El coronel Galanis estaba en su oficina en Grecia, revisando sus planes y operaciones, cuando una llamada interrumpió su concentración. Era el General León.
-Ares, necesito que vayas a Rusia. Tienes una misión -dijo el General, sin más explicaciones.
No pidió detalles. Las órdenes eran claras y directas, y no le interesaban las justificaciones. Colgó el teléfono, se puso de pie y se dirigió al vestidor. Tomó su uniforme, con todas sus medallas brillando, no por respeto a nadie más que a sí mismo. Cada insignia representaba una victoria, un asesinato, un trabajo impecablemente ejecutado. El uniforme era su manera de decirle al mundo que él no seguía las reglas, sino que las dictaba.
Horas más tarde, su jet privado despegó hacia Rusia. Mientras sobrevolaba el continente, no pensaba en nada más que en la tarea que le esperaba. Las vidas que podría tomar, las batallas que podrían surgir. Para él, no había otra cosa más que el caos que tanto disfrutaba.
Al aterrizar, un vehículo militar lo esperaba para llevarlo a la base. El aire gélido ruso no le importaba, como tampoco le importaba la bienvenida que le habían preparado. Al llegar, un grupo de soldados y capitanes lo esperaban en formación. bajó del vehículo con un puro encendido en la boca, su mirada helada recorriendo a los presentes sin darles importancia.
Entre ellos, estaba el Capitán Christopher Morgan, pero Ares ni siquiera lo miró. Los saludos y las formalidades no le interesaban. Caminó directamente hacia la entrada de la base, exhalando una nube de humo de su cigarro.
-Coronel Galanis, bienvenido -dijo uno de los capitanes con un tono rígido.
Ares ni se molestó en responder. ¿Por qué lo haría? Para él, esas figuras no eran más que personas irrelevantes. Ellos sabían quién era, y con eso bastaba. Mientras caminaba, podía sentir la tensión en el aire, como si su presencia misma fuera suficiente para alterar el equilibrio del lugar. Disfrutaba ese poder, la sensación de tener a todos pendientes de su próximo movimiento, de saber que podría matarlos a todos si quisiera.
Christopher lo observaba con cautela, consciente de la reputación de Ares. Sabía que el hombre frente a él no era alguien con quien se pudiera negociar o tratar de igual a igual. Pero Ares ni siquiera le concedió una mirada. Para él, todos esos soldados eran insignificantes.
Entró en el salon asignado, sin apuro y sin mostrar ningún respeto por las miradas que lo seguían. Sabía que estaban allí solo para cumplir con un protocolo que le importaba poco. Él estaba aquí para una cosa: su misión.
Entro donde lo esperaba el General Gauna, un hombre que conocía bien. No había demasiada gente que Ares respetara, pero Gauna había demostrado ser un hombre de resultados, y eso era lo único que importaba. Gauna lo saludó con una breve inclinación de cabeza, señalando la silla frente a él.
-Coronel Galanis, hemos estado esperando su llegada -dijo el general sin rodeos-Tenemos una misión que requiere sus habilidades.
Ares se acomodó en la silla sin responder, encendiendo otro puro. No necesitaba responder, y ambos lo sabían.
-La misión será en Siberia -continuó Gauna-. Un objetivo difícil, en un terreno aún más difícil. Temperaturas bajo cero, tormentas de nieve constantes. Este no es un trabajo para cualquiera.
Ares sonrió de manera fría. "Difícil" era justo lo que le gustaba.
-Le asignaremos un equipo -añadió Gauna, inclinándose hacia él-. El Capitán Morgan y el Teniente Lewis lo acompañarán.
Levantó una ceja con desdén al escuchar los nombres. Ya había ignorado a Morgan antes, y el nombre de Lewis no le decía nada. Sin embargo, aceptó sin quejarse. Sabía que, al final, estos acompañantes solo serían herramientas para cumplir su misión, y si no estaban a la altura, simplemente serían prescindibles.
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El dragón
Fanfiction"Ares Galanis, el enigmático líder de Los Dragones, se sentaba en su trono , sus ojos azules brillantes dominando la habitación con una autoridad implacable. Su cabello negro y despeinado caía sobre su frente, y su sonrisa era una mueca de desdén qu...