empezando a conocer?
Seraphina sintió que el calor subía a sus mejillas al recordar la conversación que tuvo con Roland. Él siempre era educado y cortés, incluso le daba un beso en el dorso de la mano antes de irse cada vez que se veían. Sin embargo, cuando él intentaba acercarse, ella lo alejaba.
— No demasiado, pero creo que le gusto. —dijo, intentando sonar casual.
Fiamma asintió, una mirada orgullosa en sus ojos, pero Seraphina sentía que su mente comenzaba a divagar hacia Caden. Detestaba a su tan odiosa mente. Debía encontrar la forma de acercarse a él, de convencerlo de votar por ellos el día del consejo. Pero, ¿Cómo?
Mientras la lección continuaba, Sera luchó por mantener su concentración. Las palabras de su madre se mezclaban con sus pensamientos. ¿Qué tipo de soberana sería si no podía convencer a una sola persona de estar de su lado?
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Heraldo de Brasas (1)
FantasyEn un reino desgarrado por la guerra, el nombre de Seraphina Ashborne es recordado como una sombra del pasado. Se creía que la hija del Fénix había caído en la batalla, pero su destino no terminó allí. Exiliada en las tierras de Pyros, decide volver...