23. La confrontación con el pasado

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La decisión se cierne sobre nosotras como una sombra implacable, oscura y amenazante. Pam y yo estamos solas en la pequeña gruta de la playa, donde las olas rompen suavemente contra las paredes de roca, susurrando secretos que solo ella parece entender. La luz de la luna ilumina su rostro con un brillo plateado, y veo en sus ojos una desesperación cruda, un conflicto que no había visto antes, ni siquiera en nuestros momentos más oscuros.

—No hay otra opción —dice finalmente, y su voz es apenas un murmullo cargado de dolor. Sus manos tiemblan ligeramente cuando las aprieta contra su regazo, como si estuviera tratando de contener una tormenta interna—. Si David continúa... si completa el códice y abre el sello principal... —Hace una pausa, sus ojos encontrando los míos con una intensidad que me corta la respiración—. Abyssus no solo será liberado. La Atlántida también lo será.

Mi corazón se detiene al escuchar esas palabras. Durante semanas, hemos estado luchando contra la idea de restaurar la Atlántida, intentando mantener la verdad oculta. Pero ahora... ahora parece que la única manera de detener el caos que David podría desatar es hacer exactamente lo que intentábamos evitar.

—No puedes estar sugiriendo eso —mi voz sale en un susurro quebrado. —Pam, si hacemos lo que dices... si restauramos la Atlántida... —Siento las lágrimas acumularse detrás de mis párpados, pero me esfuerzo por contenerlas. —La profecía se cumplirá. —Las palabras suenan tan finales, tan llenas de tragedia inminente, que siento un peso hundiéndose en mi pecho.

Pam cierra los ojos por un momento, respirando hondo. Cuando los abre de nuevo, su mirada está llena de resignación.

—Lo sé —susurra—. Pero no veo otra manera de protegerte.

Mi estómago se revuelve al escucharla.

—¿Protegerme? —repito con incredulidad. —¿Qué significa eso? ¿Cómo podría...? —Pero me interrumpo, viendo el conflicto en sus ojos, y algo dentro de mí se congela. —Pam... —mi voz es apenas un hilo—, ¿qué tiene que ver mi protección con todo esto?

Pam aparta la mirada, sus manos tensándose hasta que los nudillos se le ponen blancos.

—La profecía... —empieza, y puedo ver cómo cada palabra le cuesta más y más. —Habla sobre el regreso del reino, sí. Pero también... —Su garganta se mueve mientras traga con dificultad. —También menciona un sacrificio.

El miedo me golpea como una ola helada.

—¿Sacrificio? —Mi voz es débil, casi temblorosa. —¿Qué sacrificio?

Me mira con tanta angustia que siento como si mi pecho se desgarrara.

—El regreso de la Atlántida solo puede ocurrir si... —Su voz se quiebra, y veo cómo las lágrimas finalmente se desbordan de sus ojos—. Si la vida de alguien vinculado a su legado se ofrece a las profundidades.

La sangre se congela en mis venas.

—¿Qué estás diciendo? —susurro, sintiendo el terror formarse en mi garganta. —¿Que alguien... tiene que morir? —Las palabras me salen entrecortadas, pero ella asiente lentamente.

—Sí —dice, y la verdad en su voz es como una daga que me atraviesa. —Y si completamos el ritual, Abyssus exigirá ese sacrificio.

El aire se siente pesado, sofocante. La única manera de detener la destrucción sería... ofrecer una vida. Pero ¿de quién? ¿Qué significa eso para nosotros?

—No podemos hacerlo —murmuro, mis pensamientos arremolinándose caóticamente. —No podemos... no puedo dejar que eso pase. —Las lágrimas comienzan a correr por mis mejillas, y Pam se mueve instintivamente para enjuagarlas con sus dedos.

SIRENAS: El legado perdido de La Atlántida. | [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora