Novia de Alquiler

XIX

Wednesday había creído que Enid quería que durmieran abrazadas.

Pero mientras le devolvía el beso, sobre ella, en medio de la oscuridad de su habitación, estaba dudando de cuáles fueron las intenciones de su novia.

-Nini... -susurró separándose.

Enid la miró como una cachorra perdida, como una niña abandonada.

-Por favor, Wedny... -pidió en voz baja -. Te lo ruego. Hazme el amor.

Wednesday quería negarse, quería decirle que no, porque sabía que el motivo de Enid en su petición era para olvidarse momentáneamente de lo que le estaba pasando a su hermana. Era para huir de la realidad unos minutos.

Sin embargo, los labios de Enid se apoderaron de su boca una vez más y todo pensamiento racional desapareció de su mente.

Sus manos se deslizaron por la cintura de la muchacha, desnudándola con lentitud, respirando aceleradamente, y sus labios comenzaron a bajar, apoderándose de su cuello, de sus pezones, de la piel en su cadera. Enid gemía en voz baja con los ojos cerrados, acariciándole el cabello a Wednesday mientras esta le quitaba los pantalones, desnudándola de a poco, y volvió a su boca para callarla una vez completada la misión.

Wednesday prosiguió a quitarse la ropa, quedando desnuda unos segundos después, para luego separarle las piernas.

-Eres preciosa -le murmuró Wednesday.

Enid nunca había sido una chica egocéntrica, siempre había creído que no tenía gracia alguna, sin embargo, cuando Wednesday le dijo aquellas palabras, le creyó por unos segundos. Se sentía preciosa bajo la atenta mirada de la rubia.

Le murmuró entrecortadamente dónde estaba el lubricante y Wednesday se estiró hacia su cajón, abriéndolo y sacando de allí la pequeña botellita. La mayor la observó con una ceja ligeramente enarcada.

-¿Ya preparada para esto? -se burló de ella.- ¿Tanto lo estabas esperando?

Quería responderle, sin embargo, no pudo hacerlo cuando Wednesday la comenzó a preparar con sus dedos y el pegajoso líquido, volviéndola una bola de gemidos.

No duró mucho, por supuesto. Wednesday, al verla en ese estado, no era capaz de resistir demasiado, observando el rostro colorado de la menor, los labios entreabiertos y sus ojos húmedos por las lágrimas. Cuando creyó que era suficiente, se acomodó entre sus piernas, juntando sus centros y besó a Enid en la boca para frotarse contra ella, sintiendo las cálidas paredes de su chica uniéndose con las suyas.

Enid era perfecta. Era increíble. Era sólo para ella.

Wednesday no tardó en aumentar la fricción, moviendo sus caderas de arriba hacia abajo, apoyando sus codos en el colchón, sin separarse de su boca.

Pronto la habitación volvió a llenarse de gemidos, jadeos soltados por las dos, la temperatura subiendo, y cuando Wednesday le succionó su punto dulce en el cuello, sin dejar de moverse, Enid gritó el nombre de su novia.

Eso fue suficiente como para que Wednesday acelerara las embestidas, queriendo llegar pronto al orgasmo, correrse sobre Enid.

Lo logró unos segundos después, cuando bajó la cabeza y fue a los pezones rosados de la pelirosa, que chupó y saboreó como si fuese un helado.

-Te quiero -susurró Enid mirándola a los ojos.

Wednesday la besó cuando sintió corrientes eléctricas en su vientre, avisándole que iba a llegar al orgasmo, cosa que ocurrió inmediatamente después.

Jadeó contra la boca de Enid, dándole un apretón en la mano.

Yo también te quiero, quiso decirle, pero las palabras murieron en su boca, quedando atoradas en su garganta.

En cambio, sólo le besó la frente, acariciándole el cabello mientras se recostaba a su lado, atrayéndola a su pecho.

-Mañana iremos a ver a tu hermana juntas -le dijo en voz baja.

Enid asintió, abrazándola por la cintura, sin decir algo más.

Pues sentía que, si abría su boca, rompería a llorar al no oír un te quiero de parte de Wednesday.

Terminamos el maratón por hoy, gracias por leer, lqm<33

Ustedes picaronas: