05. Bajo la superficie

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El sol de la mañana se cuela tímidamente por las cortinas de la habitación, iluminando el espacio con una luz cálida y suave. Parpadeo lentamente, mi mente aún se siente atrapada entre el sueño y la vigilia. El sonido del mar afuera es un murmullo constante, relajante, pero cuando me doy cuenta de que Pam ya no está a mi lado, una pequeña punzada de tristeza me atraviesa. Me incorporo lentamente, mirando el lado vacío de la cama donde ella debería estar.

Es extraño lo rápido que me había acostumbrado a su presencia, a esa sensación de tranquilidad que me brindó la noche anterior. Había sido tan natural estar con ella, compartir risas, momentos de vulnerabilidad, y ahora su ausencia parece más notable de lo que esperaba.

Suspiro, resignada, y me paso una mano por el cabello, aún algo desorientada por el sueño. Me levanto con pereza, pensando en la expedición que me espera, cuando, de repente, algo en la mesita de noche llama mi atención. Una pequeña notita doblada con cuidado, esperando a ser descubierta. Mi corazón da un pequeño brinco.

Me siento de nuevo en la cama y tomo la nota entre mis dedos, desplegándola con curiosidad y algo de nerviosismo. Deduzco que es la caligrafía de Pam: elegante pero un poco desordenada, como si hubiera escrito con prisa pero sin perder el cuidado en las palabras. Al leerla, una sonrisa involuntaria se forma en mis labios.

"Elena,
Me encantó coincidir contigo anoche.
No quise despertarte, pero tenía cosas que hacer. Si alguna vez tienes ganas de visitarme, estaré en la tienda de antigüedades del puerto. Pregunta por mí.
Por cierto, te ves linda cuando duermes.
—Pam".

Mis labios se curvan aún más al llegar a esa última línea. "Te ves linda cuando duermes." Pam tiene esa manera despreocupada de decir cosas que deberían hacerme sonrojar, pero en lugar de sentirme incómoda, me llena de calidez. Es un gesto simple, pero no puedo evitar que el eco de sus palabras me acompañe mientras doblo la nota con cuidado y la guardo en mi maleta, como si fuera un pequeño recuerdo que no quiero perder.

Me recuesto de nuevo por un momento, sosteniendo la sonrisa que ella me dejó, pensando en cómo la noche anterior había sido inesperadamente perfecta, en su propia forma caótica y borracha. Pam es diferente, una energía que se siente fresca en mi vida, y aunque no tengo idea de qué significan realmente estos sentimientos, sé que quiero verla de nuevo.

La dirección de la tienda está clara en mi mente, como una puerta abierta para otro encuentro. Algo en mí anhela volver a verla, compartir más momentos como el de anoche, aunque no sé exactamente hacia dónde nos llevará esta conexión. Sin embargo, el tiempo me apremia; debo prepararme para la expedición.

Me levanto finalmente de la cama, dejando que los recuerdos de la noche anterior me acompañen mientras me visto. Pero la sensación de esa pequeña nota sigue rondando mi mente, como si Pam hubiera dejado una parte de sí en la habitación, en mis pensamientos.


El aire de la mañana es fresco, y la sensación salina en el ambiente me llena los pulmones con cada respiración. Hoy es el día de la siguiente inmersión, y aunque mis pensamientos aún están parcialmente distraídos por los eventos de la noche anterior, sé que tengo que mantener el enfoque. La expedición ha avanzado, y con cada día que pasa, estamos más cerca de lo que buscamos. Pero, en lo más profundo de mi mente, lo único que realmente quiero es volver a ver a la sirena.

Me reúno con el equipo en el puerto. David ya está allí, preparándose con esa energía tranquila que siempre parece tener, revisando su equipo de buceo y charlando con los profesores. Cuando me acerco, me lanza una mirada divertida, con esa sonrisa cómplice que siempre me dedica cuando nota algo diferente en mí.

SIRENAS: El legado perdido de La Atlántida. | [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora