13. Explicaciones

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El silencio que sigue a la pregunta de Pam es incómodo y pesado, y puedo sentir que David está a punto de decir algo que probablemente solo empeorará la situación. Ella nos mira, visiblemente confundida, con una mezcla de desconcierto y duda en sus ojos. Pero antes de que pueda decir nada, David interviene con su tono siempre bromista, aunque claramente incómodo por el giro que ha tomado la situación.

—Yo también quisiera saber qué está pasando —dice, señalando con un gesto leve de cabeza hacia la rubia que aún está apoyada en el mostrador, observando la escena con una expresión de satisfacción.

Pam frunce el ceño ante el comentario de mi amigo, y por un segundo parece no entender de qué está hablando. Luego, finalmente, sigue la dirección de su mirada y su expresión cambia. Una chispa de reconocimiento cruza sus ojos, y por primera vez, parece relajarse ligeramente.

—Oh... Rezi —dice finalmente, suspirando como si acabara de entender todo—. Ella es mi hermana.

Mi corazón da un vuelo. Hermana. Claro. El alivio me golpea tan fuerte que casi me tambaleo. Todo lo que había imaginado la noche anterior, todo ese miedo irracional a perder a Pam por otra persona, de repente se siente tan ridículo. Sin embargo, antes de que pueda procesar completamente la revelación, David, sin ningún filtro, deja escapar lo que todos estamos pensando.

—¿Hermana ? —pregunta, con una sonrisa traviesa—. No se parecen en nada.

Me apresuro a darle un codazo en el costado antes de que pueda decir algo más inapropiado, rodando los ojos ante su comentario.

—Hey, por favor —le digo en un susurro urgente, aunque mi propia risa nerviosa amenaza con salir.

Pam sonríe con una mezcla de cansancio y paciencia, pero Rezi no parece inmutarse. Se mantiene erguida, observando todo el intercambio con una actitud casi desinteresada, como si estuviera acostumbrada a llamar la atención a donde vaya. Sus ojos azules se clavan en los míos, y por primera vez, ella se dirige directamente a mí.

—Soy Rezi —dice, relajada pero con cierta frialdad que me hace sentir aún más incómoda—. Tú debes ser Elena.

Mi respiración se detiene por un segundo. ¿Cómo sabe mi nombre? Apenas consigo asentir cuando Rezi se gira hacia Pam, con una pequeña sonrisa que me pone los nervios de punta.

—Esta es Elena, ¿verdad? —dice en un tono que claramente oculta algo más—. ¿Tú Elena?

Me congelo en el lugar, completamente descolocada por sus palabras. Miro a Pam, pero ella evita mi mirada por un momento. Mi corazón late con fuerza, esperando una explicación, cualquier cosa que despeje la confusión que crece dentro de mí. Finalmente, Pam suspira y responde en un tono seco, casi indiferente.

—Ya no es mi Elena —dice, sin mirarme directamente, y aunque su tono es casual, esas palabras me golpean más fuerte de lo que esperaba.

Mi pecho se aprieta, y de repente, la tienda, que había sido un lugar donde pensaba que encontraría respuestas, se convierte en un espacio que quiero dejar atrás lo más rápido posible. Pero antes de que pueda moverme, Rezi vuelve a hablar.

—Es hermosa, Pam, pero no se parece en nada a tu última pareja —dice con una sonrisa que me irrita profundamente, como si estuviera jugando un juego del que yo no soy parte.

La tensión se hace insoportable. Mi rostro arde de indignación, pero no sé qué decir, y David parece haber captado que la situación ha dejado de ser divertida. Mi mente se llena de preguntas, de inseguridades que no quiero enfrentar en ese momento.

—Ya nos vamos —digo bruscamente, con una sonrisa forzada hacia David, que parece sorprendida por mi tono. Empiezo a caminar hacia la puerta, deseando salir de allí lo antes posible.

SIRENAS: El legado perdido de La Atlántida. | [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora