14.3 Charles Leclerc

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**Carlos:**

– Lando, todos nos alejamos un poco. No es tu culpa, ninguno de nosotros vio venir esto. Charles necesita aclararlo, necesita hablar con ella antes de que sea demasiado tarde. ¿Dónde podría haberse ido?

**Lando:** *[Silencio mientras piensa. De repente, suena un clic en su mente.]*

– Espera... tal vez... tal vez se fue al antiguo departamento, el que tenía antes de estar con Charles. Ya sabes, el que ahora es de su mamá.

**Carlos:**

– ¿El de su madre? ¿Crees que iría ahí?

**Lando:**

– Tiene sentido. Ese lugar es como su refugio, donde va cuando necesita espacio, cuando las cosas se complican. Además, su madre es la única persona que probablemente no la va a juzgar ni hacer preguntas.

**Carlos:**

– *[Con un poco de esperanza]* Tiene lógica... Lo malo es que si está ahí, Charles no puede simplemente aparecerse. Necesitamos asegurarnos antes de que no la espante más.

**Lando:**

– Yo puedo ir. Si ella está ahí, no se asustará tanto si me ve a mí. Puedo intentar hablar con ella, ver si está dispuesta a escuchar a Charles. No sé cómo lo va a tomar, pero lo intentaré.

**Carlos:**

– Gracias, Lando. Sabes que es importante para todos, pero para Charles más que nada. Solo asegúrate de que sepa que todo fue un malentendido.

**Lando:**

– Lo haré. Y... Carlos, lo siento de verdad. Sé que también te afecta ver todo esto. Le diré a Suri que tú también estás preocupado por ella.

**Carlos:**

– No te preocupes por mí. Solo asegúrate de que Charles tenga una oportunidad para explicarle.

**Lando:**

– Lo haré. Voy para allá ahora mismo. Te mantengo al tanto.

**Carlos:**

– Gracias, Lando. Te debo una.

**Lando:**

– Todos queremos lo mejor para ellos, Carlos.

Carlos volvió al cuarto donde Charles estaba sentado en la cama, mirando fijamente al suelo. La habitación se sentía pesada, cargada de una mezcla de frustración y dolor. Charles apenas había reaccionado cuando Carlos salió unos minutos antes para hablar con Lando, pero ahora las cosas habían cambiado, y había una pequeña esperanza en el aire.

Carlos se acercó despacio, con una leve determinación en su mirada. Se detuvo frente a Charles, que aún no levantaba la cabeza.

—Charles, no pierdas la esperanza —dijo con firmeza, inclinándose un poco hacia él—. Lando tiene una idea. Cree que Sury puede estar en su antiguo departamento. Todavía hay algo que podemos hacer, pero tienes que levantarte, hermano. Tienes que ir a buscar a tu chica.

Charles finalmente levantó la mirada, sus ojos rojos y llenos de agotamiento. Se veía perdido, pero algo en las palabras de Carlos hizo que un destello de vida volviera a sus ojos.

—No puedes rendirte ahora, Charles. Ella necesita escuchar la verdad de ti, necesita saber lo que realmente estaba pasando. Lo que planeabas hacer. No te quedes aquí sentado, pensando que todo está perdido. Vamos, levántate. Hay que ir por ella.

Charles respiró hondo, luchando contra el nudo en su garganta. Carlos extendió una mano, ofreciéndole apoyo para ponerse de pie. Charles la tomó con fuerza, como si en ese gesto encontrara la energía que le faltaba.

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