Capítulo 32

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Theo se encontraba frente al espejo, luchando con los botones de su traje de boda. El atuendo era elegante: un chaleco de color crema adornado con bordados plateados, y una capa roja con el emblema del ciervo grabado en la tela. Pero, a pesar de la belleza del traje, Theo no podía evitar sentirse incómodo. No solo por lo ajustado del cuello, sino porque la ocasión le hacía sentir una presión que jamás había experimentado. Lo intentó de nuevo, pero sus manos temblorosas no ayudaban.

Frustrado, soltó un suspiro y dejó caer los brazos.

—¿Problemas? —la voz de Caden llegó desde la puerta.

Theo levantó la vista, sorprendido por su aparición. El joven lobo estaba ahí, apoyado en el marco de la puerta, con los brazos cruzados sobre el pecho.

—Sí, bastante — confesó, señalando los botones que no había podido abrochar—. No sé cómo demonios voy a sobrevivir este día si ni siquiera puedo vestirme solo.

Caden entró en la habitación y, con su usual elegancia distante, se acercó para ayudarlo. Ajustaba los botones y el chaleco con precisión, pero su silencio indicaba que estaba pensando en otras cosas.

—Anoche... besé a Nyssa —dijo Theo, soltando las palabras de golpe, sin meditar mucho en cómo sonaría.

Caden se detuvo, sus manos a medio camino de ajustar el cuello de Theo. Levantó la vista lentamente, con esa mirada gris penetrante.

—¿Anoche? —preguntó desconcertado.— ¿A mi hermana Nyssa?

Theo asintió, sintiendo cómo el aire en la habitación parecía haberse vuelto más asfixiante.

—Sí, no lo fue planee, simplemente... pasó.

El silencio que siguió fue largo. Caden terminó de abrochar el chaleco, y luego se apartó un poco, observando a Theo como si lo evaluara con nuevos ojos.

—¿Sientes algo por ella?

—No lo sé. Apenas la conozco. Nyssa siempre ha sido... distante.

Caden permaneció en silencio, pensativo. Sus pensamientos volaron hacia Seraphina. Él tampoco la conocía tanto como debería, pero la intensidad de lo que sentía por ella iba más allá de lo racional.

Y besarla... tan solo el pensamiento le quitaba el aliento.

—Tienes una responsabilidad ahora —dijo finalmente, alejando cualquier reflexión personal—. Estás a punto de casarte con Devi Hartwood. Si tu amor por Nyssa es lo suficientemente grande como para arriesgar tu casa y la alianza que vas a forjar con los Hartwood, entonces...

Theo lo interrumpió, sacudiendo la cabeza rápidamente.

—No, nada es más importante que mi familia. Siempre lo ha sido, y siempre lo será.

Caden lo miró unos segundos más, como si estuviera analizando cada palabra que decía, y finalmente asintió.

—Entonces deja de preocuparte por eso. Las cosas se ordenarán solas si tienes claro lo que quieres.

Theo suspiró, pero antes de que pudiera responder, la puerta se abrió de golpe, y la presencia imponente de Fiamma llenó la habitación. Había tensión en el aire en cuanto ella entró. Su mirada pasó brevemente por Caden, y aunque intentó ocultarlo, la desaprobación en sus ojos era evidente.

—¿Todo listo? —preguntó con una sonrisa que solo se dirigió a Theo—. La ceremonia está por comenzar, y todos te esperan.

—Sí, casi listo

Con una leve inclinación de cabeza, Caden pidió permiso para retirarse.

—Nos vemos en el salón —dijo a Theo, mientras salía de la habitación con pasos silenciosos.

Heraldo de Brasas (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora