El ambiente en la central estaba cargado de tensión. Ares acababa de regresar de un entrenamiento exhaustivo, con el rostro frío y su mirada distante, como era costumbre. Los soldados se apartaban a su paso, reverenciando su presencia, a pesar de que solo tenía 17 años. Él los ignoraba, concentrado únicamente en su misión y en sus propios pensamientos.
En la sala de reuniones, el Ministro Morgan esperaba, rodeado por el general y el coronel Rushman. Había un aura de solemnidad, pero también de tensión. entró sin ceremonias, su porte imponente a pesar de su juventud, y se dirigió directamente a la mesa donde el ministro aguardaba.
-Ares, -comenzó Morgan, con una voz firme pero controlada-, necesitamos que vayas a Italia. Mi hijo Christopher se ha unido a la organización criminal de los Mascherano, y lo quiero de vuelta.
Ares levantó una ceja, mostrando un destello de desprecio en su rostro frío. Su tono era afilado y cargado de sarcasmo cuando respondió.
-¿Quiere que juegue de niñero? -dijo, su voz cargada de burla-. Lo siento, pero soy capitán de la FEMF, no un niñero de adolescentes rebeldes.
El silencio en la sala se hizo presente. El general, quien siempre había tenido un aprecio especial por Ares, y el coronel Rushman se quedaron atónitos por la frialdad con la que este le respondía al mismísimo ministro. Nadie jamás se atrevía a hablarle a un Morgan de esa forma. Pero Ares no era cualquiera, y definitivamente no era alguien que acatara órdenes ciegamente.
El ministro frunció el ceño, claramente irritado, pero Ares continuó, sin ningún indicio de temor.
-Tengo una misión más importante, ministro -declaró, su tono más serio ahora-. Los Petrova, los mayores traficantes de personas del mundo, han estado moviéndose con más fuerza en Europa del Este. Eso es lo que realmente importa, no su hijo consentido.
La tensión en la habitación aumentó. El general León intentó intervenir, con voz calmada pero firme.
-Ares, entiendes la importancia de la familia Morgan en esta operación. Si el ministro te lo pide...
Pero Ares levantó la mano, interrumpiendo al general sin ningún respeto.
-No me importa su importancia -sentenció, sus ojos fríos como el hielo-. Mi prioridad es acabar con los Petrova, no meterme en asuntos familiares. Si quiere que alguien vaya tras su hijo, que envíe a otro. Yo tengo cosas más importantes que hacer.
El rostro de Alex se tensó aún más. El ministro se levantó con brusquedad, y con una voz cargada de advertencia, le dijo:
-Si no aceptas ir por mi hijo, serás dado de baja en la FEMF, seNadie está por encima de las reglas, ni siquiera tú.
Ares lo miró en silencio por un momento, su expresión completamente inescrutable. Luego, una sonrisa helada apareció en su rostro.
-¿Darme de baja? -dijo Ares con un tono sarcástico-. Adelante, inténtelo. Pero eso no le conviene, ministro. Soy el mejor que tiene esta organización, mejor que cualquiera de ustedes, mejor que todos los Morgan juntos. Si yo no estoy en la FEMF, puede que eso no sea un problema para mí, pero sería un gran problema para usted.
El ministro Alex apretó los puños, frustrado por la descarada insolencia de Ares. El general y el coronel intercambiaron miradas tensas, sin saber cómo proceder. La atmósfera era casi insoportable por la intensidad.
Y con eso dio un paso hacia la puerta, sin esperar respuesta, mostrando su total desprecio hacia las amenazas. Antes de salir, miró al ministro una última vez.
-Recuerde esto, ministro -dijo con una voz fría y definitiva-. Yo siempre gano.
Sin más, salió de la sala, dejando a todos detrás, mientras su mente ya se enfocaba en lo que realmente importaba: su misión con los Petrova.
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El dragón
Fanfic"Ares Galanis, el enigmático líder de Los Dragones, se sentaba en su trono , sus ojos azules brillantes dominando la habitación con una autoridad implacable. Su cabello negro y despeinado caía sobre su frente, y su sonrisa era una mueca de desdén qu...