La música en la pista de baile continuaba con la elegancia característica de estos eventos. Caden giraba con Aurelia en sus brazos, su prometida, aunque el esa palabra nunca le había parecido más distante. La pieza avanzaba en un silencio incómodo entre ambos. Ninguno de los dos parecía estar realmente presente en el momento.
El silencio persistió hasta que la pieza finalizó. Caden rompió la tensión:
—Te ves linda con ese vestido.
Era un cumplido sincero, aunque en su boca sonaba vacío.
—Odio los vestidos —dijo ella, sin más preámbulos, y se soltó de su brazo, alejándose sin mirar atrás.
Caden la observó irse aliviado. Era evidente que ella no quería estar allí más que él. Sus ojos vagaron por la sala, buscando algo —o mejor dicho, alguien. Fue entonces cuando los encontró. Alaric Leostone y Seraphina bailaban juntos, girando con gracia en medio de la pista.
Sin pensarlo dos veces, Caden buscó una distracción. Giró sobre sus talones y localizó a Devi, quien acababa de terminar su baile con el líder de los Tíogar. Se acercó a ella con una sonrisa cordial y extendió una mano.
—¿Me concede este baile, Lady Devi? —preguntó.
Devi sonrió, divertida, y aceptó la invitación. Caden la guio a la pista con un aire mucho más ligero de lo que realmente sentía en su interior. A medida que la música comenzaba nuevamente, ambos se movían con una fluidez que sorprendía a los que los observaban.
—Theo es una persona increíble —dijo Caden, mientras la hacía girar suavemente—. Estoy seguro de que tendrán un matrimonio hermoso.
Devi asintió, su expresión tranquila pero con un brillo cálido en sus ojos.
—Los Ashborne son una familia increíble —respondió ella, con un tono sincero—. Me siento afortunada de unirme a ellos.
Caden coincidió con un leve asentimiento, manteniendo su mirada en la de Devi.
Ella lo miró con una chispa de picardía en sus ojos antes de añadir:—Aunque, Caden... deberías tener cuidado con cómo miras a Sera. Todo el mundo va a notarlo.
Las palabras cayeron como una piedra en el pecho de Caden. Sus músculos se tensaron al instante. Aunque su rostro permanecía impasible, por dentro su mente comenzaba a girar rápidamente, buscando una respuesta adecuada.
—No hay nada entre nosotros —respondió Caden, quizás un poco más rápido de lo que hubiera querido.
Devi arqueó una ceja, como si no le creyera del todo, pero no insistió más. Justo en ese momento, la música se detuvo, marcando el final de la pieza. Caden soltó a Devi con una reverencia respetuosa, pero cuando levantó la cabeza, su corazón se detuvo.
Allí estaba Sera. De pie frente a él. Se miraron durante varios segundos que parecieron eternos, cada uno sosteniendo la mirada del otro como si fueran las únicas personas en el salón.
—¿Me concede este baile? —preguntó Caden, su voz baja, casi íntima, rompiendo la distancia entre ellos.
Seraphina lo miró con una frialdad que lo desconcertó. Su actitud había cambiado, y Caden no podía evitar preguntarse qué era. Sin embargo, ella asintió, extendiendo su mano, y pronto estaban en el centro de la pista, girando en silencio.
El mundo pareció ralentizarse a su alrededor mientras bailaban. Los ojos de Caden no se apartaban de los de Seraphina, tratando de descifrar el frío que emanaba de ella, mientras que cada roce de sus manos encendía chispas dentro de él. La mano de Caden en la cintura de Sera parecía arder, como si su piel pudiera sentir la conexión que siempre había estado presente entre ellos, pero que ahora se hacía más intensa con cada segundo que pasaba.
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Heraldo de Brasas (1)
FantasyEn un reino desgarrado por la guerra, el nombre de Seraphina Ashborne es recordado como una sombra del pasado. Se creía que la hija del Fénix había caído en la batalla, pero su destino no terminó allí. Exiliada en las tierras de Pyros, decide volver...