Wednesday Addams odia las cosas del amor, y sobre todo, las novias. Su madre desea que tenga una pareja para que así sea feliz y deje de ser tan amargada, así que decide "alquilar" a una chica con una preciosa sonrisa, Enid Sinclair, para que sea la...
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A Wednesday nunca le habían gustado los hospitales, porque su padre había muerto en uno años atrás, cuando tenía sólo diez años, luego de ser atropellado por un maldito borracho.
Sin embargo, ver a Enid entrar con su labio temblando, con la mirada perdida, le hizo ahogar el impulso de salir corriendo de allí, y le dio un apretón en la mano en señal de apoyo. No iba a dejar a su novia sola en ese momento, cuando más la necesitaba.
Enid la miró con una sonrisa débil, comenzando a caminar por los pasillos atiborrados de gente, doctores y enfermeras. Le dirigió hasta el piso tres, tocando la puerta de una habitación. Un débil "pase" les indicó que podían entrar, y Enid le dijo que se esperara un momento.
Wednesday, por supuesto, asintió de forma impaciente, aunque se aguantó las ganas de entrar a conocer a la hermana mayor de su chica.
Su chica. Eso sonaba demasiado bien para su propio gusto.
-Hermanitaaaa -dijo Enid al entrar con suavidad, -¿Cómo estás? Te ves muy hermosa hoy.
Una pequeña mentira. La descompensación de su hermana dos días atrás le estaba pasando la cuenta más de lo que quería, poniendo su piel más pálida de lo que realmente era mientras unas ojeras enormes enmarcaban su rostro. Notó, cuando se sentó a su lado y le tomó la mano, la bandeja llena de comida sobre el pequeño velador.
Tragó saliva.
-¿Tú crees? -Sophie la miró, sonriendo forzadamente. -Mi pelo está como paja.
-¿Estás loca? -Enid negó con la cabeza -. Sigues siendo más hermosa que yo, Sophie.
-No digas eso -su hermana se rió-, siempre has sido más linda que yo, Nini. Tienes una sonrisa demasiado bonita.
Enid quería llorar, quería hacerse pequeñita al lado de su hermana, pero sabía que ese no era el momento adecuado para romperse. Así que se limitó a inclinarse, dándole un beso en la mejilla.
-Quiero presentarte a alguien, hermana -le murmuró.- ¿Te acuerdas de la chica con la que me molestaste el otro día? -Sophie asintió, sus apagados ojos iluminándose levemente-. Bueno, ¿adivina qué? Somos novias y quiere conocerte.
-¿Queeeeeeé? -Sophie quiso enderezarse, pero Enid se lo impidió-. ¡Nini! -lloriqueó la chica-. ¡No estoy bonita para conocerla!
-¡Tú siempre te verás bonita! -protestó Enid sonriendo, alejándose y yendo a la puerta. -Te presento a Wednesday Addams, hermana.
La chica se quedó mirando en silencio a la de ojos gatunos, que entró tratando de lucir decente a pesar de estar usando las ropas del día anterior y a su obvia mirada sin emoción. Sophie la examinó de pies a cabeza en tanto Enid se removía en su lugar, un poco incómoda por el repentino silencio.
-Supongo que están utilizando condón -dijo Sophie de pronto, recostandose en la almohada con una sonrisa picarona -. Entre chicas igual hay que cuidarse.
El rostro de Enid enrojeció.
Wednesday sonrió lentamente, sin embargo, y para su fortuna, no dijo nada respecto a ello, sólo inclinó su cabeza antes de decir:
-Un gusto conocerte, Sophie -de forma elegante, se sentó al lado de su cama. -Eres una chica realmente bonita, aunque lamento decir que Nini es más linda.
Santa cachucha, Enid iba a morir en ese momento.
Sophie se rió, encantada.
-¿A qué sí? -concedió Sophie animada.- Nini no sabe el efecto que tiene en las personas.
Los ojos oscuros de Wednesday movieron hacia Enid, observándola sin pudor alguno.
-Claro que no -Wednesday humedeció sus labios. -No es consciente del efecto que tiene sobre mí.
El corazón de Enid comenzó a latir sin control.
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